En el natalicio de Lenka Franulic: La lucha por más mujeres decidiendo en los medios de comunicación

Escrito por el julio 22, 2017

por Jennifer Abate

No alcanzó a pasar un día desde que el Senado aprobó el proyecto de ley de despenalización del aborto en tres causales cuando recibimos la noticia: la Nueva Mayoría no había logrado asegurar los votos necesarios en la Cámara de Diputados para sancionar definitivamente el apoyo a este proyecto, razón por la que tendrá que pasar a una Comisión Mixta. ¿El problema? La derecha ya ha anunciado que recurrirá al Tribunal Constitucional en caso de que la iniciativa legal se apruebe en el Congreso, mismo tribunal que desde el 28 de agosto estará presidido por Iván Aróstica, ministro nombrado por Sebastián Piñera en 2010 que tendrá el voto decisivo si el requerimiento de la oposición, como hacen suponer los plazos del trabajo legislativo en la Comisión Mixta, se dilata en el tiempo.

Los medios de comunicación tradicionales le han dado gran cobertura a este tema, escudriñando en los nombres de los senadores que votaron a favor y en contra; cuáles fueron los votos claves en la Cámara de Diputados, que una vez más vuelven a poner en riesgo la posibilidad de las mujeres de decidir sobre sus cuerpos en tres causales (sí, porque este “triunfo” implica que de todas las circunstancias que conducen a un embarazo no deseado, sólo tendremos posibilidad de decisión sobre tres); y cuáles serán los ribetes políticos que la decisión tomará una vez que la temida apelación al Tribunal Constitucional haga lo suyo.

Poco, sin embargo, es lo que vemos en los medios de alcance nacional sobre las determinantes sociales y económicas detrás de la decisión de abortar, sobre la cotidianidad del abuso sexual en un país que esconde su alcance bajo la alfombra y la tragedia que un embarazo no deseado impone a las vidas de las mujeres pobres que no pueden abortar porque este, como tantos otros en nuestro país, es un castigo de clase que reciben quienes no tienen ni el dinero ni las redes para sortear la legalidad.

Pedir un enfoque feminista, esto es, libre de los sesgos del machismo, parece todavía una utopía en un país donde la gran mayoría confunde este concepto con un símil inverso del machismo y donde los “paneles de hombres” son la tónica cuando se analiza cualquier espacio de toma de decisiones. Pero si queremos conseguirlo algún día, la lucha cotidiana tiene que seguir siendo posicionar la mirada de más mujeres en los medios de comunicación dispuestas a torcer la mano de un sentido común tan falso como violento, colegas que desde el reporteo o la opinión contextualicen la información y hagan visibles los sesgos de una sociedad para la que seguimos siendo ciudadanas inferiores con derechos cercenados.

Recuerdo esto en la misma semana en que la periodista Pamela Barría logró publicar en Las Últimas Noticias, el diario de mayor circulación nacional, la historia de los “sesenta años en que existió el aborto legal en Chile”, donde da cuenta de que lo que hoy se legisla y que, como si el insulto fuera poco, pende de un hilo, viene, en 2017, nada más que a acercarnos a la restitución de los derechos que tuvieron nuestras antepasadas. Pamela es egresada de esta Escuela, como también lo es una de las fuentes consideradas, Claudia Lagos, académica del ICEI y autora del libro “Aborto en Chile”.

Donde estemos importa. Nuestra voz importa cuando decidimos hacerla oír en nuestros trabajos y en nuestras vidas cotidianas. Las peleas que elegimos dar importan y este artículo necesario, como muchos otros de autoría de otras mujeres, es un ejemplo de por qué no podemos dejar caer los brazos y debemos, desde nuestra práctica periodística y todas las que queramos sumar, defender no sólo nuestros derechos como mujeres, sino también los de una sociedad que merece ser informada de manera profunda y con apego a la verdad.

Hoy, 22 de julio, se conmemoran 109 años desde el nacimiento de Lenka Franulic, la primera mujer que se desempeñó como periodista en nuestro país y que en 1953 participó en la fundación de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile, la primera en el país. Quisiera pensar que una gran brecha nos separa de una mujer que debió sentirse sola y cuyos intentos de desarrollo profesional dedicado, riguroso, probablemente tuvieron que soportar las cortapisas de un siglo donde las mujeres no sólo tenían escasísima participación en el periodismo, sino en todo ámbito.

Sin embargo, cada vez que el énfasis de la cobertura noticiosa está puesto en las decisiones de un Congreso mayoritariamente masculino que ofende y degrada a las mujeres en sus intervenciones; cada vez que las columnas de opinión de los grandes medios parecen sordas a las demandas de autodeterminación de las mujeres; cada vez que un canal de televisión se permite transmitir en vivo el peritaje genital de una mujer golpeada al extremo de perder sus ojos sin reparar en la interminable violencia de una decisión editorial de dichas características, creo que no tanto nos separa de lo desplazada e impotente que probablemente se sintió Franulic en su época. No conozco sus luchas y nada me hace suponer que fueron semejantes a las que aquí describo. Pero como ella, seguimos siendo pocas y poco escuchadas, y eso, al menos, nos hermana en el día de su natalicio.

Que este aniversario sea un recordatorio de que no podemos rendirnos y que debemos seguir en la batalla por nuestros derechos y por los de la sociedad que habitamos.

 

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