Mujeres con pensiones aún más precarias: una consecuencia invisible de la pandemia
Escrito por Ignacia Oyarce el octubre 8, 2020
La situación laboral de las mujeres a raíz de la pandemia y la consecuente crisis económica, es crítica: solo un 37% tiene un trabajo remunerado. Esta realidad no refleja sólo una disminución inmediata de sus ingresos, sino un mayor empobrecimiento a futuro en las pensiones y vida de las mujeres.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la participación de las mujeres en el mercado laboral bajó a un 37%, lo que representa la tasa de ocupación laboral más baja de la última década. Es decir, menos de la mitad de las mujeres que pueden trabajar en Chile tiene un trabajo remunerado.
La economista e investigadora de Fundación Sol, Francisca Barriga, afirmó que la reducción de las mujeres en el mercado laboral influirá en sus futuras pensiones. Pues, “este sistema no considera solidaridad, no considera ningún tipo de trabajo de cuidado o doméstico no remunerado para la generación de una pensión. Efectivamente, solo considera el trabajo remunerado formal como lo digno de generar una pensión”.
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Esta situación se da en contraposición al momento actual que viven las mujeres, quienes en pandemia han tenido que dedicarse precisamente a las labores de cuidado y trabajo doméstico no remunerado.
Según el informe de género de la Superintendencia de Pensiones del año 2019, las mujeres ya recibían una pensión promedio de $193.000, un 40% menor al sueldo mínimo. Por tanto, ¿cómo podrían verse afectadas las futuras pensiones que tendrán las mujeres en Chile si, solo cuatro de cada diez mujeres han recibido una remuneración que les permite cotizar en alguna AFP?
La engañosa tasa de ocupación
El Estudio “La crisis del sistema de pensiones en Chile: Una mirada desde la economía feminista” de la Cooperativa Desbordada confirmó que durante toda su trayectoria vital las mujeres destinan más horas al trabajo no remunerado que a una jornada laboral pagada.
Mientras una mujer de 33 años cumple jornadas laborales remuneradas de 29 horas semanales, un hombre genera ingresos por 45 horas a la semana. No obstante, la mujer debe destinar 54 horas semanales a labores no remunerados, mientras un hombre solo 23 horas.
Carga global de trabajo en mujeres por tipo de trabajo (en horas semanales)
Como señaló la integrante de la Cooperativa Desbordada, Catalina Valencia, “las mujeres tienen más horas de trabajo total que los hombres y esto está principalmente compuesto por horas de trabajo no remunerado. Entonces, tenemos que las mujeres trabajan más horas, pero que la mayor proporción de esas horas no son pagadas. Eso significa que un detrimento claro en la autonomía económica de esas mujeres», afirmó.
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El escenario es desfavorable, una mujer puede llegar a trabajar 71 horas semanales, sin embargo, más de la mitad de esas horas no serán reconocidas.
Y si bien, labores de cuidado y trabajo doméstico son tareas esenciales para el funcionamiento de la economía, en la práctica se traducen en menores ingresos o desocupación laboral, es decir, “lagunas previsionales” -tiempos donde no se cotiza en las AFP- que concluyen en pensiones precarias para las mujeres.
Las mujeres son más pobres hoy y seguirán siendo más pobres mañana
El “Informe de género sobre el sistema de pensiones y seguro de cesantía” de la Superintendencia de Pensiones alerta sobre la realidad de las mujeres en el sistema previsional: las afiliadas tienen una pensión 68% más baja que la de un hombre y esta realidad no ha ido en disminución.
Mientras en 2019 el promedio de la primera pensión autofinanciada de las mujeres era de $79.000, las últimas cifras señalan que las nuevas pensionadas de julio 2020 no alcanzan los $34.000 de pensión autofinanciada. De esta forma, el monto de la pensión de las mujeres contabilizando solo sus ahorros ha disminuido un 43% respecto al promedio del año pasado.
Estas cifras son solo una parte de los efectos que tendrá la pandemia en el futuro de las mujeres. Como señaló la presidenta de Chile Mujeres, Francisca Junemann, una consecuencia de la pandemia se relaciona con que “al estar aún encarnado el rol de cuidado principalmente en la mujer, va a ser ella, y ha sido ella, quien ha asumido principalmente el costo de tener que desertar de los trabajos formales”, afirmó.
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De esta manera, si las medidas que se han tomado para amortiguar la crisis ha sido la extracción de fondos de pensiones y la reactivación de sectores de la economía, donde las mujeres tienen una mínima participación como lo es la construcción, es necesario preguntarse si el Estado está considerando realmente el impacto que podría tener la pandemia y la crisis económica en el futuro de las mujeres.
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