Pepe Carrasco: de humano a leyenda

Escrito por el septiembre 11, 2019

Este ocho de septiembre se cumplieron 33 años del asesinato del periodista. Hasta el día de hoy se le sigue recordando con cariño y admiración, pero para quienes le conocieron más de cerca, su muerte fue uno de los sucesos más horribles de sus vidas.

Por Nicolás Zamorano, Daniel Salas y Sebastián Silva
Importante: El presente artículo fue publicado originalmente el año 2017.

“—Pepe, están golpeando…

—¿Qué hora es?

—Diez para las cinco…” [1]

El siete de septiembre de 1986, en la cuesta Las Achupallas, el dictador Augusto Pinochet sufrió una emboscada mientras regresaba de su casa en El Melocotón. Dicho atentado tuvo por autores a miembros del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR). Los involucrados tenían como objetivo asesinar al Dictador, sin embargo, por diversas razones acaecidas durante los pocos minutos que duró el enfrentamiento, no pudieron conseguirlo y el atentado detonó una serie de represalias por parte de la policía.

Los días siguientes, específicamente la madrugada del ocho y el nueve de ese mes, se llevó a cabo un plan de venganza en el que actuaron, al menos, 14 agentes de la CNI. En pocas horas el autodenominado “Comando 11 de septiembre” secuestró y dio muerte a cuatro personas: Gastón Vidaurrázaga, Felipe Rivera, Abraham Muskatblit y José Carrasco Tapia. Al momento que lo fueron a buscar, “Pepe” Carrasco se encontraba con su familia.

—¡Manos arriba!

* * *

La tarde del 24 de agosto de 1943 en la clínica Carolina Freire nació José Humberto Carrasco Tapia, bautizado “Pepone” para sus más cercanos. Fue el primer retoño de Humberto Carrasco y Graciela Tapia.

Sus primeros años estuvieron marcados por el esfuerzo de su familia y por proceder de un humilde barrio popular en la comuna de Conchalí. Su madre murió cuando él era pequeño y, como era el hermano mayor, debió entrar al mundo del trabajo. Es en ese momento en que comienza su cercanía con el mundo sindical y los discursos políticos. Esto le ayudó al momento de desenvolverse en el Instituto Nacional y en las reuniones de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH), a las que se hizo parte antes de ser universitario.

José Humberto Carrasco Tapia en su época de estudiante en el Instituto Nacional.

En la década de los 60 entró al Pedagógico de la Universidad de Chile. Tenía 17 años y decidió estudiar Castellano. Sin embargo, hace tiempo había despertado en él, el deseo de estudiar Periodismo. Tras charlar con el entonces director de la Escuela, Mario Planet, Carrasco llegó a un acuerdo para cambiarse de carrera después de pasar un año en el Pedagógico. Fue aquí, donde daría inicio al «mejor oficio del mundo» como señaló en más de alguna vez a sus cercanos y compañeros de militancia.

* * *

—¡Policía! ¡José Carrasco! ¡Abra la puerta!

Afuera de su departamento en el Barrio Bellavista, los agentes Iván Quiroz Ruiz, Jorge Vargas Bories y Carlos Fachinetti López golpeaban con impaciencia la puerta. Silvia Vera, en ese entonces compañera de José, miraba de reojo por la ventana. En medio del bullicio y los golpes, despertó Pepe.

—Pepe, te buscan.

(…) Fueron las palabras que Silvia dirigió a su pareja una vez volvió a la pieza. Él ya se había incorporado, sabiendo el destino que le deparaba. Desde la cama se encargó de llamar a su vecino Hernán Cardemil para avisar de lo que estaba ocurriendo.

—¿¡Dónde está!? ¿¡Dónde está Pepe!?

En ese instante, mientras él se vestía, los agentes derribaron la puerta. Dos de ellos entraron para llevárselo rápidamente. Pepe pidió que lo dejaran ponerse los zapatos, pero Jorge Vargas Bories, quien era el más alto e iba a cara descubierta y aferraba una pistola, le replicó con sarcasmo: “No los vai a necesitar”[2]

Pepe en su juventud.

