Halloween 2021: Los disfraces que debemos evitar

Halloween siempre es una fecha para dejar volar la creatividad y en la que los comercios aprovechan para vender todo tipo de disfraces. Pero no todos los “disfraces” deberían seguir usándose ni debieron usarse desde un comienzo.

La próxima fecha festiva puede ser una gran oportunidad de pasarlo bien, de vestirse de manera especial y explorar nuestras ideas. Sin embargo, esto puede lograrse sin degradar, menospreciar o pasar a llevar a los demás.

“Disfrazarse” con alusiones a vestimenta indígena

Así como en las fiestas patrias algunos apoderados piensan que la vestimenta mapuche es un “disfraz”, en Halloween abundan las personas vestidas de una caricaturización inspiradas en prendas indígenas. Las vestimentas, muchas veces con alto simbolismo cultural o incluso sagradas, no son un disfraz. 

Esta practica ocurre en Halloween principal para imitar vestimentas de los pueblos originarios de Estados Unidos. Población que a lo largo de la historia ha sido violentada e invisibilizada, sufriendo de representaciones racistas en los medios y políticas racistas en los gobiernos. Hasta el año pasado había un equipo de fútbol en Estados Unidos llamado Red Skins, a pesar de que el término «piel roja» es un término racista y la comunidad indígena tuvo que demandar el cambio de nombre durante años.

En el caso chileno, no muchas personas utilizan atuendos de pueblos originarios en Halloween porque se asocia directamente a las fiestas patrias, como si estas etnias pertenecieran al pasado del país y no a la historia y presente de un pueblo autónomo.

Disfraces capacitistas

El concepto de capacitismo tiene que ver con una forma de discriminación o prejuicio social contra las personas con discapacidad. Además, dentro del capacitismo se pueden incluir las vivencias de personas neurodivergentes que pueden sufrir situaciones discapacitantes o tener necesidades no contempladas en el modelo neurotípico.

Este concepto está en la mayoría de los factores de la sociedad, de forma obvia en infraestructura defectuosa como rampas mal desarrolladas, imposibles de utilizar por personas en sillas de ruedas. Pero también de forma sigilosa en reglas o “bromas”.

Con respecto a los disfraces en Halloween que emulan discapacidades físicas, encontramos:

• Utilizar dispositivos para movilidad o sillas de ruedas.
• Tratar de emular las cicatrices de sobrevivientes de incendios/quemaduras.
  

  Disfraz de «Los tres ratones ciegos» comercializado por Amazon

• Tratar de emular a una persona con discapacidad visual o ciega (el típico ejemplo de los tres ratones ciegos).
• Referencias directas a personas con amputaciones o víctimas de accidentes de auto.

Pero ¿por qué estarían mal estos disfraces en Halloween?

Primero, porque se asume que estas características te parecen graciosas u temibles. Finalmente en Halloween nos disfrazamos de algo chistoso, aterrador o algo que queremos ser. Lo que significa que ese disfraz servirá para humillar, minimizar o traer una carga negativa a las experiencias de personas en situación de discapacidad física.

La activista Becca Wight se refirió a la frase, «pero si se trata de pretender», que utiliza la gente para justificar el uso de estos disfraces: «Sí, para ti [se trata de pretender]. Por una noche puedes ponerte una cara, un disfraz. Puedes reírte, demonizar o fetichizar individuos para tu diversión. Pero esta es la vida de las personas, sus experiencias diarias. No es un disfraz para elijas sacártelo o ponértelo. No está bien, tan simple como eso»

Recordemos que muchas veces las discapacidades físicas pueden enfrentar el estigma de ser visto como «soportable» o una «exageración». Por lo que usar dispositivos de movilidad refuerza la idea de que los pacientes con problemas de movilidad están fingiendo.

Con respecto a los disfraces en Halloween que emulan a personas con problemas de salud mental, encontramos:

• Vestirse como paciente de hospital psiquiátrico, incluso en versiones sexualizadas, con camisas de fuerza falsas.
• Con maquillaje y vendas, simular heridas de autoflagelación.
• Tratar de simular un asesino que parezca «mentalmente inestable» o «pyscho».
• Caricaturizar a personas con trastornos de personalidad, como la esquizofrenia.

El problema con estos disfraces, nuevamente, es que ayudan a trivializar situaciones que significan estigmas cotidianos para quienes las padecen. Cuando se tratan de problemas de salud mental, las enfermedades son invisibles a ojos ajenos. Esta invisibilidad genera problemas desde acusaciones de estar fingiendo, hasta estigmatización con respecto a que supongan un «peligro».

Sobre todo en pacientes con enfermedades como esquizofrenia, podemos ver una demonización de su persona debido a su trastorno. Teniendo como refuerzo la imagen que los medios proyectan, alimentando la idea de que son por naturaleza personas peligrosas.

