Rodrigo Karmy: “Nosotros no tenemos la moral para decirle a los palestinos cómo resistir”
Escrito por Radio JGM el mayo 13, 2024
Rodrigo Karmy, profesor, activista y académico del Centro de Estudios Árabes de la Universidad de Chile, asegura que el conflicto actual entre Israel y Palestina, que ha cobrado la vida de más de treinta mil palestinos, no puede ser catalogado como una guerra, sino que debe ser definido bajo el concepto de colonización. El asegura, además, que los activistas de la causa palestina se enfrentan “a discursos muy poderosos instaurados por el lobby sionista”.
Por Patricia Muñoz
Para muchos, el conflicto estalló el 7 de octubre de 2023 tras el ataque armado de Hamás a Israel, suceso con el que el Presidente de Israel, Benjamín Netanyahu declaró oficialmente la Guerra, haciendo un bloqueo total sobre la Franja de Gaza, dejando a más de dos millones de palestinos atrapados en el territorio. Pero para Rodrigo Karmy, y para todos los estudiosos del tema, este conflicto se remonta desde hace más de un siglo con la entrada de Gran Bretaña al territorio palestino, lo que permitió la llegada del sionismo que se consolidaría en 1948 con la conformación de Israel como Estado. Hoy, explica, el conflicto se intensificó porque “lo que está intentando hacer Israel no es erradicar a Hamás, ni buscar a los culpables del supuesto atentado, sino más bien expulsar a la población y aniquilarla del territorio, para que todo ese territorio sea colonizado y que cumpla su proyecto histórico, que es conquistar toda la Palestina histórica”.
La relevancia de redefinir el conflicto como colonización, según Rodrigo Karmy, recae principalmente en que desde el momento en el que se empieza utilizar el discurso de “guerra” para definir lo que ocurre en Gaza, se establece una “equivalencia” de poder entre Israel y el pueblo palestino. Pero cuando el conflicto pasa a ser de naturaleza colonial, afirma el académico, la relación entre Palestina e Israel se vuelve asimétrica de forma inmediata.
“No es lo mismo la irrupción de Hamás y los movimientos de resistencia palestinos que se han estado articulando desde hace muchos años, a propósito de que Israel ha bombardeado sin cesar; no pueden ser comparados con la colonización permanente, ininterrumpida e intensificada en los últimos meses”, manifiesta Karmy.
En este sentido, comenta que “los palestinos lo que están haciendo es resistir. Nos puede gustar o no el modo en que resisten. Nos puede gustar o no los discursos que tienen. Pero es un acto de resistencia y nosotros no tenemos la moral para decirle a los palestinos cómo tienen que resistir”.
Movimiento Pro Palestina en Chile
Rodrigo Karmy sostiene que los principales desafíos que enfrentan los activistas que apoyan la causa palestina tienen relación con hacer frente al lobbismo israelí, instalado, comenta, en todo el mundo, incluido Chile.
Para el caso de Chile, Karmy afirma que el lobby sionista logra inmiscuirse a nivel institucional como poder fáctico con un comité chileno-israelí al interior de las dos grandes coaliciones de Gobierno y dentro de los partidos políticos. Además, afirma, se ha desarrollado bajo la industria armamentista con la que Israel ha logrado generar presión no sólo en Chile, un país que se vio favorecido por la compra de armas durante la dictadura y que hasta la actualidad continúa porque Israel sigue abasteciendo a las Fuerzas Armadas y de Orden del país, como lo hace con distintos países de Latinoamérica.
A propósito de los desafíos que enfrentan los activistas pro Palestina, Karmy destaca que los activistas en Chile sostienen su lucha en tres pilares de un eje central. La primera y más importante para el académico es presionar por la ruptura de relaciones entre Chile e Israel; la segunda es promocionar el boicot del lobby sionista y la tercera “que ha estado siempre en la palestra”, dice, “es reconocer la legitimidad del Estado Palestino”. Así, enfatiza, el movimiento ha logrado posicionarse y generar movilización.
Censura cultural y política
La lectura que hacen “los oprimidos”, dice, refiriéndose a los palestinos, es que la resistencia “es un acto legítimo en la medida en que el avance colonial ha sido demasiado perturbador”, comenta Rodrigo Karmy respecto de la resistencia del pueblo palestino ante la censura mediática.
