La lucha de la Villa San Luis por ser Monumento Histórico Nacional

Escrito por el mayo 27, 2017

En el marco de la conmemoración del Día del Patrimonio Cultural, los ex pobladores de la Villa San Luis de Las Condes alzan sus voces para que cuatro de los 27 edificios que construyó el gobierno de Salvador Allende no sean demolidos. Este proyecto busca levantar un sitio de memoria y un camino hacia la reparación para las más de 5 mil familias que fueron brutalmente desalojadas durante la dictadura.

por Constanza Romero Lecourt

Para algunos, la Villa San Luis de Las Condes es un pedazo de memoria viva, un cuerpo sólido acoplado a la retina histórica de los ’70. Para otros, no es más que un lunar, una mancha popular que envilece los impecables ventanales del centro económico de Santiago. Lo cierto es que este conjunto de edificios ha resistido al paso del tiempo y a los intentos de las inmobiliarias por derrumbarlo. Hoy, al borde del ocaso, los que vivieron y soñaron ahí salen a defender el lugar.

Todo comenzó el pasado 28 de febrero, cuando el arquitecto Miguel Lawner, ex director de la Corporación de Mejoramiento Urbano (CORMU) del gobierno de la Unidad Popular (UP), le solicitó al Consejo de Monumentos Nacionales que el Lote 18 de Villa San Luis fuese declarado Monumento Histórico. El requerimiento fue acogido a trámite.

«La situación legal que afecta al terreno, podría cambiar en cualquier momento. Por esto, solicitamos que la declaratoria se tramite prontamente, para evitar la demolición de los últimos edificios”, expresó ex director de CORMU.

Sin embargo, la respuesta del gobierno hasta el momento ha sido nula. Pese a las reuniones que el Comité de Defensa de la Villa San Luis ha mantenido con la secretaria del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), Ana Paz Cárdenas, no se han obtenido resultados concretos. Por otra parte, la ministra de Educación Adriana Delpiano, quien debe refrendar el proceso, dijo no tener tiempo para recibirlos.

A pesar de todos estos obstáculos, la presión social de los ex pobladores y sus movilizaciones ha continuado. Lawner lanzó una campaña ciudadana para defender el último paño de terreno de esta población. A la fecha, han conseguido 1.710 firmas de apoyo y la adhesión de más de 20 organizaciones sociales.

La gente se ha unido a la causa por el valor urbanístico del conjunto habitacional, pero también por el deseo de levantar en el Lote 18 un sitio de memoria que permita reconocer las violaciones a los derechos humanos que sufrieron sus habitantes durante la dictadura.

En el marco de la conmemoración del Día del Patrimonio, el pasado 26 de mayo se realizó un homenaje a las familias desalojadas en la Universidad de Santiago (Usach), como una forma de reivindicar sus demandas respecto a este lugar donde echaron raíces.

El alcalde de Recoleta Daniel Jadue, el músico Nano Stern, el precandidato del Frente Amplio Alberto Mayol, ex pobladores y miembros del Comité de Defensa de la Villa San Luis, dieron vida a este encuentro marcado por la remembranza de sus ex residentes, que exigen  justicia ante la impunidad de los responsables.

“Me encantaría que la Villa San Luis fuese declarada monumento histórico, para así aplacar un poco todos los vejámenes que sufrió mi familia, mis padres y muchos vecinos de esa época. Espero que el actual gobierno haga algo por reconocerlo como un lugar de memoria”, señaló la ex pobladora María Aguilar.

 

Un proyecto social de Allende

La historia de la Villa San Luis se remonta a los ’60. En esa época existían diversas tomas en Las Condes, como Patria Nueva, Ho Chi Min o El Esfuerzo. Cuando Salvador Allende llegó al poder comenzó a trabajar en una solución para ellas. Si se seguían las políticas públicas empleadas hasta ese entonces, esa gente iba a ir a parar a la periferia de la ciudad. Pero Allende tenía otros planes.

El Estado tomó posesión del fundo San Luis, de 150 hectáreas. Luego de esto, se realizó la construcción de este conjunto habitacional en tiempo récord y en abril de 1972, los pobladores recibieron las primeras viviendas de la Villa Carlos Cortés, como se llamó en primera instancia en honor al primer ministro de Vivienda durante el gobierno de la UP.

La villa se encontraba en el corazón de la comuna y constaba de 1038 departamentos. Sus viviendas, fueron entregadas a familias de trabajadores, en un intento por acabar con la segregación social urbana y mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

Estas dependencias de 50 y 80 metros cuadrados,  tenían amplias áreas de uso común entre los vecinos y generaban una vinculación territorial-laboral que apuntaba a una idea revolucionaria: si vivimos juntos, sin discriminación por nuestro origen social, viviremos mejor. Sin embargo, este sueño terminaría abruptamente.

 

La expropiación

Con el golpe de Pinochet, todo cambió. En 1978, el ministerio de Vivienda en conjunto con los militares desalojaron violentamente a las familias que vivían en estos departamentos, rebautizados como San Luis.

