Patricio Bustamante del proyecto Otras Maneras de Mirar: «Hay mucha discriminación en Chile, la gente no entiende que la baja visión y la ceguera son un amplio espectro»

Escrito por el julio 10, 2023

El académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. Patricio Bustamante, fundó junto a Josefa Ruiz el proyecto innovador Otras Maneras de Mirar, que consiste en la realización de talleres de cine experimental para quienes ven y no ven con los ojos. Patricio comparte su perspectiva sobre este proyecto único y la importancia de ampliar las formas de mirar en el ámbito cinematográfico. Para él, el cine es una forma de habitar el espacio y ahí no existen las barreras. En Radio JGM profundizamos en su trabajo a través de esta entrevista.

Por Sofía Cruces

Patricio Bustamante del proyecto Otras Manera de Mirar: "Hay mucha discriminación en Chile, la gente no entiende que la baja visión y la ceguera son un amplio espectro"

Patricio Bustamante, fotografía por Sofía Cruces.

 

¿Qué piensas de la frase «no hay peor ciego que el que no quiere ver»?

Pienso que es interesante que aparezca la idea de ser un «buen» o un «mal» ciego. De cómo no hay peor ciego que el que no quiere ver, el que no quiere mirar, el que se quiere negar. Eso tiene que ver con la metáfora muy normalizadora respecto del capacitismo. La ceguera como una falta se ocupa muchas veces, también en esta otra frase de «una imagen vale más que mil palabras» u «ojos que no ven, corazón que no siente», por ejemplo. Esa es mucho más ofensiva todavía: «ojos que no ven, corazón que no siente, ¿de verdad? ¿Por qué? ¿Cómo? Son frases capacitistas y óculocentristas. Hay mucha discriminación en Chile, la gente no entiende que la baja visión y la ceguera son un amplio espectro. Para ellos, una persona que anda con bastón y mira un teléfono muy de cerca está mintiendo o no es ciego.

 

-¿Cuándo nació tu interés particular por el cine experimental?

Siempre me ha gustado mucho el cine, desde joven. Estudiaba en el Instituto Nacional y a veces, después de clases, iba al Normandie con amigos a ver películas que habían estado censuradas durante e incluso después de la dictadura. Siempre me ha parecido que el cine es una posibilidad de encontrarse con otros: mucha gente viendo la misma película.

-¿Cómo se armó el equipo de Otras Maneras de Mirar” con Josefa Ruiz?

Con Josefa nos conocimos hace muchos años en un voluntariado de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile y desde entonces nuestra amistad se ha basado en el trabajo. De hecho, antes de formar el colectivo ya habíamos trabajado juntos varias veces en proyectos audiovisuales. Un día tuvimos la idea de hacer una película sobre la baja visión, mostrando la realidad de una persona que relatara su forma de mirar para plasmarlo en la experimentación visual. Postulamos a un proyecto al Fondart y, después de varios intentos, lo ganamos. Durante una derrota, nos dimos cuenta de que tal vez estábamos haciendo las cosas mal y que deberíamos ofrecer un taller de cine accesible para personas con baja visión. Así fue como postulamos y ganamos un Fondo Valentín Letelier (de la U. de Chile) y el Fondart. El primer taller de cine y ceguera se realizó en la Facultad de Medicina y fue una experiencia hermosa. A partir de ahí, hicimos la película Luz y sombras, un trabajo experimental. Luego hicimos Perspectivas Cardinales, un taller de cortometraje para niños y niñas con baja visión y ceguera en los colegios Luis Braille y Santa Lucía. Fue una experiencia maravillosa y los niños quedaron entusiasmados. Más tarde decidimos ampliar el enfoque y ofrecer un taller para personas que ven y no ven con los ojos, buscando la inclusión y la diversidad. Lanzamos una página web y un cuaderno con ejercicios accesibles para cualquier persona. Durante el proceso, hubo diálogos interesantes entre personas que ven y personas que no ven, lo cual fue enriquecedor. Aunque la pandemia nos obligó a conectarnos a través de Zoom, pudimos interactuar con personas de diferentes regiones. Con el tiempo, junto a Josefa hemos hecho el esfuerzo de construir redes y alianzas latinoamericanas. Por ejemplo, tenemos un gran trabajo con México.

-Y a la hora de postular con sus proyectos, ¿cómo han logrado destacarse como un proyecto competitivo frente a otros?

