Yemen: el olvidado de Medio Oriente

Medio Oriente es sin duda, una de las regiones más conflictivas en la actualidad. Continuamente nos enteramos a través de los medios sobre los horrores de la guerra civil en Siria o de los abusos que sufren muchos palestinos en Gaza.

Es por eso que resulta abrumador ver la falta de interés mediático que genera lo que sucede en Yemen, país que hace poco más de una semana cumplió tres años de guerra civil. Un conflicto que bien podría considerarse como el mayor desastre humanitario en la actualidad.

Según un informe de las Naciones Unidas, prácticamente la totalidad de los menores del país necesitan de ayuda humanitaria, es decir, once millones de niños, niñas y jóvenes que dependen de ayuda del exterior para su supervivencia. Como si lo anterior no fuera suficiente, la ONU habla de 10.000 muertos, cifra que probablemente sea menor a la realidad y de 5.000 niños muertos o mutilados.

¿Cómo es posible que todos los menores de un país estén sufriendo la crudeza de una guerra y eso no sea prioridad mundial?, ¿cómo puede ser que aún cuando salen pequeños fragmentos de esta noticia, no nos indigne como comunidad internacional?

Lo que pasa en Yemen ha sido calificado por algunos como un “Vietnam Árabe” porque es una lucha de influencias entre Arabia Saudita, que lidera desde el 2015 una coalición de países árabes sunitas que apoya al gobierno yemení depuesto, e Irán que ayuda a las fuerzas rebeldes chiitas.

Pareciera que, al estar involucrada Arabia Saudita, un aliado incómodo de Occidente, y al ser un tema fundamentalmente regional, no se le da la importancia que la situación requiere. Peor aún, la venta de armas a Arabia Saudita ha continuado con normalidad, armas que luego son usadas en Yemen.

En resumen, las guerras son lucrativas y Yemen ha sido una excelente oportunidad para países como España que en los últimos años ha visto como se ha consolidado su industria armamentística y se ha posicionado como uno de los principales vendedores de armas para Arabia Saudita y los otros países de la coalición como Egipto, Jordania, entre otros. Basta decir que entre 2015 y 2017, de acuerdo con Oxfam Intermón, España autorizó 202 licencias para la venta de armamento a las recién mencionadas naciones.

Entonces ya no solo se puede hablar de pasividad o la desidia de las grandes potencias y los organismos internacionales, para poner un fin al conflicto, sino que podemos hablar directamente de una actitud de complicidad con la destrucción que se está llevando a cabo.

Es preferible esperar que prosperen las ansías de ambos bandos para llegar a una “solución política” como señaló el enviado de la ONU, Martin Griffiths. Sin embargo, mientras esto se siga discutiendo, con todos los intereses que hay de por medio, la gente seguirá muriendo y serán millones de niñas y niños los que sufrirán bajo las balas y explosiones de las armas producidas por las grandes potencias.