“Transparencia Sonora”: la instalación artística de un panal de abejas

Escrito por el junio 3, 2017

Con la instalación de una enorme caja de luz construida con panales de abeja y residuos de salmoneras, la artista plástica Paz Lira invita al espectador a explorar y reflexionar acerca de la masiva muerte de las abejas en el mundo en el Museo de Bellas Artes (MBA).

por Constanza Romero Lecourt

Una colmena de grandes proporciones se inauguró el pasado 1 de junio en la sala Chile. Paz Lira volvió al MBA con otra de sus muestras de gran envergadura. Esta vez, unió casi 500 panales de abejas originales de tamaño estándar y de distinta data, algunos con más de 30 años de antigüedad. De esta forma, dio vida a Transparencia Sonora una experiencia de luces amarillas, con un perfumado aroma a caramelo, colores cálidos, un sonidillo fino y texturas rugosas.

“Para elaborar este trabajo, me pregunté qué otro material es residual, orgánico y está en la basura. Me encontré con estos paneles que tenían bichos y estaban deteriorados. Eran desechos que los apicultores tenían botados, algunos llegaron muy frágiles”, señaló la artista.

Lira es reconocida por investigar y llevar al mundo artístico elementos que han sufrido las agresiones del tiempo y del medio ambiente. Parte de su propuesta consiste en rescatar y reinventar aquellos objetos que aparentemente, no tienen utilidad y darles una nueva vida.

Fueron 5 años de recopilación y de estudios con un apicultor, en los que reunió fragmentos de colmenas de la manera más pura y sin intervención. Trabajó a modo de laboratorio. Limpió los paneles uno a uno con pinzas para eliminar suciedades. Luego los fotografió, los imprimió en papel y sobre una mesa compuso su obra, haciendo un puzzle para darle a estos trozos movimiento, luces y sombras.

“Lo lindo de esta obra es que involucra todos los sentidos la vista, el olfato, el gusto y el oído. El sonido que existe es una vibración, un poco tecnológico, que quise poner porque las pobres abejas se están muriendo por los pesticidas y por las bacterias. Pero también porque las antenas de celulares emiten un ruido muy fuerte para ellas, que las espanta y las mata”, explicó Paz Lira.

La artista define esta caja de luz como un verdadero campo sensorial que se asemeja a un instrumento musical. Con esta obra, Paz busca hacer un llamado de atención al público a tomar conciencia respecto al serio riesgo al que enfrentan las abejas a desaparecer irremediablemente.

“Me gusta pensar en gigante, acerca de lo más complejo. Quiero que la gente vea lo que yo he visto: lo laboriosas que son las abejas, el deterioro de las salmoneras y lo bello en un basural”, comentó la mujer.

A través del juego de los sentidos y emociones, la exhibición apela a conectar al espectador a la problemática que aqueja a nuestra tierra. Puede visitarse hasta 20 de agosto en el MBA.

 

Pequeñas trabajadoras en peligro

Las abejas son para la agricultura, indicadoras de la salud del medioambiente y promotoras de la diversidad biológica. Pese a que ellas portan el título de guardianes del ecosistema mundial, cada día están más expuestas a peligros que las llevarían a su extinción.

El presidente de la Federación Red Apícola Nacional, Misael Cuevas, indicó que las abejas son los más importantes polinizadores que existen en gran parte de la alimentación de los seres humanos.

“El 73% de la producción alimentaria mundial depende de los polinizadores y el principal, son las abejas. Ellas custodian, incrementan y cuidan el ecosistema, y el ambiente sano”, precisó Cuevas.

Recordemos que en febrero pasado se produjeron distintos focos de incendios forestales que provocaron la muerte de 4 mil colmenas. Producto del fuego, las pocas sobrevivientes no tenían la comida suficiente para subsistir.

Pero no sólo las abejas sufrieron las consecuencias. Los pequeños productores que viven de la miel y sus productos vieron quemarse sus panales.

“Calculamos a nivel de los productores en su patrimonio directo pérdidas cercanas a los $500 millones, además de todas las áreas que la abeja queda vulnerable porque no tiene que comer”, señaló Misael Cuevas.

Pero no sólo los incendios han provocado la creciente disminución de abejas. La tecnología,  el cambio climático, las alteraciones en el suelo, las enfermedades, el uso de plaguicidas y la agricultura de monocultivo, están afectando la polinización de estos insectos. Bien lo sabe Arnoldo Molina, un pequeño apicultor de la zona de la Serena.

Al comienzo adquirió tres colmenas con productores industriales. Sin embargo, dos ellas murieron porque estaban infectadas. Sólo había una familia sana.

Para darles un buen lugar para vivir, Arnoldo armó una estructura con unas maderas muy rústicas para formar una caja de un metro, aproximadamente. Con sólo una abeja madre y algunas hijas, y gracias a las buenas condiciones del ambiente, se multiplicaron por millones de integrantes.

El apicultor sostuvo que la mejor forma de criarlas es dándoles la mayor autonomía posible.

“Las abejas son totalmente capaces de valerse por sí mismas. Mientras el humano más intervenga, ya sea con químicos o abriendo y cerrando el receptáculo en el que viven, se les hace un daño irreparable. En marzo y abril hay que revisarlas para cosechar la miel, pero el resto del año ellas se buscan su comida y no necesitan mayores cuidados”, explicó Arnoldo.

El productor  concluyó que es muy importante que la gente tome conciencia de este problema, que no sólo afecta a nuestro país sino que a todo el mundo, porque el futuro de nuestro planeta depende de lo que hagamos hoy.

Como lo señalaba Albert Einstein, “si desapareciesen las abejas de la superficie del planeta, la humanidad sólo tendría cuatro años de vida.  No más abejas, no más polinización, no más animales, no más hombres”.

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