Jorge Scheuermann de Asia Menor: «Mi primer acercamiento con la música fue a través de la tele, los sonidos en las películas y los dibujos animados”

Escrito por el marzo 12, 2025

Jorge Scheuermann, vocalista y guitarrista de Asia Menor, explica las influencias de la agrupación desde su profesión como psicólogo hasta las imágenes que lo han formado, para así entender una de las bandas chilenas de rock más importantes de la escena actual. Llevándolos a recibir el reconocimiento a Mejor Artista Nuevo en los Premios Pulsar en 2024.

Por Rodolfo Lira

La conversación comienza a través de una pantalla. Jorge Sheuermann, de profesión psicólogo, habla, desde su casa en Temuco, sobre las próximas fechas para la banda en la que participa desde que estudiaba en la universidad: Asia Menor. La agrupación se ha posicionado como una de las bandas de rock chilenas más importantes del último tiempo tras el lanzamiento de su álbum debut: Enola Gay (2023), siendo reconocidos como Mejor Artista Nuevo en los Premios Pulsar 2024 y siendo parte de la Tocata del Siglo (2024). Estos hitos los han llevado a concretar una gira por México en febrero de este año y Jorge, su vocalista y principal compositor, mantiene una actitud bastante calmada: “Estamos ahora con una fecha en el sur de Chile, Valdivia y Puerto Montt, y cuando pase eso voy a ponerme a pensar en México”, explica.

 

 

El sentido de la creación

Una de las ideas que Jorge expresa sobre la banda es que fundamentalmente se trata de expresión y representación artística: “Yo no quiero ayudar a nadie. A mí me gusta que la gente se identifique con mi música y que la quiera, que desarrollen un cariño (…) pero mi música la hago por mí, por mis compañeros, por un interés artístico. Si a alguien le sirve, es genial, pero ese nunca fue el objetivo”, explica Jorge con sinceridad. La música de Asia Menor no es una llamada a la acción o un mensaje social directo. Se trata de capturar lo que existe, lo que nos rodea, las sensaciones crudas de la realidad.

La catarsis, dice, llegó casi como un efecto secundario, “accidental”, como lo califica. Su intención siempre fue crear algo que tuviera un valor artístico, una propuesta conceptual, algo que tuviera sentido dentro del ejercicio de la obra.

La pandemia y el nacimiento de Enola Gay

El proceso de grabación de Enola Gay estuvo marcado por la pandemia. Jorge vivió este período de aislamiento, no como una catarsis total, sino como una oportunidad para reconfigurar el material. “La pandemia me hizo meterme mucho más en mí mismo. Viví el encierro con muchas personas en casa. Pero a la vez me permitió reorganizar el disco. El Enola Gay que escuchas hoy no es el mismo que hubiera salido si no hubiese sido por ese periodo”, dice, reflejando cómo las dificultades externas se fusionaron con su proceso creativo. “La relación que tengo hoy con la vida, con mi entorno, es desde el trabajo, entonces para mí siempre ha sido un refugio el trabajo. Me refiero como a desarrollo de un algo, cuando te digo trabajo no me refiero a sacar carbón de la mina, sino que evocarme en una tarea específica, que en este caso era hacer un disco”.

Canciones como Patio, que fue escrita antes de la pandemia, pueden ser reflejo de experiencias parecidas que dejó el encierro y que Jorge retrató de gran manera en la música y letra.

“Cuando esté tranquilo / la casa se va a querer incendiar / lo que no se lleve el fuego / o más bien lo que no se quiera llevar / lo va a tapar el ripio / o más bien lo voy a intentar tapar / dejar que apague sola / es darle libertad a remodelar”.

 

 

Música e imagen 

Para Jorge, la conexión entre el arte visual y la música es fundamental. Su relación con la música empezó de una manera muy visual. “En la casa de mi abuela y después en mi casa, era muy bueno para consumir tele”, dice. Recordando sus años de niñez, Jorge menciona cómo pasaba horas viendo programas como Los Locos Adams o Los Tres Chiflados, y cómo esos momentos le dejaron una marca profunda. “Me daba cuenta de que todo eso lo hacía alguien, no un dios, sino una persona de carne y hueso (…) mi primer acercamiento con el arte fue dibujar y dibujé mucho mucho, hasta que conocí la música y empecé a tocar nomás”, explica. 

En sus primeros años, Jorge no escuchaba música de forma activa ni completa. “No escuché discos enteros hasta que tenía unos 10 años. Mi primer acercamiento con la música fue a través de la televisión, los sonidos en las películas y los dibujos animados”, dice. Fue más adelante cuando comenzó a tocar la guitarra y descubrió el poder de la música de manera más profunda.

La relación entre música e imágenes se profundizó cuando recibió como regalo un CD en vivo de Pink Floyd – Pulse (1994) de parte de su tío junto a un winrar de Guitar Pro con mucha música de una página llamada My Song Book. “En mi cabeza pensaba que tenía todas las canciones del mundo, todas las canciones que se habían hecho en la historia del mundo las tenía, pensaba, yo en mi mente de niño. Así que ahí aprendí con el Guitar Pro y por mucho tiempo no me sabía ni las notas ni nada, contaba las cosas en números, decía: ya, este es el cinco, siete, siete, seis”.

Lo real y el arte

En este camino hacia la introspección y el arte, las influencias cinematográficas también han tenido un rol central. Jorge admite que, aunque su conocimiento sobre cine es limitado, las películas han sido una fuente de inspiración poderosa: Yo cuando escribí La Naturaleza fue después de ver el Anticristo (Lars Von Trier). Tenía una libreta con anotaciones y dije: ya, esta canción tiene que ser un poema, y es la única canción que primero hice un texto”, cuenta, aunque con algo de pudor, ya que no le agrada conceptualizar su obra, prefiere dejar libres interpretaciones. En relación a eso, Jorge dice no sentirse cómodo con la idea de ser un referente para otros: “Creo mucho en la individualidad de las personas, no me gustaría que las personas piensen de una forma u otra porque yo dije algo, de hecho eso me daría más bien tristeza”, explica.

Este constante diálogo entre lo visual, lo introspectivo y lo musical es lo que define su búsqueda como artista, que como él dice: “soy antes artista que músico”. Esta es una búsqueda que, lejos de ser épica o grandilocuente, se basa en una autenticidad tranquila, alejada de la necesidad de representar una figura heroica o mítica. Se trata de pintar con música lo real.

Foto de portada: Óscar Vergara en Expectador.

 

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