La emblemática obra de Andy Warhol aterriza en Chile

Escrito por el junio 17, 2017

Desde el museo de Pittsburgh llegaron 228 piezas del padre el arte pop para presentarse hasta el 15 de octubre en el Centro Cultural La Moneda. La exhibición revive al afán por la celebridad, la muerte y la cultura de consumo que caracterizaron las obras del artista.

por Constanza Romero Lecourt

Andrew Warhola, más conocido como Andy Warhol, es probablemente el artista visual del siglo XX más influyente por sus diseños y producciones. Su obra ha sido fuente de inspiración para miles de artistas visuales en los últimos 50 años y un referente para crear todo tipo de objetos.

Warhol fue un profeta de su propio tiempo. Muchas décadas antes de que se inventaran los reality shows y las redes sociales, él ya había predicho que en el futuro todo el mundo sería famoso por 15 minutos. Estrafalario, a veces provocativo, un virtuoso creador multifacético y un maestro del color. Andy Warhol, como muchas otras figuras rutilantes del mundo de las artes y del espectáculo, tuvo una apagada infancia.

Fue el tercer hijo de un matrimonio de inmigrantes eslovacos en Estados Unidos. Su padre Andrej Warhola llegó a este país para trabajar en las minas de carbón. Su madre, Julia Warhola, llegó siete años después con dos de sus hijas menores. Andrew fue el único nacido en tierra americana en 1928, en medio de la Gran Depresión y en un en un modesto barrio en Pittsburgh.

Desde niño, solía ir al cine. Soñaba con las estrellas de la música y del séptimo arte, lo que probablemente lo ayudaba a evadir sus problemas de salud y defectos físicos que lo marcaron desde sus primeros años de vida. Su padre sólo pudo financiar los estudios de uno de sus tres hijos. Consciente del talento plástico y artístico del más pequeño, él fue el elegido.

Las figuras de Hollywood eran su adoración. Por eso, empezó a coleccionar sus fotografías en álbumes personales. Muchas de ellas, se conservan hasta hoy. Así fue como llegó a vivir ese sueño americano a través de sus alegorías, sus ironías y sus cuestionamientos a la sociedad de consumo que impregnó a Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial.

Quizás la devoción católica bizantina de su familia también influyó: iban todos los domingos a la iglesia a venerar las doradas imágenes de los santos, que para  Warhol parecían ser tan inalcanzables como las figuras del espectáculo.

La fama, la veneración y la muerte fueron algunas de las obsesiones que el artista utilizó e inspiró sus creaciones y que ahora, son el eje principal de la exposición más grande que se ha hecho en su memoria en Chile, “Andy Warhol: icono del arte pop”. Entre las piezas que se exhiben hay dibujos, pinturas, esculturas, grabados y películas que recorren la trayectoria del autor.

“Desde muy pequeño, Warhol escuchaba los programas de celebridades, sus entrevistas en la radio, y les enviaba correspondencia. La colección de archivos dentro del museo tiene un retrato firmado de Shirley Temple, dirigido a un joven Andy Warhola”, contó la curadora de la muestra, Jessica Beck.

La mujer agregó que cuando Warhol se consolidó en su arte, comenzó a pensar en la política de la celebridad y en la forma en que los medios de comunicación contribuyen a un atractivo muy específico de esa cultura. “Con esta idea también viene una fascinación por la muerte. Para Warhol, esos conceptos se interrelacionan muy de cerca”, dijo la curadora.

La exposición recoge esa fascinación doble con piezas como el famoso retrato colorido de Marilyn Monroe de 1967, producido después de su suicidio.

También, la serie dedicada a Jacqueline Kennedy de 1964, realizada poco después del asesinato de su esposo, el Presidente John F. Kennedy. “En gran parte de la obra de Warhol, la adoración por las celebridades está intrínsecamente conectada con la idea de la muerte pública”, explicó Beck.

