Sobreexposición, morbo y sensacionalismo: La receta de los medios para cubrir la violencia de género

Escrito por el abril 21, 2017

El caso de Nabila Rifo puso en evidencia una de las principales incapacidades de los medios de comunicación chilenos: reguardar la dignidad de las víctimas de violencia. Especiales de prensa, transmisiones en streaming y muchos ‘likes’ convirtieron uno de los casos más aberrantes de agresión contra las mujeres en un melodrama que se vende por TV.

por Bárbara Barrera

El femicidio frustrado y brutal agresión que protagonizó Mauricio Ortega en contra de Nabila Rifo marcó un hito en cuanto a la violencia en contra de las mujeres en Chile. En el contexto de un mediático juicio – transmitido vía streaming en vivo, cual reality show – rodeado de diversas críticas y denuncias por el tratamiento denigrante de los medios de comunicación, el caso terminó de instalar en la opinión pública la expresión más brutal de la violencia de género.

Respuestas masivas y potentes frente a la violencia machista por parte de las organizaciones sociales, como la emblemática marcha del 19 de octubre de 2016, el destape de casos de acoso al interior de universidades o la mayor visibilidad que se le otorgan a los ataques femicidas, dan cuenta de un cambio en la manera de enfrentar el fenómeno histórico de la violencia de género.

Los 22 casos de femicidios ocurridos durante lo que va del año en Chile, muestran que los medios de comunicación no cubren el tema con la misma importancia y no han sido capaces de abordar la violencia de género de forma seria y responsable, asumiendo la necesidad de profundizar la reflexión, educar y ayudar en la prevención de este delito de odio.

Esa irrupción de casos de maltrato que llenan portadas y titulares en televisión ha puesto sobre la palestra una nueva discusión: ¿contribuyen o merman los medios de comunicación con la lucha por comprender y erradicar la violencia de género?

Entre la telenovela y la crónica roja

Lorena Astudillo, abogada de la Red Chilena Contra la Violencia Hacia Las Mujeres, explica que, pese a la mayor visibilidad de casos como el de Nabila, los episodios de violencia no han disminuido en concreto. Por lo tanto, no representarían necesariamente un avance en los niveles de conciencia al respecto.  

“Mientras ocurría el juicio de Nabila hubo diez femicidios, eso es mucho pensando que justamente estábamos todos los días con un bombardeo mediático de lo que implica una violencia extrema y un femicidio frustrado, sin embargo, ocurrieron diez”, comenta Astudillo.

Para la coordinadora de la Red Chilena, los medios de comunicación no contribuyen a generar mayor conciencia respecto a un problema estructural, sino que más bien se limitan a “alimentar el morbo”.

Lo que siguió a la cobertura del crimen de Ortega en contra de Nabila fue la delirante  intromisión mediática en su vida íntima: la lectura del informe ginecológico del juicio durante el matinal Bienvenidos del canal de Luksic, detalles de una supuesta vida poco decorosa y burdas especulaciones en torno a su círculo familiar.

Andrea Gamboa, psicóloga magíster en Estudios de Género de la Universidad de Chile, piensa que coberturas como la del caso de Nabila podrían incluso desalentar a que otras mujeres denuncien casos de violencia extrema en su contra.

“Cuando pasan todas estas cosas como la de Nabila Rifo, cuando hay una exposición tan grande de todos los detalles de la vida de ella, las mujeres empiezan a alegrarse de que todavía no han denunciado, precisamente porque se dan cuenta de que la exposición de la vida de alguien culpabiliza más”, enfatiza Gamboa.

Para la académica del Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile y Doctora en Comunicación de la Universidad de Montreal, María Eugenia Domínguez, los medios convirtieron el caso de Nabila en una historia melodramática donde la figura de Mauricio Ortega – el antihéroe – terminó enalteciéndose.

“Lo que se ha hecho del caso de Nabila Rifo es una tremenda telenovela que lleva los componentes de la tensión, y en el fondo se termina enalteciendo la figura del antihéroe. […] Y al mismo tiempo se juega con esta doble imagen de la víctima entre la condescendencia y la exploración morbosa de su vida íntima”, explica Domínguez.

La Doctora en Comunicación pone el acento también en que “se concentra la tensión en un solo caso, se concentra la tensión en la condición de víctima de las mujeres y finalmente no se ayuda a prevenir porque la única forma de prevenir tiene que ver con que las mujeres sepan enfrentar la violencia”.

De esta manera, los episodios de violencia se comprenden a partir de una óptica casuística, en la cual los ataques no escapan a la “crónica roja” y no se comprenden como la punta del iceberg de un problema estructural.

Hacia nuevos desafíos en la lucha contra la violencia

Pese al casi nulo aporte de los grandes medios de comunicación a la comprensión del fenómeno que está detrás de cualquier manifestación de violencia contra las mujeres, organizaciones y dirigentas destacan la labor que cientos de mujeres han realizado durante años por visibilizar las condiciones de opresión del género femenino.

Lorena Astudillo manifiesta que “sí entiendo y reconozco que ha habido una concientización mayor, diferente. Pero yo diría que esto es un acumulado de años y años de trabajo, poniéndole nombre a la violencia en contra de las mujeres y con generaciones más jóvenes dispuestas también a reconocerlo, estudiarlo”.

Cómo atacar el conflicto en su dimensión más profunda es, sin duda, uno de los mayores desafíos de la actualidad. Astudillo entiende que “la única solución es que exista un cambio cultural, pero estamos hablando de un proceso lento, que tiene que ser provocado”.

A juicio de la abogada esta provocación es la que se viene haciendo desde hace años en diversas organizaciones feministas. Sin embargo, es necesario que las instituciones refuercen el proceso de generar mayor conciencia y es precisamente en ese ámbito donde los medios de comunicación tienen un importante desafío por delante.

“Si más allá de poner en crónica roja la violencia contra las mujeres lo usaran de una manera informativa, preventiva y que educa, sería completamente distinto”, explica Astudillo.

Para la coordinadora de la Red Chilena lo fundamental para comprender el fenómeno y hacer un tratamiento que aporte a erradicarlo es “mirar las experiencias internacionales y educarse con las organizaciones de mujeres que saben, con periodistas, comunicadoras que conozcan del tema, que lo han estudiado, que lo han llevado a pautas”.

La abogada no descarta que los medios masivos de comunicación, si se lo proponen, “podrían ser grandes aliados, podrían de verdad tener una responsabilidad muy importante en esta lucha por tener una sociedad más justa para nosotras”.

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