Mujeres arpilleristas retratan la Declaración Universal de los Derechos Humanos

Con canciones, colores e hilos se inauguró una muestra que exhibe una serie de 30 arpilleras realizadas por mujeres pobladoras y de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD) en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos. La exposición podrá visitarse hasta el 8 de julio.

Hace 40 años, Chile estaba sumergido en un oscuro manto de dolor y muerte por la dictadura. En ese contexto, en 1978 el Cardenal Raúl Silva Henríquez convocó a la realización del “Año de los Derechos Humanos” que dio paso al desarrollo de múltiples acciones por la defensa de las garantías fundamentales de todas las personas en el país.

Dentro de esas actividades, fueron muy representativas las arpilleras que inicialmente tejían y bordaban las madres, hermanas e hijas de los detenidos, presos y desaparecidos. Las mujeres se reunían en diversos talleres en las poblaciones y con sus manos plasmaban sus preocupaciones, penas y esperanzas ante la cesantía, el hambre y la pobreza.

La artesana Sara Lillo comenzó a hacer arpilleras por necesidad. Como una forma de levantar sus demandas y en compañía de otros vecinos, hicieron una gran toma de terreno el 22 de septiembre de 1983. La mujer contó que “entre el barro, la gotera, la miseria económica, la droga y los allanamientos brotó la esperanza, floreciendo las organizaciones sociales dentro de las cuales los talleres laborales tuvieron una gran importancia”.

Junto a otras mujeres, formaron parte del taller Violeta Parra. La Vicaría de la Solidaridad aportó el capital para una silenciosa revolución que se estaba levantando y desde las penumbras vendieron los trabajos de estas pobladoras hacia el extranjero.

“Entre chocolatadas, peñas, ollas comunes y charlas surgió la necesidad de plasmar nuestra cruda vivencia. De mostrarle al mundo la realidad de nuestro pueblo, de la misma manera que lo hizo nuestra gran Violeta Parra. Tomamos su legado, que en un principio fue una distracción. Luego una terapia y finalmente una ayuda para el sustento familiar”, señaló la mujer.

Como una forma de homenajear este trabajo y en la conmemoración de los 40 años de este hito, se estará presentando la exposición “Arpilleras. Por la vida y sus derechos” que nace a partir de la obra de 10 mujeres, algunas de ellas arpilleristas de la AFDD y otras, que trabajaron en talleres a nivel poblacional en las capillas de Santiago. Juntas confeccionaron 30 arpilleras que reinterpretan cada uno de los artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, vinculándolos con las realidades y las demandas actuales.

Hermanadas en esta causa, ellas trabajaron durante cuatro meses en un taller e intercambiaron experiencias, penas y alegrías. Sus manos retomaron las telas, sus tijeras dieron vida a las formas y así surgieron sus ideas y sus críticas que plasmaron en estas obras.

La mujer recordó que en aquella época, el tejer y bordar esas arpilleras le permitió satisfacer múltiples necesidades. “Mientras creaba ponía en acción mi mente, cuidando a los míos y protegiéndolos de los vicios que nos rodeaban. Fortaleciendo la organización popular afirmábamos nuestro compromiso como hermanos y dábamos de comer dignamente a los nuestros. Aún no éramos conscientes que estábamos haciendo historia”, comentó la artesana.

Para Sara Lillo, este proyecto ha hecho revivir el espíritu de los talleres labores, en unidad y en compartir ideas. “Sintiendo cómo sigue vivo el compromiso con la lucha y la denuncia de los atropellos de nuestros derechos y ver cómo esto es también asumido por las nuevas generaciones”, indicó.

De esta manera, cada una escribió con estos hilos desafiantes mensajes que relevan la urgencia defender los derechos humanos. El director del Museo de la Memoria Francisco Estévez sostuvo estas arpilleristas expresan parte de una tradición y un patrimonio que defiende la vida y las garantías fundamentales.

“Cuando uno ve estas arpilleras se acuerda de que en su momento, cada una de ellas fue una carta de solidaridad. En sí mismas, eran un pasaporte de libertad y un acto de resistencia. Fue el golpe, la dictadura y la lucha lo que llevó a nuestro país a entender que los derechos humanos constituían un tema fundamental, una razón de ser de cuál es nuestra convivencia”, aseguró.

Además de las 30 arpilleras, en la exposición se pueden apreciar algunos documentos sobre la Declaración Universal de los Derechos Humanos, una serie de 10 fotografías en blanco y negro de cada de las mujeres que participaron de este taller y un video, en el que ellas exponen parte de sus vivencias y sus anhelos.

El ex secretario de la Vicaría de la Solidaridad, Javier Egaña, destacó que para esta exhibición fue fundamental el trabajo en equipo de las mujeres ya que juntas fueron nutriendo el trabajo de las compañeras.

“Al contemplar esta exposición, más allá del articulado fijado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), uno ve en esos trozos de género, en esos bordados y en esas letras el deseo de transmitir lo que se está viviendo. Es muy significativo poder ver la carpeta serigráfica que está en el fondo de la muestra y apreciar el trabajo tantos artistas que voluntariamente entregaron su cariño en esa causa”, afirmó.

Esta exhibición también nos propone una reflexión sobre la deuda que existe como Estado, gobierno y como personas frente a la defensa de los derechos humanos. Más aún, con aquellas mujeres y familias que sufrieron durante la dictadura la desaparición de algún familiar. Así lo sostuvo la representante de la Fundación Trabajo para un Hermano, Isabel del Campo.

“Han pasado años esperando que volvieran o que al menos encontraran los restos y saber lo que en realidad ocurrió. Pero no ha sido posible. Creo que como país no podemos dejar de cuestionarnos y de poner cada uno lo que sea necesario para que la verdad pueda llegar”, concluyó la mujer.

“Arpilleras. Por la vida y sus derechos” podrá visitarse de martes a domingo desde las 10:00 a 19:00 horas en el Hall del Centro de Documentación (Cedoc) del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.