Hombres de mierda
Escrito por Camila Magnet el abril 13, 2019
Estamos cansadas de hacernos cargo de sus problemas emocionales y de educarlos en el feminismo porque no son capaces de reunirse, leer y autoformarse. Estamos cansadas de verlos insistir ir a la marcha de mujeres cuando a la noche van a intentar emborrachar a su cita o se van a negar a usar condón.
Son los que acosan, abusan, violan y matan. Son los que se atreven a decir “nadie menos” cuando las feministas levantamos consignas en contra de la violencia de género. “Es que a nosotros también nos matan”, dicen. Claro, porque lo hacen entre ellos mismos.
Si se criaron con pistolas de juguete y videojuegos donde eran asesinos; aprendieron a tratar a las mujeres en las porno y todo su entorno les indicaban que éramos de su propiedad, “la COSA más bonita del mundo”, a la que hay que proteger porque somos el sexo débil y ellos, el fuerte.
Hombres. Son capaces de pisotearnos, amenazarnos, humillarnos y juzgarnos constantemente para mantener su posición de poder. Se cubren la espalda. Aun teniendo conciencia de que cometen actos reprochables, callan, y ni siquiera son capaces de interpelar a quien comparte las nudes de su ex polola.
Hombres. No se expresan, no lloran. Crecieron guardándose sus sentimientos, alojando las presiones que traen consigo frases como “campeón” y “no seas maricón”. Presiones que no liberan y se transforman en trancas que una identifica e intenta sanar, convirtiéndose muchas veces en una mezcla de mamá y terapeuta que maquillamos con la palabra “confidente” para hacer de este proceso un poco más romántico.
Y ahí está una: lidiando con inseguridades, inconsecuencias y la indiferencia de esos hombres que terminan haciéndote daño, que te absorben la energía, te manipulan y te rompen el corazón.
Estamos cansadas de hacernos cargo de sus problemas emocionales y de educarlos en el feminismo porque no son capaces de reunirse, leer y autoformarse. Estamos cansadas de verlos insistir ir a la marcha de mujeres cuando a la noche van a intentar emborrachar a su cita o se van a negar a usar condón.
Es hora de que se hagan responsables de su mierda; que la identifiquen, la analicen y la ordenen, para no desparramarla por ahí junto a nosotras. Porque si algo nos ha enseñado el feminismo, es que valemos lo suficiente para no tener que conformarnos con migajas.
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Escucha completo el capítulo de Copadas «Hombres de mierda» a continuación:
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