En Chile, el arte y la creación se financian a través de concursos, lo que implica competir, y hemos perdido más de lo que hemos ganado porque este proyecto no es competitivo, nos ha costado mucho. Muchas veces la gente no entiende de qué se trata el proyecto porque, al leerlo por primera vez, dicen: «Bueno, ¿pero cómo? ¿Cine y ceguera?» Es una lógica muy normativa y centrada en la visión. Incluso las personas ciegas, durante el primer taller, preguntaban cómo ellos, siendo ciegos, podrían hacer cine. Paradójicamente, el estreno de nuestra película Luz y Sombra fue en una sala grande de la Cineteca Nacional y fue un éxito. La sala se llenó de gente, hubo personas que se quedaron afuera y tuvieron que irse, otros estaban sentados en las escaleras y algunos de pie. Me impresionó mucho eso. Algunas personas decían: «¡Qué bueno!» y otros decían: «¡Qué malo! Esta película no es inclusiva porque no tiene audiodescripción». Hubo muchas discusiones en torno a la película y fue interesante generar un espacio para el diálogo, porque no se trataba de ser los campeones de la inclusión. Estábamos en un proceso de aprendizaje, con la inquietud de construir un puente para que, a través del área audiovisual y la experimentación, surgieran percepciones que han estado excluidas en la creación artística. En todos los ámbitos, las personas con diversidad funcional, en este caso la ceguera, han sido excluidas de la generación de conocimiento artístico.

Patricio Bustamante del proyecto Otras Manera de Mirar: "Hay mucha discriminación en Chile, la gente no entiende que la baja visión y la ceguera son un amplio espectro"

-¿Cuál es su relación con trabajos similares en otros países?

Compartimos. Gracias a uno de los proyectos, pudimos hacer un intercambio con ellos. Fuimos a México para dar un taller de cine e hicimos un cortometraje que no está en la página, pero existe. Los chicos de Cine Para Imaginar nos enseñaron audiodescripción, que es su experiencia principal. Lo pasamos muy bien, nos hicimos amigos, paseamos y todo, pero en el fondo, lo que hicimos fue llevar a cabo el taller de cine, realizar los cortos y luego audiodescribirlos. De esa manera nosotros creamos los cortometrajes con audiodescripción, que eran muy accesibles porque cualquier persona podía percibirlos. Nuestro cine, al principio, no era tan accesible, era una experiencia más experimental, sonora y menos formal.

¿En qué trabajos previos se han inspirado?

Nos inspiramos en la película Ver y Escuchar, de José Luis Torres Leiva, que es una película en blanco y negro, interesante y hermosa, que muestra el diálogo entre personas sordas y personas ciegas, personas con diversas percepciones. Nos maravillamos con esa película. También nos inspiramos mucho en el trabajo que estaban haciendo los amigos de Cine Para Imaginar y el Laboratorio de lo Invisible. De hecho, como fans, le escribimos a José Luis algo así como «José, nos encantó tu trabajo, vamos a postular a un Fondart y queremos hacer esto, ¿te gustaría participar?» Y él respondió «Sí, sí» y se sumó al proyecto. Con los mexicanos fue lo mismo, éramos fans de ellos y les escribimos «nos encanta su trabajo, hemos notado que son expertos en esto y nos gustaría conocerlos», y ellos respondieron «bueno, claro». Todo esto fue muy positivo, todo surgió desde la colaboración, el intercambio y el compartir inquietudes.

-Con tantas diversidades funcionales y formas diferentes de mirar en los talleres, ¿cómo lograban trabajar en un mismo espacio personas que ven con, por ejemplo, otros que percibían los colores de manera distinta con aquellas que no veían? ¿No había descoordinación?

-Hubo momentos de descoordinación, pero en ese caos estaba la riqueza. Nunca creamos grupos de trabajo separados, uno para personas ciegas y otro para personas con baja visión. No hicimos eso, de hecho, los primeros cortometrajes fueron muy colaborativos: cada persona tenía una idea y podía llevarla a cabo en su proyecto, y el resto colaboraba en aspectos como el sonido o la cámara. En ese proceso participaron personas con diferentes percepciones que fueron comprendiendo que todas eran igualmente válidas. Cada individuo recibe su cuerpo como puede o quiere. En el segundo día, realizamos trabajos grupales y ahí fue un poco más complejo, porque es difícil ponerse de acuerdo colectivamente, y también lo fue en el taller. Sin embargo, convivíamos con todas las formas de mirar, con todas las formas de habitar el espacio.

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