“Pu Mapuche”: un retrato sincero a la cotidianidad de la gente de la tierra

Una serie 65 imágenes que fueron capturadas durante 10 años por el fotógrafo peruano, Luis Sergio, sobre la vida actual de los mapuches en la Araucanía y Santiago, se exhibirán en el Museo Nacional de Bellas Artes hasta el 6 de mayo.

Desde muy niño, Luis Sergio escuchó diversas historias que destacaban la valentía y el espíritu guerrero propio de los mapuches. Fue esto lo que lo despertó su curiosidad y el deseo de fotografiarlos íntegramente. En el 2004, cuando tenía 26 años, emprendió la búsqueda de una comunidad que le permitiera documentar la cotidianidad de este pueblo indígena, capturando su esencia y sus valores, lejos de los libros que él había investigado sobre su cultura.

El fotógrafo, que ha trabajado en medios de prensa chilenos y peruanos, explicó que “las publicaciones retrataban a las mujeres de edad sembrando papas con joyas y usando una vestimenta tradicional, cuando la realidad no es así. Sentía que eran imágenes muy manejadas para la foto”. Tímidamente, llegó a la región de la Araucanía y partió a los lugares más recónditos de Puerto Saavedra, Carahue y los lagos Budi e Icalma, en la frontera con Argentina.

Sin embargo, la tarea no fue nada de fácil. Al principio todos en la comunidad desconfiaban de él. Lo miraban con extrañeza y les incomodaba su presencia. Pero gracias a Margarita Neiculeo, se fue acercando poco a poco a los límites de este pueblo originario.

“Ella me llevó a la casa de una mujer mapuche y me hicieron saludo oral, que es una especie de ceremonia de bienvenida, lo que para mí fue muy importante. Compartí con ellos, me quedé en sus casas, comí, trabajé cortando leña, arando y sacando papas. Margarita le dijo a toda la gente que yo era su nieto, hasta hoy todos creen que soy un familiar. Admiro esta cultura ancestral que ahora también es parte de mí”, contó el artista visual.

Luis se hizo uno más en este pueblo, participando en sus fiestas, en sus juegos típicos, en sus ritos, y arando la tierra. De esta manera, plasmó con su cámara al cuello cada uno de esos maravillosos momentos destacando siempre la naturalidad de las escenas, emociones y costumbres que caracterizan a la gente de la tierra. “Cuando los veía muy concentrados en lo suyo y sentía que era invisible, tomaba fotos”, sostuvo.

Así, logró capturar cientos de fotografías análogas y digitales, que para efectos de la muestra se seleccionaron 65. La mayoría de ellas son en blanco y negro, y 12 a color. Entre las imágenes de la exposición, hay una sobre el Heluhún, un rito funerario de cuatro días donde la comunidad hace rotativas y bailes frente al ataúd, mientras un caballo camina a su alrededor. También, está el registro de una machi en el Hospital de Carahue, haciendo un machitún a una persona enferma.

Junto a estas fotos de la Araucanía, estarán exhibiendo una serie que retrata la vida de los mapuches en la Región Metropolitana, en comunas como El Bosque, La Pintana, Cerro Navia, Puente Alto y Lo Prado. “Acá, en Santiago, mantienen sus costumbres ancestrales y luchan por sus espacios: tienen sus sitios sagrados, donde hacen reuniones y juegan el palín”, indicó Luis Sergio.

Entre esas imágenes, se aprecia el retrato de una artesana que hace bolsos y banderas mapuches, y que luego vende sus trabajos en la calle. Además, de una foto del cumpleaños de una niña a la que su mamá le regala un kultrún.

El fotógrafo comentó que lo que más le marcó en este proyecto fue el recibimiento de la gente. “Primero les tenía algo de temor. Me acercaba como reportero, pero después fui más artista y documenté. Respeté hasta cierto punto, pero también quería ir más allá. Y es que los mapuches no son sólo guerreros. Ellos tienen valores, una mística especial, nacen con mucha sabiduría y espiritualidad. Tienen una conexión inmensa con la naturaleza y un respeto enorme hacia el otro”, concluyó.

Todas estas fotografías serán publicadas en abril en un libro llamado “Pu Mapuche”. La exposición puede visitarse de martes a domingo, de 10:00 a 19:30 horas en el Museo de Bellas Artes. La entrada es liberada.