Amazonas en llamas: ¿Problema de veganos y ONGs?

Escrito por el agosto 22, 2019

Por Marilyn Lizama Muñoz, desde Sao Paulo*

“Parece el fin del mundo”, dijo asombrada una señora al ver el cielo de São Paulo el pasado lunes. Era muy extraño, un gris ocre que se fue haciendo cada vez más intenso. No quise salir ese día, llovió en la tarde y hubo truenos, todo se veía tan triste, oscureció raramente unas dos horas más temprano. No entendí que pasaba hasta el día siguiente, cuando unos amigos me dijeron que era el humo de los incendios en la Amazonía que llegó hasta esa gran ciudad. Las cenizas de uno de los pulmones más importantes del planeta viajaron casi tres mil kilómetros para estar sobre nosotros. Viajaron para alertar sobre los 14 días ardiendo y sumando, hoy 18.

Se quema la Amazonía y se quema el intento de la humanidad por existir. Los horrores son inimaginables. 500 mil hectáreas en 16 días. ¿Cuántas hectáreas tiene Santiago? Casi 84 mil según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Casi 6 Santiagos se queman y el gobierno de ultraderecha de Jair Bolsonaro dice que el problema ambiental únicamente le importa a los “veganos que solo comen vegetales”.

Según el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE), que contabiliza los incendios con la ayuda de imágenes satelitales, los focos de fuego en todo el país en lo que va del 2019 superan en un 83% a los del mismo período del año anterior. Entre el 1 de enero y el 18 de agosto ha registrado 71.497 focos de incendio en el país y un 52,5% se sitúan en la región amazónica.

Pero las cifras molestan, por eso dicho presidente sacó de su cargo al Director del INPE por difundir datos de la deforestación. Está “al servicio de una ONG”, dijo. Porque para el gobierno, los datos de esta institución con prestigio internacional son “exagerados”. Como lo son para el mundo los 2.200 kilómetros cuadrados de bosque del Amazonas talados en julio de este año, una tasa 280% más alta que el mismo mes del año pasado.

Mientras el Amazonas se quema Bolsonaro insinúa que los “oenegeros” (personas que trabajan en ONG) podrían ser responsables de estos incendios “para llamar la atención contra mi persona, contra el gobierno de Brasil, y esa es la guerra que nosotros enfrentamos». Esto sería posible, según él, como respuesta a los recientes cortes presupuestarios que han sufrido, y es que ellos representan “intereses ajenos» a Brasil, según sus palabras.

Pero los que realmente querían llamar la atención, según el medio “Brasil de Fato”, fueron los hacendados del suroeste de Pará quienes organizaron el Día del Fuego el 10 de agosto, quemando áreas de pastos y en proceso de reforestación para decirle al presidente “que quieren trabajar”. Fue justo desde ese día que el INPE registró un aumento del 300 % de los focos de incendio en relación al día anterior en Novo Progresso, con 124. Al día siguiente el número subió a 203.

Para aumentar la crisis y responsabilizando al gobierno, Alemania y Noruega suspendieron sus aportes financieros destinados al Fondo Amazonía de la nación sudamericana. Estos aportes ascienden a casi 56 millones de euros y las razones de su cese se deben a la disolución del consejo que conforma al fondo sin consulta previa y la intención de Bolsonaro de dejar sin efecto la mayoría de las normas ambientales vigentes de protección. De esta manera la región de la Selva de la Amazonía se abriría a la explotación comercial, permitiendo la tala forestal a gran escala y la actividad minera.

Otro hecho para apuntar hacia el gobierno es la publicación de 557 permisos de deforestación en la Amazonía en el Diario Oficial del Estado, paradójicamente, horas después de firmar la promesa de preservación. Con ellos se permite al solicitante despejar áreas específicas para explotar la tierra. En algunos casos, la autorización es para la eliminación de menos de 10 hectáreas de vegetación, en otras más de 900. Una hectárea es equivalente a un campo de fútbol. Según el gobierno, estos permisos ya estaban aprobados con anterioridad.

Estas acciones han tensado aún más las relaciones entre las 385 comunidades indígenas que habitan los territorios de la Amazonía y mineros, leñadores y campesinos. Hace solo unos días, Jorginho Guajajara, un líder indígena del pueblo Guajajara fue asesinado. Ellos se hacen llamar Guardianes del Amazonas y se han enfrentado a varias amenazas de una poderosa mafia maderera que trabaja en su territorio. Según grupos de derechos humanos, desde el año 2000 han muerto 80 indígenas de esa comunidad defendiendo la selva.

@giovanamedeiros / @designativista

En julio, otro indígena engrosó la lista de asesinados, Emyra Wajãpi, un líder del pueblo wajãpi. Días después, la comunidad denunció que buscadores de oro fuertemente armados habían invadido su aldea. Los mineros les amenazaron y ocuparon por la fuerza una casa. Aunque todas las personas huyeron a otra aldea vecina y pidieron ayuda a la policía federal, esta no llegó sino dos días después. Bolsonaro, en tanto, dudó frente a la prensa de que hubiese sido asesinado, pese a las marcas de apuñalamiento en su cuerpo.

El Consejo Indigenista Misionario de Brasil denunció la violencia diciendo que “el discurso de odio y la agresión del presidente Bolsonaro y demás representantes de su gobierno sirven como combustible para estimular la invasión y acciones violentas contra los pueblos indígenas”.

Y así, son 9 mil focos de fuego ardiendo en este momento en el Amazonas, con un presidente que no se incomoda en decir que «la Amazonia es nuestra, no de ustedes», ante la preocupación internacional. Sin embargo, sus 7,4 millones de kilómetros cuadrados hacen parte además de Colombia, Perú, Ecuador, Venezuela, Guyana, Surinam y Guyana Francesa, todos territorios conectados en su biósfera.

Del Amazonas depende la estabilidad de todo el planeta con la quinta parte de toda la reserva mundial de agua dulce, sus 2.500 especies de peces, con el 10% de la reserva de carbono almacenado, con el 50% de la biodiversidad del mundo; con sus 500 especies de mamíferos, 1.500 especies de aves, con sus cerca de 400 mil millones de árboles, con su mayor bosque lluvioso del planeta y con la producción del 20% de oxigeno de la tierra. No pueden existir dueños, como ningún ser viviente puede existir sin ella.

*Periodista Universidad de Chile

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