Desde la organización Voz Autista, se refirieron a los disfraces capacitistas con respecto a la salud mental: «Dentro de la sociedad neurotípica, hay un estigma horroroso respecto a las personas neurodivergentes. Esto ya sea en personas autistas, personas que tienen trastorno bipolar o personas que tienen esquizofrenia, etc. En realidad lo único que hacen esos disfraces es aumentar el estigma y hacer daño a las personas que viven con esas condiciones. Por ejemplo, personas que requieren estar internadas en hospitales o en centros psiquiátricos para apoyarlos en su recuperación o para poder desarrollar su vida de mejor forma»

Terminaron destacando que estos disfraces son una burla para quienes difieren de la norma del neurotipo común.

Actualmente, los problemas de salud mental no son aislados y menos después de la pandemia. En Chile, recién este año comenzó la elaboración de una limitada ley que buscara apoyar la salud mental.

Disfraces que se basan en estereotipos racistas

En redes sociales, varios suelen argumentar que no han visto a personas realizar disfraces racistas. Pero en Halloween 2019, se viralizaron imagénes de gente haciendo blackface en Chile.

¿Qué es el blackface?

Según la revista afrofeminista Afroféminas en su artículo «Del Blackface y otros demonios» , este concepto es definido como «una representación folclórica -popularizada en Estados Unidos- de nuestros ancestros africanos esclavizados. Surge a mediados del siglo XIX, en donde se les representaban como cándidas, torpes, mal habladas, pero sobre todo felices, con el fin de justificar y fortalecer la idea de que su condición social era la que merecían, pero lo cierto era que ocultaba una realidad llena de injusticia social, miseria y violencias».

«El Blackface en sí, es una caricatura de ese otro ser que no era considerado humano, sino salvaje, exótico, que se admira y a la vez se denigra, ese ser que se híper-erotiza y bestializa. Por ello, las mujeres y hombres negros hijxs de la diáspora africana nos sentimos ultrajadxs, es molesto ver como siguen caricaturizando nuestra cultura, nuestros colores de piel y nuestras identidades», agrega la publicación.

Queda más que claro que bajo ninguna circunstancia se debe hacer blackface, mucho menos para tratar de hacer un «disfraz chistoso».

Además, para la población afrodescendiente existen otros problemas como la hipersexualización en disfraces como «el negro del Whatsapp», que resulta ser el primer resultado en Google al buscar «disfraz de negro». En cambio al buscar «disfraz de blanco» sólo aparecen túnicas y vestidos.

Disfraces de «musulman», de «gitano» , de «china», etc.

Muchas veces se entienden los estereotipos de algunas culturas como posibles disfraces. Ignorando todo lo quesignifica para la población que simboliza ese disfraz, la reproducción de elementos alterados de su historia sociocultural.

No uses una burka, turbantes, kimonos, trajes gitanos, etc. Estos elementos de vestimenta tienen un simbolismo profundo para los grupos a los cuales pertenecen originalmente.

Es necesario que nos eduquemos sobre la apropiación cultural y cómo afecta directamente la vida cotidiana de las minorías étnicas, la gente racializada y las personas de color.

Tampoco le añadamos más leña al fuego con detalles islamofóbicos como disfraces de musulmanes con elementos explosivos, etc. Ese ejemplo solo evidencia los estereotipos con los que las personas cargan todo el año, expresado en un «disfraz».

Disfraces del KKK

El año 2019, Amazon comercializaba «disfraces» del Ku Kux Klan. Rápidamente se viralizó después de que un par de jóvenes de México, subieran a Twitter imágenes vestidos con los trajes alusivos al grupo de odio supremacista.

La explicación parece obvia, pero nadie debería disfrazarse de algo que significa tanto dolor para muchísimas víctimas y para sus descendientes, menos para ir a una fiesta o jolgorio.

Disfraces que sexualizan profesiones

Dentro del gran frente de lucha que puede significar la sexualización constante del cuerpo femenino, nos encontramos con disfraces de profesiones en su versión «sexy».

El año 2019, el Sindicato de Enfermería de España (SATSE), organizó un boicot para que los distintos centros comerciales retiraran los disfraces de «enfermera sexy» de sus estanterías. La protesta tuvo exitosos resultados y varios centros se comprometieron a retirar esta clase de disfraces.

Nadie debería disfrazarse de enfermera, doctora, monja, profesora o alumna «sexy». Los roles o profesiones que ejercen las mujeres ya cargan con suficiente estigma con respecto a su capacidad intelectual, como para seguir encasillándolos en un producto de consumo.

¿Por qué no fomentar la verdadera creatividad?

Halloween puede ser una gran oportunidad para explorar tu creatividad y lograr un disfraz respetuoso.

Las posibilidades son infinitas, respetar a los demás no es un limitante para disfrazarse.