El bosque de Bau
Escrito por Radio JGM el noviembre 2, 2022
El 16 de febrero de 2021, Emilia “Bau” Herrera Obrecht, activista trans y de la lucha mapuche, fue asesinada a sus 25 años en el Lago Desagüe Riñiwe, Panguipulli, bajo el contexto de una recuperación territorial realizada a las afueras del condominio Riñimapu. Hoy, a más de un año de su muerte, nada ha sido resuelto. Con tres suspensiones de por medio, el caso sigue sin cerrarse y aún no se ha procesado a ninguno de los tres imputados. Por este tumultuoso camino de complicaciones en la investigación judicial, tratados empresariales entre dueños de territorios y forestales, sin un interés visible de los medios más importantes por cubrir el caso, su familia y quienes la acompañaron en su lucha continúan su tránsito, exigiendo justicia.
Por Constanza Müller y Catalina Muñoz
Entre los árboles del sector litoral del Lago Desagüe Riñiwe, Panguipulli, caminaba Emilia Milén Herrera Obrecht, de 25 años. Vestida con su küpam, atuendo tradicional mapuche, la activista transfeminista y ecologista volvía junto a quienes la habían integrado a su comunidad, el Lof Llazkawe, tras haber pasado cuatro meses en la costa valdiviana. Venía de visitar a una machi en la comuna de Vilcún, con quien buscaba descubrir sus orígenes ancestrales.
Un mes antes de emprender dicho viaje, Emilia se había dedicado a recorrer Quepe y Lican Ray con su madre. Estaba aprendiendo a hablar mapudungún, como lo evidencian las notas con apuntes y escrituras que quedaron pegadas en un refrigerador de su Lof. Pasó ese último tiempo enseñando a jóvenes cosas que había aprendido durante su estancia en Valdivia: su lengua, como construir baños secos y como reciclar. Realizaba constantemente rogativas, cómo algunos de sus amigos recuerdan. ‘‘Le encantaba hacer ritualitos’’. Se levantaba temprano y saludaba a los ngen (espíritus de la naturaleza) por la mañana. Buscando siempre conectar con las raíces, con la tierra.
Era 16 de febrero de 2021. El reloj marcaba las nueve de la noche. Emilia Bau, a sus veinticinco años, perdería la vida. Sin embargo, ahí no acabaría su historia.
La Baucis
Nacida el 15 de julio de 1996 en la Clínica San Pancracio de Santiago Centro, Emilia se crió junto a su madre en la comuna de Puente Alto, Región Metropolitana, en su casa de Villa Los Acacios. Su padre, del que no se tiene información pública, no fue una figura presente en su vida. Aunque se encontraron de forma esporádica mientras ella crecía, este acabó por alejarse cada vez más hasta perder contacto casi por completo. La última vez que lo contactó fue para preguntarle respecto a su ascendencia familiar: Quería saber si alguno de sus familiares perteneció al pueblo mapuche.
Estudió en el Colegio Raymapu de La Florida durante su niñez y pubertad, y posteriormente ingresó al Liceo Artístico Salvador por iniciativa propia. En 2014, cursó estudios superiores de Licenciatura en Artes en la ARCIS (Universidad de Arte y Ciencias Sociales), donde conoció a su pareja, con quien se iría de viaje a Argentina y comenzaría su búsqueda identitaria. Fue en ese entonces cuando se acercó a causas feministas y antipatriarcales a fondo, para luego iniciar su transición. Regresaría a Chile tiempo después, a contarle a su mamá.
Su nombre, aunque reconocido legalmente luego de iniciar su proceso, iba siempre acompañado de aquel apodo que adoptó mientras se adentraba en la cultura mapuche. Bau, diminutivo de la palabra mapudungún Baucis, significa dos cosas: zapatos femeninos o quien trasciende en las plantas. Si bien mantuvo su primer apellido al realizar su cambio de nombre registral, prefería omitirlo. Emilia, Milén, su inicial seguida de un punto. Y luego, Obrecht.
Denise Obrecht Samson, de sesenta y cuatro años, suspira y se sienta en su cama. Afuera, en el jardín de su casa, sus perros ladran para anunciar la llegada de una joven que, como es de costumbre, viene a hacerle compañía. Vive aún en Santiago, aún en la misma casa, pero ya no trabaja. «Fue el año pasado recién, después de la muerte de Emilia» — nos explica — «Yo ya estaba cumpliendo los sesenta, y como siempre se demoran con los trámites… Aunque por ley uno debería jubilarse a esa edad, llegué a los sesenta y tres trabajando. Ahí recién me jubilaron. Con los profes siempre se demoran».
