El Pueblo Chono ¿en el mundo del olvido?

Escrito por el julio 9, 2020

Por Alfredo Seguel

Chono es el nombre genérico que se usa para designar a los grupos que forman parte de un Pueblo ancestral considerado nómade canoero, cuyo ambiente se estima entre los 43° y 48° Latitud sur, en el territorio que conforma la Patagonia Occidental Insular, en los archipiélagos de Chiloé, el archipiélago de los chonos (Aysén), hasta la Península de Taitao y el Golfo de Pena, cuyos antecedentes de preexistencia va entre 12 mil a 15 mil años.

Debido a masacres genocidas, enfermedades afuerinas occidentales y que diezmaron, como también acciones de asimilación, exclusión y negación por parte de la corona española y luego por el estado chileno, se cuenta con muy poca información.

En el presente, existe una importante cantidad de descendencia, principalmente en islas del archipiélago de Chiloé, sin embargo, el estado chileno no ha reconocido su existencia a través de la ley Indígena ni tampoco se han establecido políticas teniente a recuperar aspectos de vida, cultura y lengua. De hecho, se estima que en el presente, el idioma de este pueblo estaría extinto.

En una reciente entrevista al historiador Italo – Chilote, Alberto Trivero, da cuenta de testimonios orales con respecto a hablantes del idioma chono: “Hay un testigo más reciente en la Isla Huequi, de una familia que hablaba Chono. Con David Nuñez (Investigador), intentó ubicarla (2018), se fueron de la península y nadie sabe donde”.

La información Chona proviene de cronistas, navegantes y misioneros con breves descripciones de la forma de vida y de embarcaciones, siempre desde una óptica occidentalizada. Algunas fuentes han señalado que habrían tenido importantes convivencias con los Mapuche – Huilliche de Chiloé y los kawashkar.

Algunos nombres de toponimia en Chiloé de origen Chono: Achao, Chacao, isla Apiao, isla Laitec, isla Quenac, isla Tac, Isla Chaulinec, Isla Tahuenahuec, isla Meulín o Chelín; y sectores costeros como Manao, Terao, Ichuac.

Como parte del testimonio patrimonial, son los milenarios conchales, amplios espacios de borde costero que habrían tenido un valor ceremonial. Varios superan los 5 mil años, donde se han encontrado diversos vestigios y osamentas humanas.

Sólo en el archipiélago de Chiloé, se han identificado los siguientes conchales: Conchal de Puente Quilo, comuna de Ancud; Corrales de Pesca, Coñimó-Lamecura, comuna de Ancud; Conchales de Río Chepu, comuna de Ancud; Conchales sector Huite, comuna de Quemchi; Corrales de Pesca Punta Tenaún, comuna de Dalcahue; Conchales de San Juan, comuna de Dalcahue; Conchal de Punta Hueñocoihue, comuna de Dalcahue; Conchales sector Conchas Blancas, comuna de Quinchao; Corrales de Pesca Isla Caguach, comuna de Quinchao; Conchal Punta Huenao, comuna de Curaco de Vélez; Conchales sector Rilán, comuna de Castro; Conchal Gamboa, comuna de Castro; Conchal Ten-Ten, comuna de Castro; Conchales sector Curahue-La Estancia, comuna de Castro; Conchal de Nercón, comuna de Castro; Conchales sector Rauco, comuna de Chonchi; Conchales sector Cucao, comuna de Chonchi; Conchales estero Puqueldón, comuna de Puqueldón; Conchales sector Apeche, estero Paildad, comuna de Queilen; Conchales Estero Queilen, comuna de Queilen; Corrales de pesca de isla Chala, comuna de Quellón; Conchales sector Candelaria, estero Huildad, comuna de Quellón; Conchales estero Yaldad, comuna de Quellón; Conchales sector Inio, comuna de Quellón.

En las zonas de Chepu 005 y Puente Quilo, comuna de Ancud, como también Isla Gran Gauiteca (Archipiélago Guaitecas), comuna de Quellón, diversos trabajos de arqueología, con importantes hallazgos, da cuenta de un poblamiento con más de 6 mil años. Un estudio señala: “A partir de estos sitios, se ha establecido que la zona de archipiélagos patagónicos septentrionales habría comenzado a ser habitada hace unos 6.800 años atrás, por grupos de hombres, mujeres, niños y niñas que recorrían el mar interior y los canales australes utilizando embarcaciones”, señala una publicación de la Corporación Aikén de historia y arqueología del año 2018, titulado: “Los Primeros Chilotes: los primeros habitantes de Puente Quilo y Chepu hace 6.000 años”.

En marzo del 2013 se dio cuenta de unas conclusiones como parte de la investigación hecha sobre los Chonos, proyecto Fondecyt y dirigido por expertos de la Universidad de Chile y la Universidad de Magallanes, que se extendió por tres años e incluyó la búsqueda de nuevas muestras, dataciones radiocarbónicas y el análisis del ADN mitocondrial (herencia genética materna).

En su búsqueda, los expertos descubrieron en este estudio, osamentas de más de dos mil años y sitios de tres mil años, revelando que el poblamiento chono del archipiélago que lleva su nombre fue más temprano de lo que se creía. Según los expertos, el pueblo tuvo una cultura propia (no son parte de otros grupos cercanos) y sus costumbres se mantuvieron constantes.

El análisis de ADN reveló secuencias genéticas presentes en los primeros habitantes del continente, que muchos pueblos originarios de América perdieron. «Las variantes de ADN mitocondrial que ellos portan son las mismas que tenían los pobladores que llegaron a la zona hace 12 o 15 mil años», sostuvo a medios, Mauricio Moraga, investigador del Programa de Genética Humana de la U. de Chile y quien dirigió el estudio.

En el año 2006 se organizó una expedición que partió al interior inexplorado de la Península de Taitao en busca de vestigios arqueológicos y de chonos que pudieran haber sobrevivido sin contacto con el mundo exterior en los últimos dos siglos.

En medio de diversos señalamientos de “extintos”, estudios genéticos realizados en Chiloé han dado cuenta de descendencia Chona. A modo de ejemplo, en la isla Laitec, se han presentado marcadores genéticos diferentes a los de otras poblaciones originarias, lo que se ha considerado como indicador de descendencia Chona, publicación en «Origen y microdiferenciación de la población del Archipiélago de Chiloé». Revista Chilena de Historia Natural.

Varias actividades Chona son parte del legado cultural que se mantienen activos en diversos lugares de Chiloé. El mismo Curanto, su base, el curanteo, el cocimiento de mariscos en piedras candentes tapadas con hojas de nalca, son parte de una tradición milenaria, la que después fue incorporando otros elementos en su cocción. También el mariscar o formas de navegación, trabajos en cesterías, los corrales de pesca, entre otras, son parte de las prácticas vigentes y que son parte de la identidad en estos territorios, señalados en diversas fuentes.

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