La muestra también da cuenta de una serie de retratos Polaroid de los años ’70, en los que aparecen figuras como Mick Jagger, Debbie Harry y Miguel Bosé, junto con otros artistas tales como Keith Haring, Robert Mapplethorpe y Jean-Michel Basquiat.

Para el crítico, Blake Gopnik, Warhol es el hombre que expandió la noción de arte. “Es uno de los más complicados y profundos artistas del siglo XX o de cualquier otra época. Para los jóvenes es un celebridad excéntrica”, observó el estudioso.

Del mismo modo, la directora del Centro Cultural La Moneda, Alejandra Serrano, expresó que la experiencia de albergar estos trabajos es muy significativo para la institución, ya que se trata de un artista masivo y muy popular.

«Matta, Picasso y Warhol son los únicos a quienes hemos dedicado exposiciones individuales. No solemos hacerlo, pero éste es un artista icónico estadounidense, innovador y performático», señaló Serrano.

 

Arte e imágenes de la cultura de masas

Radicado en Nueva York, Warhol se formó como publicista y a fines de los ’50, se hizo de una buena reputación trabajando  como ilustrador de anuncios comerciales de zapatos. A partir de esa cercanía con el marketing nació su inspiración para sus primeras obras de arte, con las que se posicionó en la vanguardia artística.

En 1962, hizo su primera exposición en la Gran Manzana. Allí exhibió sus obras fundamentales como el díptico de Marilyn Monroe, las latas de sopa Campbell, 100 botellas de Coca-Cola y 100 billetes de dólar.

Parte de esta temprana producción está en la exhibición, como dibujos de zapatos, helados y carteras de los años ’50. Junto con una serie de  serie de pinturas sobre el Test de Rorschach y sus conocidas esculturas de cajas de sopas Campbell y jabón Brillo, de 1964.

Para Jessica Beck, la estética de Warhol es otro sello esencial de su trabajo y se ve reflejado en la exposición. “Lo que más me gusta de esta muestra es que se destaca el sofisticado uso de color del artista. En sus pinturas abstractas, en sus retratos de celebridades y de la socialité, uno puede ver cómo los tonos son siempre brillantes”, comentó Beck.

El comienzo de su carrera artística fue complejo. Al principio, fue atacado por el círculo más purista y conservador del arte, ya que les resultaba inadmisible que sus creaciones se rindieran de esa forma al consumismo. Sin embargo, Warhol recibió el apoyo de varios galeristas y artistas que veían en su obra el reflejo de un cambio cultural.

Rápidamente, se transformó en el precursor del arte pop. Fundó The Factory, un estudio de murallas plateadas por la que se que se pasearon todo tipo de figuras culturales de la época, ya sea por las fiestas que ahí se llevaban a cabo o para aparecer en sus películas experimentales. Desde allí también comenzó a apadrinar y colaborar con futuras estrellas como la banda The Velvet Underground.

A fines de los ‘60 parecía que Andy Warhol había tocado la cima de la fama. Pero un disparo triple por parte de Valerie Solanas, una ex colaboradora de The Factory diagnosticada con esquizofrenia, lo dejó al borde de la muerte. Afortunadamente se salvó, pero algo cambió en él. Para la curadora, el atentado cambió la naturaleza de su trabajo y los años ‘70 serían su época más tranquila.

“Tenía una política muy abierta con los visitantes de The Factory, pero después de lo ocurrido fue mucho más celoso con su trabajo. Mucho de él se centró en comisiones y retratos”, manifestó Jessica Beck.

Sus últimos días fueron tristes. A sus 58 años, entró al quirófano para extirparse la vesícula biliar. Aparentemente, el procedimiento parecía no deparar algún tipo de complicación. Sin embargo, una fría noche del 21 de febrero de 1987, el artista falleció producto de un ataque al corazón.

Su legado artístico y cultural sigue en vigente hasta nuestros días. La muestra ensalza su arte y recuerdo, en todo su esplendor.

 

 

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