Denise fue profesora de artes en educación básica por más de veinticinco años, en el Colegio Victor Jara de La Pintana. Desde el asesinato de su hija, se ha dedicado a difundir información sobre el caso y compartir con medios territoriales, de mujeres mapuches y de resistencia.
—Ahora, obviamente, mi vida cambió. Se trata de trámites, del proceso judicial. Quienes más me han acompañado son los chicos, chicas y chiques. Mucha gente que no conozco, pero de la que estoy muy agradecida. Todos ellos admiraban a Emilia Bau, y me han dicho cosas maravillosas sobre ella.
Luego de una segunda separación, gatillada por el fallecimiento de Baucis, tomó la decisión de cortar toda comunicación con su ex-pareja, padre biológico de Emilia, quien se había disculpado con ella previamente por su ausencia. «Intenté, de alguna manera, que participara de algunas actividades que se organizaban. Le mandaba la información, le mandaba las fechas de algunas de las audiencias… La verdad, yo nunca lo vi en ninguna de las instancias. Por lo tanto, le dije que se terminara el contacto, porque ya simplemente si después de pedir perdón no fue capaz de apoyar este proceso, era mejor que no lo intentara más».
Cuando le preguntamos a Denise sobre su relación con los medios de comunicación y el interés de estos por cubrir el caso, expresó su agradecimiento y cercanía con los más locales e independientes. Radios comunitarias como la Kurruf, Zarzamora, Nuevo Mundo, Criterio Verde y El Che de los Gays de la Universidad de Chile. Respecto a las plataformas más conocidas, hizo declaraciones muy distintas.
—La Bío Bío también me ha entrevistado en varias ocasiones. Claro que no me da confianza esa radio.
—¿No?
—No, porque sacaban de repente algunas cosas que legalmente no deberían estar en manos de otras personas. Por ejemplo, el informe de investigaciones, cuando se hizo. ¿Cómo lo tenían ellos? Porque tienen pitutos. Pero con quién, no sé.
En la página web de Bío Bío, “BBCL Investiga”, se puede encontrar una nota del 2 de julio de 2022. Las palabras en su titular, “Dispárale, mátala”, hacen referencia a lo que habría dicho uno de los culpables del homicidio de Bau, momentos antes del ataque. Esta información, además de constituir evidencia de intencionalidad en el crimen, se encontraba dentro del informe realizado por la Fiscalía a petición de la defensa de los imputados, el cual según señala Obrecht, era un documento confidencial.
—Ningún otro medio, y menos de televisión, me da confianza. Al final, uno se da cuenta de que ellos entregan la información que quieren, siempre para el lado que quieren. Jamás han hecho un reportaje sobre Emilia. Son medios totalmente vendidos a los empresarios. O comprados por los empresarios. Eso pienso.
Los perros ahora guardan silencio en el jardín, pero Denise decide hablar.
Camila Flores, apodada ‘Café’, conoció a Emilia en la Universidad Austral de Chile, cuando aún estudiaba la carrera de Ingeniería en Conservación de Recursos Naturales. Hoy, titulada y viajando por Argentina, recuerda su relación de amistad con Bau, fundada en el activismo por los derechos de la tierra.
—Me la encontraba en varios lugares. Y éramos amigas de esos lugares, que eran espacios para la resistencia. Nunca fuimos como de decirnos: “Juntémonos un día a tomar un mate”, pero si nos topabamos siempre en lugares que estaban vinculados a la resistencia territorial. Me acuerdo de que la primera vez que conectamos en una conversa fue en un trafkintü (ceremonia mapuche de intercambio de bienes), en donde trocábamos semillas por parches. Siempre andaba con los parches. Desde ahí partió nuestro vínculo, desde la defensa de los territorios.
En 2020, Emilia formó parte de una comunidad disidente con la cual defendieron alerces que, siendo considerados patrimonio de la humanidad, serían derribados en el Parque Costero, por el tramo dos de la ruta Corral-La Unión. Durante ese mismo año, dicha comunidad se unió al Lof Llazkawe, para apoyarles en la lucha territorial por los terrenos de Riñimapu.
Bau era vegana y una amante de los animales, es por esto que estuvo participando de manera activa en Renacer Animal, agrupación antiespecista de rescate y protección animal en Valdivia. Organización que también se preocupaba de abrir espacios que sirvieran como refugios para los animales rescatados. Desde perros y gatos, hasta corderos y gallinas.
