Kimi Ora Ote Rapa Nui: La isla busca sobrevivir

Escrito por el julio 12, 2017

La historia de Rapa Nui es la historia de un pueblo golpeado por el abuso del Estado chileno. La usurpación de kainga – su sagrada tierra – desde el siglo XVIII en adelante y la sistemática violación a los derechos humanos de isleños e isleñas por parte de agentes públicos y privados, son hasta el día de hoy el dolor de un pueblo entero. Dolor que han sido capaces de transformar en una lucha constante por su autodeterminación y reivindicación territorial que, desde marzo, ya llegó a oídos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Por Bárbara Barrera Morales

Alrededor de 150 efectivos del GOPE entraron a Rapa Nui un 3 de diciembre de 2010 con un único objetivo en mente: desalojar a hombres y mujeres rapa nui que desde agosto de ese año se tomaban el centro cívico de la capital Hanga Roa para reivindicar ante el usurpador Estado chileno sus territorios ancestrales. El resultado del enfrentamiento dejó un total de cinco isleños heridos de los cuales uno, Ricardo Tepano, quedó inconsciente durante dos horas producto de los numerosos perdigones que impactaron en su rostro, uno de ellos directamente en su ojo derecho.

Cinco años después, el 15 de agosto de 2015, la jueza María Fernanda Cornejo ordenó la detención de Leviante Araki, presidente del Parlamento Rapa Nui, y Mario Tuki, dirigente de la misma entidad, luego de que en marzo de ese mismo año un número de isleños liderados por Araki decidiera gestionar su sitio arqueológico sagrado más importante; el famoso Parque Nacional Rapa Nui que hasta ese entonces era administrado por la Corporación Nacional Forestal (CONAF).

Ese día el Parlamento Rapa Nui comenzó a cobrar el dinero de ingreso al recinto y, en reacción, la jueza Cornejo inició un juicio por asociación ilícita y estafa contra los miembros del parlamento que terminó con el allanamiento de sus dependencias e incautación de los fondos provenientes de la venta de entradas. Días más tarde, el 26 de agosto, Cornejo emitió una orden de detención en contra del empresario turístico y líder ancestral de Rapa Nui, Matías Riroroko, por apoyar al Parlamento.

El denigrante trato del Ministerio Público al momento de su detención y formalización fue nada más que la gota que rebalsó el vaso. Esta situación, sumada a la histórica relación entre la isla y el Estado de Chile, impulsó a que el pasado 22 de marzo Riroroko denunciara ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) el largo historial de humillaciones, tratos inhumanos y atentados contra la integridad que, asegura, viene experimentando el pueblo rapa nui desde 1888.

La usurpación de kainga

Cuando el rey Hotumatu’a llegó a Rapa Nui el siglo V d.C. junto a los primeros inmigrantes estableció un sistema de organización familiar dividiendo a la isla en diferentes clanes, los cuales tenían un terreno asignado para su subsistencia. Kaloa Edmunds, abogada perteneciente al pueblo rapa nui que expuso ante la CIDH como parte de la defensa de Riroroko, asegura que isleños e isleñas tienen una estrecha vinculación con la tierra o kainga porque históricamente “su supervivencia dependía del uso, preservación y manejo de esta”, y por lo tanto no es un objeto comerciable según su cultura tradicional.

Desde el siglo XVIII en adelante, la historia de Rapa Nui se batió entre la esclavitud y enfermedades como la viruela, la lepra y otras venéreas principalmente entre mujeres producto de violaciones efectuadas por hombres europeos; la evangelización y civilización por parte de misioneros católicos; y la explotación de terratenientes que veían en la isla un tesoro en recursos naturales.

Edmunds cuenta que entre 1869 y 1873 arribó a la isla el capitán francés Dutrou Burnier, quien inscribió terrenos a su nombre en el conservador de bienes raíces de Tahití y creó una sociedad con el comerciante inglés John Brander para la explotación del ganado. Pese a no haber prosperado, esta fue heredada por John Brander junior e impulsó a que ex trabajadores, como el tahitiano Alexander Salmon, compraran terrenos en otros sectores. En consecuencia, para 1887 ya existían cuatro dueños de la isla: la misión católica, los hermanos Salmon, John Brander hijo y los rapa nui.

Capitán Policarpo Toro

Un año antes, el capitán chileno Policarpo Toro manifestó al Estado de Chile el valor estratégico de Rapa Nui, luego de su primera visita a la isla en 1875. Ad portas de la apertura del canal de Panamá, para el Estado era de gran importancia saber quiénes eran los dueños de la isla y si estaban dispuestos a vender el territorio.