Para el académico de Universidad de Chile, la censura intenta borrar el dialecto propio del pueblo palestino. Esta situación, asevera, “se manifiesta desde la prohibición de usar la bandera palestina hasta la prohibición de hablar de Intifada”. Para combatir esto, el académico reflexiona: “Los palestinos dicen que no dejes de hablar de Palestina, no hablar nunca de Israel. Abrir formas de organización que pongan en el centro la cuestión palestina, porque en el fondo Palestina hoy día representa no solamente un territorio colonizado, también representa el porvenir o no de nuestras nuevas libertades públicas y la única manera que tienes es resistir con el propio acto de nombrar”.
“Cuestiones tan comunes, de pronto se transforman en cuestiones intensamente políticas. En vez de guerra Hamás-Israel, hay que decir ‘la última fase de la colonización sionista sobre Palestina’. Te cambia completamente el escenario. Está en juego la cuestión de la nominación como un problema ferozmente político”, expresa.
Discursos sionistas, discursos de resistencia
Para el pueblo palestino, el 15 de mayo de 1948 es una fecha que marca en su historia el inicio de la “catástrofe” (Nakba), en donde más de 700 mil palestinos tuvieron que dejar atrás sus hogares y fueron desterrados, tan sólo un día después de la consolidación de Israel como Estado. Para Palestina la Nakba hoy recuerda también a todos los refugiados palestinos que siguen siendo expulsados de su propio territorio.
Para Rodrigo Karmy, “el sionismo ha utilizado el discurso de antisemitismo para legitimar la Nakba. Y eso es espantoso porque lo que terminó sucediendo es que la palabra antisemitismo, que inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial tenía una tonalidad crítica a partir de la cual se podía problematizar la historia misma de Occidente, de Europa, etc.”, cobró, sostiene, un nuevo significado al banalizarse. “Israel, lo que terminó haciendo, es banalizar la palabra y convertir el término en un dispositivo de difamación y persecución. Por lo tanto, le vaciaron completamente el contenido crítico y se convirtió en un dispositivo de difamación, un dispositivo inquisitorial, a partir del cual los activistas intelectuales, profesores, periodistas, etc., pueden ser difamados bajo acusación de antisemitismo”.
El agrega que “no es una falla del sionismo instalar al antisemitismo como un concepto vacío, sino que más bien es una gracia que le permite introducir el antisemitismo como el discurso de la difamación y la persecución política”.
-Estuve leyendo su columna de opinión Todo es Gaza y ahí usted manifiesta que “no se trataba de perseguir al enemigo interno, sino de atormentar al colectivo sublevado”. También propone la idea de “enemigo común”. Entonces, ¿considera que los medios de comunicación han incidido en poner al pueblo palestino como enemigo común?
-Totalmente. No solamente los medios de comunicación, yo diría que toda la configuración del discurso colonial que se viene construyendo desde la irrupción británica en Medio Oriente, y particularmente desde que Gran Bretaña se apropia de la Palestina histórica. El discurso que se construye es básicamente que los palestinos no son interlocutores, que no tienen voz y que esa voz que tienen los palestinos es siempre inferior, porque es salvaje, es bárbara. En último término, instalando el clivaje discursivo entre civilización y barbarie, donde los palestinos van a representar siempre la barbarie.
El experto en asuntos árabes, vuelve a enfatizar, combatir los discursos sionistas se debe hacer mediante el activismo, el cual no puede dejar de ser intelectual. Según Rodrigo Karmy, dentro de la historia del activismo palestino ha sido muy relevante y que, el activista Edward Said marcó un hito en el que logra visibilizar la cuestión palestina “en un escenario en el que era invisible”.
Es así como, finalmente, el académico explica que “el activismo palestino no puede dejar de ser intelectual. Bueno, yo diría que cualquier activismo no puede dejar de ser intelectual. Pero sobre todo el activismo palestino no puede dejar de serlo, porque siempre está enfrentado a la instalación de discursos muy poderosos de parte del sionismo y tienes que tener la capacidad crítica de desarticularlos. Y sin las humanidades, sin la crítica y sin, por lo tanto, el trabajo intelectual, esa cuestión resulta imposible”.
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