Fue por la lucha y defensa de estas causas que Emilia Milén H. Obrecht, conocida como Bau por familiares y amigues, falleció por muerte cerebral durante la madrugada del 17 de febrero, en la sala de urgencias del centro de Valdivia, a causa de un disparo en la cabeza.
El crimen
El condominio Riñimapu, ubicado en Lago Desagüe Riñiwe, Panguipulli N° 5210000, Región de los Ríos, se convirtió hace un año en el epicentro del caso. Consta de 19 hectáreas, divididas en 33 lotes en la ribera del río San Pedro, consideradas sectores residenciales exclusivos y “de lujo”.
La disputa del Lof Llazkawe con la administración de Riñimapu se remonta al año 2020. A fines de noviembre, la comunidad inició el proceso de recuperación territorial del sector litoral aledaño al condominio. Su intención era abrir los cercos, hechos con alambre de púas, que impedían el libre acceso a la playa. El Lof informó al administrador Manuel García, en diciembre, y se le puso fecha límite de espera para realizar la acción: el 2021.
En enero del año próximo, los vecinos alertaron a la Intendencia de Los Ríos sobre el conflicto enviando correos. La respuesta recibida vino en forma de drones y una mayor cantidad de efectivos policiales para realizar vigilia. No hubo ningún otro tipo de intervención. Durante ese periodo de tiempo, llegaron supuestos jardineros contratados por los gerentes y por el Comité de Vecinos de la copropiedad. Andrés Roldán Mankel, vocero del Llazkawe, declaró que estas personas habían llegado a “intimidar y a mostrar armas”.
«Quedaron municiones en la casa que ellos arrendaban. De toda marca, de todo tipo», asegura Denise.
En la noche del 16 de febrero, alrededor de las 21:00 horas, una familia que acampaba emitió gritos de auxilio desde las orillas del lago. A pesar de haber llegado a un acuerdo con guardias del recinto y carabineros, consiguiendo permiso para instalarse en el lugar, comenzaron a recibir amenazas por parte de los jardineros, quienes pretendían expulsarlos. Fueron ayudados por miembros del Lof. Entre ellos se encontraba Emilia, a quien dispararon como reacción al enfrentamiento. Los “jardineros” se dieron a la fuga de inmediato, pero fueron detenidos por fuerzas policiales en el acto.
Hasta el momento, los imputados por el crimen son tres: Francisco Javier Jara Jarpa, como autor material —quien habría efectuado el disparo—; Carlos Alberto López Aguayo, como encubridor, y Cristián Antonio Larenas Cisternas, como autor inductor. Todos ellos obtuvieron, a su vez, cargos por porte ilegal de armas de fuego y municiones, más un delito en común: homicidio calificado. Sin embargo, según indica Denise, no serían los únicos involucrados.
—Eran diez los hombres contratados, siete fueron los que pillaron arrancando en la camioneta, y tres están siendo procesados.
Actualmente, Jara Jarpa, López y Larenas se encuentran con arresto domiciliario. La Fiscalía de la Mariquina solicitó la pena de 18 años de presidio para Jara Jarpa y López Aguayo, contrario a lo que los abogados querellantes piden, que es la aplicación de un presidio perpetuo.
Lilith Victoria, es una activista trans y presidenta de ‘‘Panteras Disidentes’’, organización de la Región de Los Ríos que ha seguido de cerca el caso de Emilia y que junto a sus participantes han realizado jornadas de protestas y exigido soluciones habitacionales para la comunidad trans valdiviana, logrando por un tiempo la ocupación de la ex-sede de la Democracia Cristiana en la calle Cochrane de Valdivia. En la fachada de la ‘‘Kasa Panteras’’, colgaba un lienzo donde se leía ‘‘Emilia Baucis. La asesinaron. Puga Matte, Hill Planella ’’ —Cuando hablaron sobre la toma en la prensa, en el diario Austral, que es el cómo el diario más conocido acá, es cómo el Mercurio, la portada tenía el nombre de Bau. Pese a que nos tiraban mucha mierda en el titular. El nombre de la Bau y el nombre de los asesinos de la Bau, estaban ahí, en la portada.»
Además, Lilith añade que «la petición de la condena de dieciocho años me parece una burla. Porque estos gallos salen con plata. Están dispuestos a hacerlo de nuevo y sacrificarse otros dieciocho años».
