Primero de mayo: La invisibilización y subvaloración del trabajo de las mujeres en Chile

Escrito por el abril 27, 2017

Se acerca un nuevo primero de mayo y como Radio JGM abrimos la reflexión sobre lo invisibilizado y subvalorado que está el trabajo de las mujeres en Chile. 

por Javiera Barría Gallardo

Varios años se llevan conmemorando el primero de mayo, fecha que se recuerda a los mártires de Chicago quienes fueron ahorcados por su participación en la huelga que tenía como fin la reivindicación de 8 horas de trabajo. Miles de trabajadores participaron de la paralización de los cuales 5 terminaron ejecutados el año 1887.

Esta fecha nos insta a mirar el panorama laboral actual, el que varía entre las diferentes naciones, pero con la clara dominación del sistema económico que no es ajeno a ninguna realidad global. Las leyes impuestas por el sistema capitalista influyen en las políticas de todos los Estados y es indiscutible la existencia de potencias económicas, mientras que otras, como es el caso de Chile, las que abastecen y dependen de estas hegemonías.

A nivel país, ya es bastante conocida la destacada brecha salarial entre los más ricos y los más pobres. De Igual forma se sab0e de los millonarios sueldos de parlamentarios que promedian los $7 millones, los más altos en Sudamérica en su rango. Como también el aumento del empleo informal, sino mire usted mismo la cantidad de vendedores fuera de su estación de metro.  Es por ello que la invitación de la Radio JGM para este Primero de Mayo  es  cuestionar  lo que entendemos por trabajo y a caracterizar la labor hecha por las mujeres chilenas.

 

La nula valoración del Trabajo Reproductivo

Carla Brega, socióloga de la Fundación Sol, quien ha investigado el tema de mujer y trabajo, expone que existe una noción de lo que es trabajo vinculado con el mercado laboral, pero se olvida la valorización y función del trabajo doméstico, el cual se enmarca dentro del trabajo reproductivo y que generalmente es realizado por  mujeres.

La problemática, planteada por la integrante de Fundación Sol, no tiene que ver con sólo dejar fuera  una definición de trabajo, sino la relevancia de dar cuenta cómo la economía actual depende del trabajo reproductivo sin reconocerlo. Es así como desde el movimiento feminista y los análisis materialistas, han definido la existencia de dos formas de  trabajo: productivo y reproductivo. El primero asociado al intercambio de fuerza de trabajo por salario y el segundo al trabajo reproductivo, labor realizada para la reproducción humana y la atención de las tareas cotidianas necesarias para la subsistencia de una familia.

Frases como “yo no trabajo, soy dueña de casa” aún suenan comunes en la sociedad chilena  y la cifra de mujeres inactivas por estar ayudando a la familia o hacerse cargo de los quehaceres del hogar todavía son altas en comparación con los hombres, así lo advierte Brega,  explicando que si hay 100 personas dedicadas exclusivamente a la labor doméstica 97 son mujeres y 3 son hombres.  

La socióloga  expone que esta invisibilización del trabajo doméstico tildado además de inactivo, no es azarosa, sino más bien corresponde al engranaje del sistema capitalista con el sistema patriarcal, en donde ambos dependen del trabajo doméstico y por ello la necesidad de oprimir a las mujeres a esa labor.

Se podría pensar que al entrar las mujeres al mercado y generar recursos esta dominación ejercida contra ellas cambiaría, pero la realidad ha mostrado que a pesar de su ingreso siguen manteniendo las labores del hogar, teniendo jornadas  más largas, con dos trabajos – en la casa y en el empleo-, con un promedio de 5,89 horas dedicadas al espacio doméstico.

 

Retail: Peor empleador para mujeres

Mayoritariamente las mujeres utilizan los puestos de servicios y venta, así lo indica la cifra de la encuesta Casen 2015, donde  se señala que son el 64,5%   las mujeres activas  en estas áreas, las cuales tienen las peores condiciones para su realización y con peor paga, como lo indican informes realizados por el gobierno.

Alondra Silva, vendedora de productos LG en la tienda Paris del Mall Plaza Vespucio,  tiene 26 años y dejó de estudiar derecho porque no tenía trabajo para sustentar sus estudios, experiencia compartida con varios jóvenes de hoy en día.

Silva cuenta a radio JGM que a pesar de estar dentro de la empresa del Holding Cencosud, (quienes ya son el número uno en la lista de mayor cantidad de trabajadores del país), no están contratados de forma directa, sino que LG realiza una licitación y varias empresas se apuntan para los servicios.

Alondra está asociada al sindicato interempresarial Sintraescc, donde convergen trabajadores de call center, servicios de venta Entel y LG, entre algunos. El agruparse significó para varios trabajadores de LG darse cuenta de las diferencias de sueldos entre quienes trabajan en el mall, con el horario 11.00 a 21.00 hrs, y los que trabajan en otras compañías.  Actualmente ella recibe un sueldo base de 264.000 y se le va agregando comisión por venta.

Por otro lado, la joven cuenta que no existe beneficio alguno por trabajar en ese lugar, todo lo contrario, declara que las condiciones son malas y lo ejemplifica con las constantes  irregularidades en el salario y las problemas con los días feriados, dado que a muchos vendedores les calzan el día libre con el feriado y éste no es devuelto.  Pero las cosas no quedan allí, sumado a esto las mujeres tienen una mayor dependencia laboral, por la necesidad de mantener a la familia, y ganan un 26,4% menos que los hombres, de este porcentaje la gran mayoría es por el sólo hecho de ser mujeres, así lo corrobora el estudio de Fundación Sol, donde se señala la subvaloración de la mano de obra femenina.

Esta discriminación  va en aumento a medida que el nivel educacional crece, es decir, en los puestos de mayor poder la diferencia de sueldos es mayor entre hombres y mujeres, en el mismo cargo; no así en los trabajos sin tanta especialización o requerimientos técnicos-educacionales.

En la sesión de la Escuela de formación sindical Clotario Blest del pasado miércoles 21 de abril, se abrió la temática entre los sindicalizados  sobre trabajo y género,  dejando la pregunta abierta sobre cómo la organización de trabajadores puede ayudar a disminuir estas problemáticas. Entre las ideas que surgieron fue el apoyo entre mujeres, como también la unión de los hombres a estas luchas que las compañeras de trabajo están dando. Por otro lado, en términos más específicos,  surgió la opinión de dar la pelea de incluir sala cunas cuando existan más de 20 trabajadores o trabajadoras, y no solo más de 20 mujeres contratadas como lo ha estipulado la ley hoy.

Por tanto, este Primero de Mayo ya tiene los cuestionamientos hechos y se abre para dar palabras y formas que terminen con la discriminación a las mujeres, que en este caso, en el mundo laboral se subvalora y en el área doméstica no se reconoce su esfuerzo. La necesidad de equiparar las tareas domésticas es una deuda que como sociedad arrastramos pesadamente, asimismo urge comprender y valorar las dimensiones del trabajo reproductivo que el patriarcado se esfuerza en invisibilizar.

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