Wikileaks: El último bastión del periodismo contra el poder

Escrito por el abril 22, 2019

Por Bárbara Barrera, Chile a Todo Color

Foto: Xavier Granja Cedeño/Ministerio de Relaciones Exteriores.

 

En 2010, más de 90.000 documentos clasificados relacionados con la Guerra de Afganistán fueron revelados por Wikileaks, dando cuenta de cientos de hombres y mujeres, ciudadanos y ciudadanas afganas, que fueron asesinadas como resultado de acciones militares. Ese mismo año, alrededor de 400 mil documentos militares clasificados de la Guerra de Irak sacaron a la luz los sistemáticos abusos y torturas por parte del ejército estadounidense durante la invasión que terminó con la destrucción total del Estado iraquí.

Ese mismo año, Julian Assange reveló a diversos medios de comunicación 250 mil cables de información secreta que embajadores y agentes diplomáticos de los Estados Unidos enviaban a la Casa Blanca, respecto a la política interna de diferentes países del mundo, incluyendo América Latina.

En 2011, Julian Assange reveló 759 informes secretos sobre las violaciones a los Derechos Humanos en la cárcel de Guantánamo, develando que un 60% de los presos permanecen encerrados por motivos injustificados o insuficientes, la mayoría de ellos de origen afgano y pakistaní.

Gracias a Wikileaks surgieron posteriormente nuevas revelaciones de datos y documentos, tales como los Papeles de Panamá, que pusieron frente a nuestros ojos los paraísos fiscales y los procedimientos utilizados por los súper ricos para ocultar riquezas y robar a través de la evasión de impuestos. Esta red de periodistas independientes marcó lo que muchos expertos consideran “el inicio de una nueva era” en el mundo de las comunicaciones: un periodo de la historia en el que se están tejiendo nuevas formas de colaboración a través del uso de plataformas digitales con redes internacionales de alto alcance, con el objetivo de democratizar la información y dejar al descubierto a los poderosos.

La semana pasada el presidente de Ecuador, Lenin Moreno, decidió entregar a Assange a la “justicia”, en línea con lo que ha sido la política latinoamericana de los actuales gobiernos pro Estados Unidos, representados por Mauricio Macri, Sebastián Piñera, Iván Duque, y de la ultraderecha neoconservadora, cuyas nuevas formas y estéticas del poder representa Jair Bolsonaro.

La política de estos gobiernos ha seguido dos líneas ideológicas centrales: una enfocada en el mercado, mediante políticas económicas que reproducen las lógicas clientelares que subyugan la educación, la salud, la vivienda, y todos nuestros derechos básicos a una mísera transacción en el mercado; y sobre todo, una servil a los intereses económicos y políticos del Estados Unidos de Donald Trump, el presidente misógino, racista, homofóbico Donald Trump, quien ha insistido permanentemente en la importancia de capturar a Julian Assange porque “pone en riesgo la seguridad nacional” de su país.

Según ha denunciado Wikileaks, Moreno entregó a Assange en un acto de venganza frente a la filtración de documentos que prueban corrupción en la familia del presidente ecuatoriano. De acuerdo a la investigación en curso, 18 millones de dólares injustificados habría recibido una empresa mientras Lenin Moreno era vicepresidente, todo a través de la empresa INA Investment, de propiedad de su hermano Edwin Moreno.

La organización ha sufrido incluso bloqueo financiero por parte de las importantes firmas y bancos mundiales: Visa, Master Card, Bank of America, PayPal y Western Union, quienes en 2011 bloquearon el 95% de los ingresos de Wikileaks.

Desde 2006 hasta la fecha, Julian Assange de la mano de sus colaboradores y colaboradoras han logrado la mayor filtración histórica de archivos y documentos clasificados a nivel mundial, revelando grandes secretos y escándalos que involucran a los países y personas más poderosas del mundo.

En un contexto donde el poder político y económico se concentra en un círculo extremadamente pequeño, la información es una de las armas más importantes para la construcción de una sociedad realmente igualitaria y democrática, dónde todas y todos podamos decidir. Julian Assange y Wikileaks han realizado un aporte incalculable al derecho a la información de los ciudadanos y ciudadanas del mundo, y más allá de los delirios de personalidad, de grandeza, de los mitos en torno a su figura, e incluso de los delitos que se le imputan a Assange, Wikileaks ha devuelto la esperanza y el horizonte a una profesión que cada día se llena más de relacionadores públicos y empleados del poder.

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