Los administradores del condominio, Fernando Puga Matte y Manuel García, poseen estrechas relaciones con grandes redes empresariales asociadas al extractivismo. Según su currículum público, Puga Matte es ingeniero agrónomo, emprendedor, inversionista y gerente general del Loteo Riñimapu en el borde del Lago Riñihue; socio y director de Puga, Mujica Asociados S. A, empresa del rubro de la ingeniería y la construcción vinculada a puertos, minería e inmobiliaria, y de Malterías Unidas S. A o Maltexco, industria de producción derivada de la cebada, perteneciente al grupo Chadwick. Denise Obrecht ha denunciado públicamente —en más de una instancia— a estas personas como autores intelectuales del crímen.
El proceso judicial se ha visto obstaculizado en múltiples ocasiones y por diversos motivos. La reconstitución de escena, que debiera haberse realizado en el lugar de los hechos, acabó tomando lugar en un Centro de Formación Policial, en Puerto Montt. Solo los imputados, acompañados de su defensa, participaron del proceso. La razón: Carabineros consideraba al condominio un sitio poco seguro. A pesar de la petición a Fiscalía impuesta por la abogada querellante, el trámite no se ha repetido.
La audiencia de preparación del juicio oral ha sufrido tres suspensiones consecutivas. La primera vez fue el 5 de julio de 2022, y tuvo como causal un reclamo por parte de la abogada defensora, Karen Paola Fernández, quien aseguró sufrir acoso de desconocidos en redes sociales. Se le cedió una audiencia exclusiva para mostrar las pruebas tras las supuestas amenazas, pero Fernández no se presentó. Semanas después, emitió la misma denuncia, pero fue desestimada por el fiscal regional. Cabe mencionar que Karen Paola Fernández fue abogada defensora de Raúl López, asesino de Daniel Zamudio, en 2012.
La segunda suspensión, ocurrida el 20 de julio, se debió a la “incomparecencia de uno de los imputados. Uno de los que estaba detenido en su casa con arresto domiciliario no se había presentado a firmar», aclara Denise. Porque por ley, aunque se queden en su domicilio, deben ir a firmar. Dieron como excusa que no lo había hecho porque estaba en situación de calle.
La audiencia debió ser pospuesta una vez más el 31 de agosto, luego de que se informara a la Fiscalía de un caso de Covid-19 que afectaba a un acusado y su equipo defensor. Se agendó para el día miércoles 5 de octubre, fecha en la que finalmente se logró realizar. Sin embargo, la información de aquella sesión aún no es pública.
El arma con la que se disparó a Emilia también supuso problemas. Francisco Jara Jarpa, el perpetrador principal, se negó a realizar la prueba de la pólvora en primera instancia. Peter Hill Planella, ex-marino, habría entregado armas a los acusados, días antes del enfrentamiento entre el Lof y los contratados. Entre ellas, una escopeta de guerra.
—Denise está cansada, pero aún así le sigue dando aguante, que es lo más brígido. Hay que darle justicia, no solamente por la Bau, si no también por las personas presentes en esta existencia. Las personas que vieron a la Bau morir.
— Declara en off un amigo de Baucis, que la conocía desde 2014, y ha participado en instancias de protesta en torno a la memoria de Emilia, sobre todo en la contribución de murales en la ciudad de Valdivia. Además, ante las constantes fallas judiciales, agrega.
—Están tratando de minimizar a personas que tenían conocimiento de armas de fuego y cómo apuntar hacia los cuerpos. De hecho, igual como que eso es lo que más se apela dentro de los juicios, que la apuntaron derechamente a cuerpo, a una distancia muy corta.
La madre de Baucis menciona, a su vez, que existen responsabilidades compartidas.
—El Comité de Vecinos es un organismo que debe aprobar las contrataciones que se hacen.
Sin poder contener las lágrimas, sueña con una resolución para el caso que ella misma considera imposible.
— Que el tipo que disparó, o que alguno de ellos, dijera la verdad.
— ¿Que confesaran?
— Qué confesaran. Qué pidieran disculpas. Y que fueran enjuiciados los que planearon esto. ¿Con qué condena? Ni siquiera me puedo imaginar. Pero para mí eso sería lo más justo. En el fondo, estas personas también merecen estar en la cárcel. Cuando gente, habiendo trabajos de otros tipos, recibe plata para matar a alguien que no conocen, que no saben cómo era, merecen estar presos, porque son un peligro para la sociedad. Pero quienes planifican, pues tienen el poder para contratar a gente de ese nivel… También merecen estar presos. Y más que los otros. Tampoco me da conformidad, porque nunca voy a tener de vuelta a mi hija, que era una bella persona… Maravillosa. Que cuando íbamos a un lugar y había un peligro, me llevaba de la mano. Que quería que viviéramos juntas. La mayoría de los jóvenes no quieren vivir con sus papás. Prefieren vivir solos, más libres. Pero como ella fue un espíritu libre, libremente decidió hacer cosas positivas. Eligió amar a los animales, a las plantas. Puedo decir entonces que justicia para eso nunca va a haber. Nunca.