“En 1888, los tres terratenientes occidentales llegaron a un acuerdo con el Estado de Chile con el objetivo de anexar la isla al país, culminando en que el 9 de septiembre de 1888 se firmara un tratado internacional entre el pueblo rapa nui representado por el rey Atamu Tekena y el Estado de Chile, acuerdo que se conoce como Acuerdo de Voluntades, señala Edmunds.

Dicho acuerdo fue escrito en español y tahitiano antiguo con mezclas de rapa nui, y en síntesis establecía el traspaso de la soberanía de la isla al Estado de Chile siempre y cuando éste se comprometiera a entregar educación y desarrollo a los isleños, quienes a su vez mantenían sus derechos de propiedad sobre la tierra y los jefes rapa nui sus investiduras.

Sin embargo, el texto en español no se refirió al acuerdo de propiedad de la isla, obviándolo completamente del acuerdo, mientras que el texto en tahitiano – rapa nui daba a entender que nunca se cedió la tierra de la isla. Precisamente, la tradición oral cuenta que para ilustrar el significado del acuerdo, Atamu Tekena agarró un trozo del suelo entregándole el pasto a los representantes del Estado de Chile y quedándose con la tierra.

“Desde la firma del acuerdo el Estado tomó posesión soberana de Rapa nui e izó allí su bandera. De ahí en adelante, comienza la violación a los derechos humanos por parte del Estado al pueblo Rapa Nui”, cuenta la abogada isleña.

“Por la razón o la fuerza”

El abogado Ciro Colombara, representante de Matías Riroroko ante la CIDH, asegura que el Acuerdo de Voluntades no sólo le permitió al Estado de Chile arrendar la isla de acuerdo a sus intereses, sino también confinar al pueblo rapa nui a un territorio específico conocido como Hanga Roa – principal centro turístico que año tras año recibe a cientos de turistas -, con el objetivo de ocupar el resto de la isla en actividades productivas como el ganado.

“Llegaron a haber 70 mil ovejas, entregándoselas a una compañía que se llama Compañía Explotadora Isla de Pascua. En la práctica hubo una suerte de esclavización, de trabajo forzado, respecto de los miembros del pueblo Rapa Nui”, explica Colombara.

Lolita Tuki Paté, empresaria turística y actual integrante del Parlamento Rapa Nui, asegura que Hanga Roa “es el vestigio de un apartheid tremendo al aire libre más grande que durante 75 largos años tuvo Chile. […] los isleños fueron recluidos en este sector, encerrados con alambre de púas, donde ellos no tenían derecho de ir a pescar, salvo con un salvoconducto que se les entregaba a través de la Armada de Chile, ellos no podían circular libremente en su propia tierra, eran prisioneros en su propia tierra”.

Tras darse cuenta del engaño del Acuerdo de Voluntades, el rey de la época, Simeón Riro Kainga viajó al continente en 1898 en representación del pueblo Rapa Nui para exigir justicia. En Chile fue asesinado, algunos historiadores de la isla aseguran que por envenenamiento, pero lo cierto es que el magnicidio nunca fue investigado.

Burlas y castigos en Rapa Nui

En 1933 el Estado de Chile inscribió el territorio de la isla bajo su propiedad en el conservador de bienes raíces de Santiago, a 3.700 kilómetros de Rapa Nui, asegurando que era un terreno sin dueño. Como la forma de hacer públicos los registros de la época era por medio de la prensa que, por supuesto, no llegaba a territorio insular, los isleños e isleñas nunca se enteraron de dicha inscripción y por lo tanto no pudieron ejercer sus derechos de propiedad.

Colombara cuenta que “la isla siguió siendo arrendada, fue inscrita fraudulentamente a nombre del Estado de Chile, fue arrendada a empresarios privados que esclavizaron, maltrataron y violaron los derechos humanos del pueblo Rapa Nui con la quiescencia del Estado de Chile”. Solo 20 años más tarde, gracias a los reclamos del continente que supo lo que ocurría en la isla, su administración pasó a manos de la Armada de Chile. “En ese minuto los maltratos y violaciones a los derechos humanos dejan de ser parte o responsabilidad de las empresas y pasan a ser responsabilidad de la Armada”, enfatiza Colombara.