* * *

Este ocho de septiembre se cumplen 31 años del asesinato del periodista. Hasta el día de hoy se le sigue recordando con cariño y admiración. Para quienes le conocieron más de cerca, su muerte fue uno de los sucesos más horribles de sus vidas. El carisma de Pepe y su dedicación al trabajo y a su militancia siempre les hizo ver al periodista como una persona excepcional, por lo que su pérdida les hace lamentar hasta hoy no “haberlo cuidado más”.

La Familia, el mejor oficio del mundo y la militancia revolucionaria fueron los elementos que configuraron la vida de este combatiente por el derecho de la libertad de expresión. Periodista acérrimo, militante del MIR con convicción y humano. Tan humano que los días más difíciles del régimen siempre estuvo en contacto con su familia, aunque haya estado en Buenos Aires resguardándose de la represión que asechaba a quienes daban golpes de resistencia contra la cruel dictadura. De la propaganda y activismo revolucionario pasó por diferentes moradas que acogieron ese carisma que hacía tan particular a Pepe, hasta los centros de detención y tortura, donde fiel a su estilo no dio paso atrás y siguió firme con sus ideales. Sin dudas alguna era diferente.

Tras su vuelta del exilio, llegó a Chile muy feliz de poder compartir pluma y revista con sus queridos amigos y colegas que había conocido en el trayecto de esta lucha. José llegó a la revista Análisis invitado por su amigo y director de medio: Juan Pablo Cárdenas. Con el paso de los años nos comentó ese episodio: A lo mejor en eso me equivoqué. Desde luego me equivoqué. Yo estimaba de que ya a esa altura no había mucho riesgo para los opositores. Sin embargo, no calculamos que vendría el atentado al General Pinochet.[3]

Pepone junto a sus compañeros de militancia del MIR

* * *

—Cállese usté’ o la llevamos con nosotros.

La policía abandonó el departamento de José Carrasco en medio de la madrugada. Entre Vargas y Quiroz condujeron al secuestrado a un furgón utilitario. El primero se subió con Pepe al furgón, el segundo se subió a un Toyota blanco que dirigía el rumbo de la operación. Menos de media hora de recorrido les bastó para encontrar un lugar apropiado para cumplir su objetivo.

Vargas bajó a Carrasco por orden de Quiroz. Le ordenan cubrirse la cabeza y le hicieron arrodillarse. “Los asesinos estaban a punto de matarlo y no eran capaces de mirarlo de frente. Tampoco de apuntar al blanco sin despersonificarlo. Ni verlo de pie”.[4]

La mañana del lunes ocho, familiares, amigos y colegas buscaron a José Carrasco. Nadie sabía nada. Las instituciones no respondieron, y en la tarde de ese mismo día, Silvia recibió un comunicado de que su compañero se encontraba en la morgue. Muerto. Asesinado. La dosis fue: 14 impactos de bala, 12 en el cráneo, uno en la cara, otro en su pie izquierdo. En todos hubo salida del proyectil. Lo fusilaron.

«El daño que hizo esta gente al asesinar a Pepe Carrasco fue tremendo y todavía nos golpea hasta este momento. Fue el daño pa’ dos hijos de Pepe Carrasco, fue el daño para la familia, pa’ los padres, pa’ la madre, para el hermano. Eso lo hemos arrastrado durante tantísimos años y hace cuatro años que Luciano Carrasco Mora se suicidó precisamente porque estaba arrastrando todas estas penas de su padre. Entonces yo digo, el daño no fue solamente en ese momento que asesinaron a Pepe Carrasco, sino que el daño nos persiguió hasta hace muy poco. Entonces nosotros tenemos todo el derecho de exigir a la justicia chilena que haga justicia con el caso Pepe Carrasco», sentenció Olivia Mora, primera esposa de Pepe.[5]

Funeral de Carrasco Tapia junto a sus compañeros y compañeras del Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR

Hoy en día existen varios sitios de memoria que rememoran al periodista. En el lugar donde lo acribillaron, el Cementerio Parque del Recuerdo, se levantó una placa que conmemora el hecho. Así mismo, la calle donde se encontraba antiguamente la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile, recibió el nombre de “Periodista José Carrasco Tapia”. En el año 1991 un grupo de estudiantes de la universidad formaron el primer preuniversitario popular bajo el nombre de Pepe. En el Instituto Nacional existe una placa con nombres de ex alumnos asesinados durante la Dictadura; entre ellos Carrasco.

El Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, nació el año 2002 con una gran mochila en sus espaldas. La tarea y lucha que dieron José Carrasco, María Olivia Monckeberg, Juan Pablo Cárdenas y Faride Zerán, no quedó indiferente al momento de plasmar el sello que quería a este Instituto y en específico, a la escuela de Periodismo. Esa lucha histórica por hacer del periodismo la voz de los oprimidos, la voz crítica y por darle un sitio digno al oficio más lindo del mundo, como señalaba Pepe cuando entró a esta escuela. Es tal el reconocimiento desde el oficio y su compromiso con las luchas populares, que “Pepone” se ganó un lugar privilegiado y sincero en este instituto. Auditorio de la Libertad de Expresión Periodista José Carrasco Tapia, se detalla en la placa del ingreso a la sala de honor del instituto.

Pero “Pepe” no es el único que recibió honores. En el campus Juan Gómez Millas existen muchos más memoriales por todos quienes recibieron los embates de la cruel y sangrienta dictadura militar. Estudiantes, profesores, auxiliares de la Universidad de Chile no tuvieron distinción algún al momento de ser desaparecidos, muertos y sepultados por una bota aplastante en medio de un país que luchaba por un proyecto de vida frenado a punta de matraca, golpes, violaciones a los derechos humano, sepultando toda esperanza de cambio.

A lo largo del campus se puede evidenciar diversos homenajes y recordatorios hacia estas personas. Entre ellas destaca la placa dedicada a Luis Durán Rivas, ex estudiante de Periodismo y dirigente del centro de alumnos de su facultad; una placa en la facultad de Filosofía que hace memoria de todos los estudiantes y funcionarios que fueron asesinados. Entre ellos un pequeño cartel que rememora a Tatiana Fariña Concha, ex militante de las Juventudes Comunistas, asesinada el 14 de mayo de 1985 en una explosión de bomba; el auditorio Jorge Müller Silva, camarógrafo y cineasta apresado en el 74 y desaparecido hasta hoy. Como también el caso de Augusto Carmona, periodista y dirigente del MIR que fue asesinado.

Placa en recuerdo a Luis Durán, ex estudiante de Periodismo, desaparecido.

En JGM se respira aire de lucha, memoria y justicia. Con un simple paseo por este Campus se puede evidenciar los recuerdos que afloran como durazno en primavera. Latentes. En la retina de quienes dieron su vida por una sociedad distinta; esa tan anhelada. Y frágil, tan frágil que pasan desapercibidos por la selva del individualismo que consume nuestra cotidianidad. El ejemplo de Pepe Carrasco, al igual que el de otras y otras compañeras/os caídos y desaparecidos nos dan la tarea de seguir luchando y buscando el bien común por sobre el individualismo. En esta escuela de periodismo, la figura de Pepe, sigue rondando por los pasillos y aparece en cada joven que toma el oficio más lindo del mundo, para transformar su realidad y tomarse el cielo por asalto.

Placa en conmemoración a estudiantes, profesores y funcionarios, asesinados y desaparecidos durante la dictadura de Pinochet


[1] Collyer, Patricia – Luque, María José. José Carrasco Tapia; Asesinato de un periodista. Ediciones Radio Universidad de Chile. Santiago de Chile. Año 2008. Pág. 13.

[2] Ibid. Pag.15.

[3] Documental de José Carrasco Tapia, parte 3. Disponible en plataforma de Youtube.

[4] Collyer, Patricia – Luque, María José. José Carrasco Tapia; Asesinato de un periodista. Ediciones Radio Universidad de Chile. Santiago de Chile. Año 2008. Pág

[5] Gacitúa, Marcela – Luego, Rodrigo. Documental José “Pepe” Carrasco. 2011.

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