Reelección de Daniel Noboa en Ecuador: ¿Una amenaza para el Yasuní?

Escrito por el abril 24, 2025

Pese al mandato popular de detener la explotación petrolera en el Parque Nacional Yasuní, el primer gobierno de Daniel Noboa no cumplió lo exigido en las urnas. Su reelección confirma el rumbo extractivista del Estado ecuatoriano y siembra incertidumbre sobre el futuro de uno de los ecosistemas más ricos del planeta.

-Noreia Cáceres

El Parque Nacional Yasuní, ubicado en el corazón de la Amazonía ecuatoriana, es una de las zonas más biodiversas del planeta. Hogar de miles de especies y de pueblos originarios como los Waorani, Kichwa, y los Tagaeri y Taromenane —estos últimos en aislamiento voluntario—, ha sido durante décadas un bastión de resistencia frente al avance de la industria extractiva. Sin embargo, hoy esa resistencia se ve nuevamente puesta a prueba.

La reelección de Daniel Noboa ha encendido las alarmas en las organizaciones indígenas y los movimientos ambientalistas, que interpretan su nuevo mandato como la confirmación de una política alineada con los intereses de las empresas petroleras. Para Andrés Tapia, dirigente de base de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (CONFENIAE), el panorama es claro: «No podríamos señalar ninguna acción esperanzadora; todo lo contrario, todo el panorama que se viene ahora con su reelección es absolutamente sombrío respecto a la agenda ambiental. Toda la campaña en sus propuestas no ha planteado como una prioridad los temas ambientales, mucho menos el tema del Yasuní», sentencia.

Una victoria popular ignorada

En agosto de 2023, el pueblo ecuatoriano votó en las urnas por la protección del Yasuní. Mediante una consulta popular histórica, el 58.95% de los votantes dijo «Sí» a la propuesta de mantener el petróleo del bloque 43-ITT bajo tierra. Más de 5.2 millones de personas se pronunciaron a favor de frenar la explotación petrolera en una de las áreas con más biodiversidad del mundo. Sin embargo, Daniel Noboa, entonces candidato, prometió respetar la decisión ciudadana, pero al asumir el poder, esa promesa fue archivada. Tapia señala con crudeza: «Podríamos catalogar de  tradición el faltar a su palabra porque no podemos decir una traición cuando es un presidente que de antemano se sabía estaba del lado del extractivismo y sobre todo de las empresas que tienen intereses en explotar el Yasuní.»

Un territorio bajo presión

El Yasuní, declarado Reserva Mundial de la Biosfera por la UNESCO en 1989, concentra más de 2.000 especies de árboles, 204 especies de mamíferos, y una riqueza de endemismo que supera a regiones enteras del planeta. Tapia lo describe como «una de las regiones más biodiversas del mundo», y agrega: «Su estado de conservación todavía mantiene altísimos niveles de protección, pero la expansión de las empresas extractivas es una amenaza latente.»

Pese a estar protegido por la Constitución y por tratados internacionales, el Yasuní ha sido fragmentado por carreteras, plataformas y oleoductos. Esta situación es especialmente crítica para los pueblos en aislamiento voluntario. «La continuidad de la actividad extractiva es muy preocupante y problemática para todas las nacionalidades de la región, pero especialmente para aquellas asentadas en el área de incidencia del Yasuní, la nación leguauraní, pero también en las áreas de contingencia, especialmente la nacionalidad quichua. Y también para los pueblos en aislamiento voluntario, que son los directamente afectados por esta clase de conflictividad que genera la actividad extractiva. Además, obviamente, se vulneran los derechos de la naturaleza, también consagrados en la Constitución. Así que el panorama para los pueblos en aislamiento voluntario es sumamente desesperanzador, porque esto continúa; la expansión de la actividad extractiva sigue generando presión sobre sus territorios, ahuyentándolos cada vez más a lugares más remotos del territorio en el Yasuní», denuncia el vocero de la CONFENIAE. 

¿Y ahora qué?

El futuro de la Amazonía ecuatoriana y de los pueblos originarios sigue en juego, pero la esperanza radica en la lucha organizada y la vigilancia activa de la sociedad ecuatoriana. A pesar de la falta de compromisos claros por parte del gobierno, las organizaciones indígenas y la sociedad civil continúan desempeñando un papel crucial en la defensa de los derechos consagrados en 2023, que detuvo temporalmente la explotación petrolera en el Yasuní, no habría sido suficiente sin la vigilancia constante que sigue ejerciendo el pueblo.

Hoy más que nunca, la resistencia colectiva es esencial. Si no fuera por la movilización constante y el monitoreo de las decisiones gubernamentales, la frontera extractiva seguiría avanzando sin ningún tipo de freno, devastando el entorno natural y los territorios de los pueblos originarios. La lucha por la protección del Yasuní y la Amazonía ecuatoriana es un recordatorio de que, cuando la sociedad se une y se mantiene alerta, puede marcar la diferencia en la preservación del medio ambiente y los derechos humanos.

El camino es largo y lleno de desafíos, pero la vigilancia colectiva y la presión constante son las herramientas más poderosas para asegurar un futuro en el que se respeten los derechos de los pueblos y se proteja uno de los ecosistemas más valiosos del planeta. La batalla continúa, y no hay espacio para la desidia.

Tal vez te pueda interesar:  Caso Caravana de la Muerte: Gobierno responde a Comisión Interamericana de DD.HH. por baja condena a Cheyre

Sigue leyendo en Radio JGM: 

¿Están las leyes ambientales de Latinoamérica a la altura del cambio climático?

 

 

 

 

Comentarios

Opiniones

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.Los campos obligatorios están marcados con *



[No hay estaciones de radio en la base de datos]