Una de las prácticas más inhumanas cometidas por el Estado bajo el accionar de la Armada es conocida como “los lunes fiscales”. Todos los lunes de cada mes los rapa nui de 18 a 45 años eran obligados a trabajar de manera obligatoria sin recibir pago alguno por parte de la Armada. Cualquier infracción o rebeldía por parte de los isleños, por muy pequeña que fuera, era sancionada con castigos públicos como la rapadura de pelo, azotes, tortura e incluso violaciones a jóvenes mujeres rapa nui.

Un emblemático caso de este tipo de torturas y discriminación en contra del pueblo rapa nui fue el de un niño de 12 años injustamente encarcelado junto a una vaca, que en ese entonces había sido castigada por estar pastando en el patio de un alto oficial naval de la época.

Sin embargo, eso no fue todo: la Armada de Chile demarcó los límites en territorio insular para el establecimiento de un leprosario, en el que llevaban a jóvenes y mujeres rapa nui que se negaban a mantener relaciones sexuales con los funcionarios del Estado. “Las amenazaban con meterlas al leprosario, siendo sanas, en el caso de que no accedieran. Y existen muchos casos, muchos, de personas sanas que fueron contagiadas por la lepra por no haber accedido a los requerimientos de los agentes del Estado de Chile”, asegura Colombara.

Leprosario en Rapa Nui

Lolita Tuki cuenta que en el leprosario los rapa nui “eran tratados como esclavos; si uno decía que no, de acuerdo a lo que ellos querían hacer, automáticamente te llevaban a leprosario. No ha sido únicamente este caso, hay muchos otros donde la Armada para castigar por cualquier cosa a los rapa nui les amarraban las manos, los estiraban y le pegaban con huasca en las espaldas, le abrían una herida y después le ponían sal.  O sino les ponían cadenas en las piernas y amarraban a los hombres y mujeres, los perseguían”.

La rebelión de Alfonso Rapu Hanoa en 1964 en contra de la administración naval de la isla llevó a que terminara gran parte de estos abusos y violaciones a los derechos humanos en contra del pueblo rapa nui. Su intercambio epistolar con el ex presidente Eduardo Frei Montalva explicando la situación en la isla y enumerando sus peticiones fue altamente difundida por la prensa, logrando que en 1965 la administración del territorio fuera traspasada a civiles, siendo Rapu electo como alcalde de la comunidad.

Un año más tarde, se promulgó la ley 16.441 que si bien reconoce algunos derechos del pueblo rapa nui, no pone fin al historial de violaciones a los derechos humanos en la isla.

 El descendiente del rey Riro

“Yo soy el niño de 12 años que me encarcelaron en ese tiempo, al lado mío una vaca. Y también yo soy el descendiente del rey Riro que envenenaron en Valparaíso”, sentenció Matías Riroroko en su única intervención ante la CIDH.

Pese a que estos hechos ocurrieron hace más de 50 años, Riroroko se enfrentó nuevamente a los inhumanos tratos del Estado en 2015 cuando fue detenido en el aeropuerto de Santiago segundos después de bajarse del avión proveniente de la isla. Tres policías civiles aparecieron con una orden de detención emitida por la jueza Cornejo donde se le imputaba por 10 delitos: “asociación ilícita, atentados y amenazas contra la autoridad, desacato, obstrucción a la investigación, estafa, exacciones ilegales, desórdenes en espectáculos públicos, falta de respeto a la autoridad, amenaza a un fiscal y colocación de barreras en la vía pública”, tal como constata un artículo de La Tercera de febrero de este año.

¿La razón? El apoyo que habría prestado Riroroko y su esposa Valeria Hey a la toma que en 2015 realizó el Parlamento Rapa Nui del Parque Nacional. En ese entonces, Hey fue convocada para ser parte de la recaudación del dinero de las entradas al parque, las cuales fueron refijadas por los isleños en $30 mil para turistas extranjeros, $15 mil para nacionales y $5 mil para niños. La fiscal suplente María Cecilia Valdebenito consideró este hecho como asociación ilícita y autorizó verbalmente el allanamiento del Parlamento Rapa Nui con la idea de requisar el dinero.

A Riroroko le avisaron por teléfono que su esposa e hija estaban en el lugar al momento en que Fuerzas Especiales entró al recinto. Cuando llegó a las dependencias del Parlamento se enfrentó verbalmente con efectivos de Carabineros, quienes finalmente optaron por retirarse del lugar al no contar con una autorización escrita.

