Cecilia Hidalgo, Premio Nacional de Ciencias Naturales: «Existe una falta de visión»

Escrito por el noviembre 16, 2022

Fue una de las primeras en doctorarse en la Universidad de Chile, Premio Nacional de Ciencias y es así como hoy es una de las científicas más relevantes del país gracias a sus estudios e investigaciones. La doctora Cecilia Hidalgo es una investigadora innata, donde la ciencia es uno de los pilares más importantes de su vida.

Por María José Caro

Cecilia Hidalgo, Premio Nacional de Ciencias Naturales: "Existe una falta de visión"

Cecilia Hidalgo, Premio Nacional de Ciencias Naturales: «Existe una falta de visión».

El pasillo de oficinas del Programa de Fisiología y Bioquímica de la Universidad de Chile resalta frente a la antigüedad del edificio. Mientras el vestíbulo del lugar tiene un aspecto sombrío con su cuadro negro del mar y los tonos cafés y azul marino de las puertas, el pasillo al fondo es de un color blanco puro que molesta a la vista. Es cómico que el lugar esté dividido por pabellones, ya que las oficinas blancas recuerdan a un corredor de hospital o un laboratorio.

Todo esto cobra sentido cuando me adentro en este pasillo, ya que aquí se encuentran los docentes, en su mayoría doctores y científicos, del programa. Al mirar dentro de los cubículos se ven escritorios llenos de papeles o microscopios. A la segunda puerta a la derecha se divisa a una mujer mayor de melena grisácea sentada frente a un computador. Resalta su chaleco rojo intenso en aquella habitación teñida de blanco. De reojo parece una docente más, pero en realidad aquella mujer de mirada y tono amable es una de las primeras doctoras de la universidad.

María Cecilia Hidalgo es parte un grupo científicas más destacadas en su ámbito. Nacida en 1941 y con más de cincuenta años de experiencia, fue parte de la tercera generación de bioquímicos de la Universidad de Chile durante los años 60. Sentada en su oficina recuerda su trayectoria escolar y universitaria, comentando con orgullo su rendimiento académico: “Yo era súper buena alumna, siempre me alentaban”.

Fue este rendimiento que la llevó a ser reconocida por sus pares, llegando al laboratorio de Montemar en Valparaíso, donde inició sus estudios junto con el profesor Mario Luxoro, sobre los impulsos nerviosos de la jibia chilena: “Tuve cuarto año con el profesor Luxoro. Yo me saqué un siete con él, así que me invitó a hacer la tesis juntos y ahí llegué a la estación marina de Montemar y ellos me convencieron de hacer el doctorado en Chile”. Esta experiencia la llevó a publicar, con tan solo 27 años, un artículo en la importante revista científica Nature y en 2006 a ganar el Premio Nacional de Ciencias Naturales en Chile por su trayectoria y estudios sobre el calcio.

Para la doctora Hidalgo, la ciencia ha estado presente toda su vida, siendo parte esencial de su niñez. Desde muy temprana edad le interesó la investigación. En medio de sonrisas recuerda sus primeros experimentos y se sorprende al pensar qué la motivó a seguir el camino de la ciencia, ya que en su familia y cercanos no había nadie que trabajara en este ámbito. Sin conocer nada de este rubro, su amor y conexión con la ciencia fue innato, comenzando con aquellos experimentos a los tres años en el patio de su casa cuando llevaba tazas afuera y mezclaba harina y otras sustancias. “Yo quería ser investigadora desde muy chica, siempre supe que iba a ser científica”. Este amor se mantiene hasta hoy, ya que al hablar de su carrera se nota un tono de orgullo e, incluso, ternura al recordar el camino que tuvo que recorrer para llegar a donde está. La ciencia siempre la acompaña, incluso en sus desayunos, ya que en su escritorio se ve una taza blanca con la palabra Bioquímica grabada en ella.

La energía no es solo un concepto

“Yo me había casado cuando estaba haciendo mi doctorado y en septiembre nos fuimos a Estados Unidos. Tenía siete meses de embarazo. Luego me tomé un mes de vacaciones para cuidar a la guagua y después corrí todo el día. Corrí todo el día durante muchos años”. La doctora no puede evitar reírse en mitad de la anécdota y no puedo dejar de pensar que aquella frase define totalmente la labor científica y a la doctora como persona. Para ella, las ciencias son un ámbito en donde la energía es necesaria. Estas “te obligan a estar siempre activa y ocupada”. Incluso mientras hablamos recuerda a gente que debe contactar o anota en una hoja a su lado ideas o futuros proyectos. Su mente constantemente apunta al mañana, a aquello que aún no empieza, a lo que se debe lograr.

Cecilia Hidalgo Tapia - Wikipedia, la enciclopedia libre

Cecilia Hidalgo.

La doctora siempre ha sido crítica respecto de que, a pesar de que es necesario tener energía para ser científica, a las mujeres se les pide un esfuerzo mayor, generando una brecha importante, sobre todo en el ámbito de la maternidad. Un estudio en 2020 realizado por la organización internacional Mothers in Science, que se dedica a impulsar la entrada y retención de las mujeres en carreras científicas, denunció que de un 58% de mujeres en el campo, más de un tercio de ellas dejaba sus puestos luego del primer hijo.