Una de las pobladoras que fue víctima de estas agresiones fue María Aguilera, quien vivió cinco años en este lugar. “Tengo mis mejores recuerdos en esta villa. Allí fui inmensamente feliz hasta que nos sacaron brutalmente. Nos trajeron a vivir a la comuna de San Joaquín, lo que ahora es Pedro Aguirre Cerda”, contó.

Esperanza Ahumada estuvo siete años con su familia en la Villa San Luis. “A pesar de haber pagado siete años de dividendo, fuimos erradicados arbitrariamente. Tuvimos que empezar todo de nuevo. Nunca olvidaré el dolor que esta situación provocó en mi vida. Extraño vivir aquí”, manifestó la mujer.

Los militares trasladaron a los demás vecinos distintas poblaciones marginales y terrenos baldíos en Independencia, Renca, Pedro Aguirre Cerda, Pirque y Curacaví.

“Lo que sucedió esa noche, ocurrió de la forma más violenta. Los obligaron a dejar sus hogares sin piedad. A las mujeres las arrastraron por el pelo y a los niños los metieron llorando en camiones de la basura de la municipalidad de Las Condes. Les dieron media hora para que sacaran sus cosas. A muchos de ellos, los dejaron botados en potreros”, explicó Miguel Lawner.

Los ex pobladores recordaron que tras este incidente hubo una persona fallecida. También afirman haber visto a Cristian Labbé. Las viviendas desocupadas fueron entregadas a los miembros del Ejército. Para el arquitecto, esta es “la agresión social urbana más grande de nuestra historia reciente”.

Carlos Figueroa, candidato a diputado de Revolución Democrática (RD) por el distrito número 11 y uno de los voceros del Comité en Defensa de la Villa San Luis, aseguró que “el calor social inclusivo como el dolor que representa a miles de familias lo ocurrido en la Villa San Luis, es un patrimonio que no debemos olvidar”.

 

El robo del Ejército

Con el retorno de la democracia, en 1991 Pinochet logró que estos terrenos fuesen traspasados de la propiedad fiscal hacia el Ejército, con el Decreto 38 de Bienes Nacionales.

Pero este regalo tenía una condición. La institución sólo podía ocuparlos para fines habitacionales, por lo que no tenían permiso para vender o cambiar su uso.  Sin embargo, esta orden no se respetó y los militares vendieron los terrenos en 1996 a la Inmobiliaria Parque San Luis S.A, obteniendo 98 millones de dólares. Sólo el Lote 18, ubicado frente al Parque Araucano, se salvó.

Sobre estas viviendas sociales, se erigió Nueva Las Condes en la que se emplazaron diversos edificios corporativos. Entre sus compradores cabe destacar al ex presidente de la Fundación Pinochet, Alberto Kassis, el ex contralor Ramiro Mendoza, el candidato presidencial Sebastián Piñera y las familias Cueto, Sarquis y Zalaquett.

“Lo que me da pena de todo este proceso, es que antes del golpe esto era una política estatal. Sin embargo, después el Estado se desdice a sí mismo en democracia. Era un proyecto que le iba a hacer bien a la ciudad”, observó Gastón Vega Buccicardi de + Patrimonio Consultora.

El vecino de Pedro Aguirre Cerda, Fabián Araneda, quien conoció a los pobladores que fueron desalojados durante esta época expresó que la lucha continúa por recuperar la dignidad de los ex residentes y por gritar que no existan más violaciones a los derechos humanos.

“Pero también hay una disputa contra los grandes grupos empresariales que destruyen a diestra y siniestra la historia, y los sueños de los más pobres”, concluyó.

 

Resignificar el barrio

No sólo la Villa San Luis ha estado en constante disputa respecto a su territorio y su gente. Tras múltiples reclamos y un largo camino de organización ciudadana de los vecinos de Ñuñoa, que tuvo sus albores en los días que siguieron al terremoto del 2010, el año pasado la Villa Olímpica fue declarada barrio patrimonial y zona típica por el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN).

La Asamblea de Vecinos por la Reconstrucción del sector dio una gran lucha para por restaurar sus blocks y sin que ninguno fuese demolido. Gracias a esto se logró proteger 23 hectáreas y 82 edificios del emblemático barrio ñuñoíno, construido en los alrededores del Estadio Nacional para el Mundial del ’62.

Sin embargo, la Villa Portales de Estación Central se encuentra en una situación más complicada. Los residentes han hecho múltiples esfuerzos por mantener y recuperar este patrimonio. La falta de mantenimiento de sus áreas públicas y de los departamentos, junto con los graves daños que sufrió producto del terremoto del 2010, han provocado un importante deterioro en sus construcciones y un sentimiento de vulnerabilidad en sus habitantes.

En este Día del Patrimonio se hace importante reflexionar, reivindicar y apreciar el valor cultural de nuestros espacios. La presidenta de la Junta de Vecinos de la Villa Olímpica, Tussy Urra, afirmó  que “creemos que es muy importante valorar la vida de barrio. Queremos proteger los puntos de encuentro y confluencia de las personas, para seguir generando una vida en comunidad”.

 

 

Para conocer más acerca de la historia de la Villa San Luis, revisa el documental «Villa San Luis: La Consagración de la Pobreza» (2015) del director Jaime Díaz:

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