Según el artículo de La Tercera esa noche en el aeropuerto de Santiago a Riroroko le requisaron todos sus documentos y no pudo recuperar su equipaje que llevaba todos los medicamentos necesarios para combatir el asma y sus problemas al sistema circulatorio. Esa misma noche fue trasladado al hospital para constatar lesiones y a la mañana siguiente fue llevado al penal Santiago 1 luego de una audiencia de control de detención. Pasó tres días en el recinto penitenciario antes de volver a la isla, donde asegura haber vivido “cosas desagradables que ningún rapa nui conoce”.

En entrevista a Prensa Rapa Nui, Riroroko aseguró que el fiscal Ochoa mencionó durante la formalización todas sus propiedades en el país y en el extranjero, dando a entender que era poseedor de bienes de alto valor en varios países y financiador de “todo el movimiento ‘terrorista’, mencionando en este sentido al Parlamento Rapa Nui”. Además, Riroroko narró que “(Ochoa) se dirigió a nosotros como unos terroristas y nos comparó a mí y a mis hermanos Rapa Nui con los ‘Nazis del tiempo de Hitler’”.

Colombara explica que con el retorno de la democracia se creería que las violaciones a los derechos humanos en la isla acabarían. Sin embargo, los reclamos pacíficos tanto de 2010 como de 2015 terminaron con integrantes del pueblo rapa nui heridos de perdigones y balines producto de la fuerte represión policial, y que la restitución del territorio es todavía una deuda pendiente del Estado de Chile.

Kimi ora ote Rapa Nui

La autodeterminación y reivindicación de sus tierras es una lucha que actualmente continúa dando el pueblo rapa nui, pese a la criminalización de la que han sido víctima por parte del Estado. En 2014, de hecho, las organizaciones representativas de la isla enviaron una carta a la presidenta Michelle Bachelet solicitándole la devolución del territorio, apegándose a los estándares del derecho internacional de los derechos humanos. Sin embargo, la carta no ha sido respondida hasta el día de hoy.

Tuki es enfática al señalar que el maltrato al pueblo rapa nui ha sido sistemático a lo largo de la historia y que “hasta el día de hoy nosotros vivimos como prisioneros de las leyes colonialistas que todavía no quieren sacarnos las cadenas de las manos”. También asegura que es hora de que el Estado chileno pida disculpa “no solo al pueblo rapa nui, no solo a los pueblos originarios de Arica a Punta Arenas sino a todo el pueblo chileno, a los hijos de Chile. El estado ha usurpado los bienes de esta hermosa tierra llamada Chile y lo ha vendido a todos los empresarios extranjeros”.

Los pasos a seguir de ahora en adelante serán en base a la búsqueda de cuatro objetivos principales: que se ratifique el «Acuerdo de Voluntades» por el Congreso Nacional; el reconocimiento del derecho exclusivo de los rapa nui a acceder a la propiedad colectiva de las tierras para que isleños e isleñas no sigan confinados a Hanga Roa; la declaración de un estatuto de autonomía para Rapa Nui y el desarrollo de planes para garantizar el bienestar de todo el pueblo.

En la misma audiencia ante la CIDH, el abogado Colombara extendió una invitación a los relatores del caso para que visiten la isla y conozcan la realidad en la que viven sus más de 6.000 habitantes. La defensa de Matías Riroroko, por su parte, interpuso una medida cautelar a favor del líder ancestral por sus fundados miedos en posibles represalias por parte de los agentes del Estado de Chile, tanto de Carabineros como del Ministerio Público que ya, en reiteradas ocasiones, vulneró su integridad y atentó contra sus derechos humanos.

Por mientras, el pueblo rapa nui seguirá exigiéndole al Estado de Chile su autodeterminación; esa que les permitiría regirse por sus propias leyes, cultura e idiosincrasia. Ante la desconfianza que levanta esta hipotética situación en aquellos que no creen que isleños e isleñas puedan autogobernarse, Tuki mantiene la confianza en su pueblo y sobre todo en las enseñanzas de sus ancestros.

“Nosotros somos capaces porque somos hijos de grandes escultores, de veloces navegantes, nuestros antepasados no necesitaban de nada para navegar y recorrer todos los puntos estratégicos en el triángulo polinésico, ellos se guiaban por el cielo, por el viento, por la luna y las estrellas”, sentencia Tuki.

En honor a ellos, Rapa Nui no cesará en su constante lucha por sobrevivir.

 

 

Comentarios

[No hay estaciones de radio en la base de datos]