Como si pudiera oírla desde donde está, mientras conversa con nosotras, Café declara:
—La cárcel es para los mapuches y para los anarquistas. Al menos en Chile.
Sembradora de la tierra
La muerte de Emilia Bau, aunque no recibió la cobertura mediática de otros casos, no pasó desapercibida por activistas. En febrero de 2021, se articuló “Memoria por Bau”, un colectivo que busca informar respecto a la actualidad del caso judicial y convocar manifestaciones en su nombre. Por otra parte, compañeres de Emilia se unieron y formaron el Refugio “Bosque Baucis”, un espacio dedicado al cuidado de animales en la región de Los Ríos, que continúa construyéndose hasta la fecha. La organización OTD (Organizando Trans Diversidades) emitió un comunicado público poco después de confirmarse la muerte de Bau, exigiendo justicia y reparación.
Romina Ramírez, profesora, activista trans ecologista, y ex-directora de MUMS (Movimiento Por La Diversidad Sexual), nos explicó desde su experiencia por qué la lucha por el medioambiente y el territorio resulta tan peligrosa. —Cuando nosotros hablamos de ecología y cuidado de la naturaleza, ningún partido político ni persona común se opone, que yo conozca al menos. ¿Dónde se ocasiona el problema? En el enfoque desde el cual hacemos activismo. Existe una visión que entiende que la causa del problema del deterioro del medio ambiente pasa por el capitalismo y el sistema neoliberal. O sea, se es un ecologista anti-capitalista, anti-neoliberal y anti-extractivista. Tal y como lo era Emilia. Ahora, si a eso le agregamos el género y el conflicto con pueblos originarios, se juntan sistemas de opresión.
Café, entre risas nerviosas y suspiros, asegura no saber qué va a ser de su futuro como activista medioambiental para cuando esté de regreso en Chile. Hace casi dos años, mientras participaba de la recuperación territorial de Kallfuko, fue amenazada de muerte por desconocidas. —Esa fue la única y primera vez que me amenazaron. Dos mujeres se acercaron, terrible de flaites. Como “Oe, pendeja culia” y chuchá tras chuchá.“No sabís en el lío ni con quién te metiste. Raja de acá”. Palabras bien feas. Me dijeron que nos iban a matar. En la calle también me pasó, escuchar cosas que me decían, como amenazas. Y creo que esos miedos fueron lo que me trajo a viajar, también. En un momento, me metí mucho en esto y dije: “Wow. Que zarpado estar en la resi”. El cuerpo estaba débil y la mente también. Por eso me fui.
A quien se le recuerda, nunca muere
En 2016, Macarena Valdés Muñoz, activista ecologista y mapuche, fue encontrada muerta en su domicilio en Tranguil, a 800 kilómetros de Panguipulli. Dos años más tarde, en noviembre de 2018, el asesinato del comunero Camilo Catrillanca por parte de carabineros en Temucuicui, se proyectaba por las pantallas de televisión de todo el país. En diciembre de 2021, el cuerpo de Javiera Rojas, otra defensora de la naturaleza, apareció en Calama dentro de una casa abandonada. Tenía las manos y los pies atados. El joven mapuche Alex Lemún Saavedra vería el fin de su vida una década antes, en 2002, mientras caía acribillado sobre tierras privatizadas por la Forestal Mininco, propiedad de la familia Matte.
—No me sorprendió, después de esas amenazas, que la Bau estuviese muerta— dice Café —Que le haya pasado lo que le pasó. Y eso que no me pasó nada a mí, ¿me entendés? Solo me dijeron un par de palabras, pero… no sé. Soy medio ecologista, y ya he recibido una amenaza de muerte por eso.
Si hacen un censo preguntando “¿Te han amenazado por defender la naturaleza?”, me toca responder que sí, lamentablemente. Y por ahí, si decido seguir haciendo esto, me puede pasar que me “suiciden”. Como a la Maca. Como lo hacen con todas.
Finalmente, intentando transmitir un último mensaje en memoria de Bau, Café afirma:
—A quien se le recuerda, nunca muere.
En la calle, afuera de la Fiscalía Regional de Los Ríos, su nombre se escucha en alto mientras se alzan lienzos. “Weichafe Emilia Milén. Sembradora de la tierra.”
—¡Presente, ahora y siempre!
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