Para Cecilia Hidalgo, la brecha de las mujeres científicas aún está presente en la sociedad, ya que estamos inmersos en una cultura fuertemente machista. Este es un tema por el cual la doctora ha luchado durante toda su carrera, y aunque ella considera que tuvo un camino más o menos fácil gracias al apoyo de su familia, no puede evitar simpatizar con las compañeras de profesión. La necesidad de cambios en el paradigma es urgente y lo da a entender con cada golpe que le da a la mesa con su lápiz pasta azul, resaltando cada palabra: “Yo era mamá y corría todo el tiempo. Siempre he dicho que esa es una de las barreras que enfrentan las mujeres, para ser mamá y científica debes tener energía, si no tienes altos niveles, a pesar de ser muy buena, el sistema te deja atrás”.

Hidalgo se nota agradecida por haber tenido la energía suficiente para combinar maternidad y ciencia. Ella se considera una mujer trabajadora y activa. Sus colegas y familia la visualizan igual. Algunos se sorprenden de su productividad, la cual no refleja su edad. Para sus cercanos, María Cecilia Hidalgo es como un motor con combustible infinito.

Su oficina se siente como un reflejo de esto. Al entrar en la pequeña habitación, sorprende la cantidad de papeles y carpetas que hay. Su escritorio está lleno de documentos y trabajos tanto actuales como antiguos. Frente a ella hay una gran biblioteca llena de libros y revistas científicas que ha recolectado y utilizado en sus estudios a lo largo de los años. Los muebles a su alrededor también están llenos de documentos y fotos de su familia. Algo que me llama la atención es que todo está organizado por carpetas, incluso el monitor de su computador, aunque este es el único lugar que se ve despejado. A pesar de que las ciencias pueden acaparar gran parte de su vida, la doctora Hidalgo encuentra la forma de organizarse.

La deuda científica

Es esta energía y ganas de trabajar que han llevado a Cecilia Hidalgo a no solo ser docente de la universidad, sino a ser la presidenta de la Academia Chilena de Ciencias, institución que tiene como misión “ser recinto de discusión y planteamiento de ideas sobre el conocimiento en el país, además de expresar y expandir los principios del saber”. A través de su cargo denuncia el complicado contexto de las ciencias en el país. Al hablar del tema su postura cambia totalmente, su voz se suaviza y mira decepcionada a la mesa. Aún con la suerte de tener apoyo para sus proyectos, ha sido testigo de cómo sus colegas han quedado atrás: “Está dura la cosa, es tan competitivo el sistema que gente de larga trayectoria se ha quedado sin proyectos, no solo una vez, sino que han salido del sistema. Hay muy poca plata para realizar investigaciones”.

Aun así, ve esperanza en el futuro. A principio de año, el Presidente Gabriel Boric se comprometió a duplicar el presupuesto de ciencias gradualmente hasta un 1%. El proyecto de nueva Constitución también se traducía en mejores condiciones para las ciencias, ya que como academia presentaron un documento con sus demandas a la ex presidenta de la Convención Constitucional, Elisa Loncon. El petitorio fue acogido, lo que la llena de orgullo, pero para Hidalgo faltaba un punto importante: el derecho a la ciencia.

A pesar del contexto, cuando gana el Rechazo, la doctora espera tener una nueva Constitución que no solo sea aceptada por todos los chilenos, sino que ponga en la mesa la necesidad de un cambio cultural y social sobre la importancia del conocimiento y las ciencias en un país. “Existe una falta de visión. Hay que darse cuenta de que si inviertes en generar conocimiento probablemente no vas a resolver un problema de aquí a seis meses, pero sí a diez años”.
Para esta científica aún hay un gran camino por recorrer para pagar la deuda que se tiene con las ciencias y el conocimiento en Chile. Mientras conversamos, gira su silla hacia el monitor y me muestra una presentación de power point con datos sobre el apoyo económico en el país y la situación se ve mal. La doctora mueve su cabeza en negación mientras apunta los datos de la pantalla. En 2021, el presupuesto de las ciencias disminuyó al 0,34% del PIB, porcentaje que no llega a lo establecido por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

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Cecilia Hidalgo.

Para Hidalgo está claro que Chile está en gran desventaja frente a otros países de Europa y ella es una de las principales testigos. La siguiente diapositiva muestra una realidad mucho más cruda, que se refleja en la voz de la doctora, que se vuelve más grave: “Antes que llegaras tú estaba hablando con un colega que estuvo en Alemania que se encontró con varios chilenos y ninguno piensa volver a al país porque el sistema está muy cerrado. La gente que nosotros formamos está contribuyendo a generar conocimiento en Alemania, por ejemplo, y no en Chile donde los necesitamos”.

Cuando cierra la presentación se genera un silencio y la doctora mira la pantalla por unos segundos, como si tratara de aceptar la realidad por amarga que fuese. La habitación se vuelve pesada: “Me dicen que el país tiene tantas necesidades, pero si tú no inviertes en generar conocimiento, un país no tiene futuro. Así de simple”. Sus palabras salen con enojo, mientras vuelve a golpear la mesa con su lápiz. Para ella, la mejor solución para los problemas que enfrenta el país es el conocimiento. Las ciencias, aunque no se les tome el peso que merecen, son un pilar importante para las innovaciones y el desarrollo eficiente de un país.

La hora pasó rápido en la Facultad de Medicina. Nos despedimos con un abrazo y me acompaña hasta la puerta del pasillo. Ya afuera me doy vuelta y veo como aquel chaleco rojo sale de su oficina para ir a conversar con otros colegas, luego volver y nuevamente conversar con alguien más. Tal como se describe ella, María Cecilia Hidalgo siempre se está moviendo, siempre trabajando. La doctora representa aquel espíritu energético y motivado de una científica que hasta el día de hoy la han llevado a seguir aprendiendo y a revolucionar, tal como lo hizo en su juventud, el área de las ciencias.

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