Peter Kornbluh a 51 años del golpe: «No era solamente un régimen militar que violó los derechos humanos, también cometió actos de terrorismo de internacional»

Escrito por el septiembre 11, 2024

Hace 51 años que Chile sufrió un golpe cívico-militar, en donde miles de personas fueron detenidas, torturadas y desaparecidas. A más de cinco décadas, seguimos descubriendo información respecto a lo ocurrido dictadura. En la última edición del podcast de Radio JGM «Oír para Creer», hablamos con Peter Kornbluh, archivista e investigador, sobre la importancia de desclasificar para la memoria.

Por Gastón Villarroel Godoy

El archivista e investigador Peter Kornbluh publicó en 2003 el libro «Pinochet: los archivos secretos», donde llevó a la luz pública documentos que daban cuenta del apoyo de Estados Unidos al golpe de Estado de 1973. Los archivos abarcan dos décadas de actas, informes y comunicaciones entre el régimen militar y la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) y la Casa Blanca, y explicitó el trabajo de Henry Kissinger tras la intervención estadounidense. 20 años después, para los 50 años del Golpe, volvió a publicar una nueva desclasificación de documentos en el libro «Pinochet Desclasificado».

A 51 años del golpe de Estado, conversamos con Kornbluh en Oír para Creer para conocer cómo ha sido su método de investigación, su mirada respecto a la labor archivística y la importancia de la difusión de esta información clave para el avance en la verdad, la justicia y el respeto irrestricto por los derechos humanos.

En su libro «Pinochet Desclasificado» se comparte información sobre los últimos documentos en relación al golpe de Estado liberados por el Departamento de Estado estadounidense, entre los días ocho y once de septiembre de 1973 ¿Podría explicar sobre el hallazgo que hay en esos documentos?

«Bueno, hay muchos documentos en el libro y el libro está basado en miles de documentos que han estado desclasificados por muchos años. Especialmente después de la detención de Pinochet en Londres. A fines de la década de los 90, empujamos la administración de William Clinton de hacer una desclasificación especial sobre Chile, para dejar salir toda evidencia de los actos criminales. Violaciones a los derechos humanos, terrorismo internacional. La administración Clinton dejó salir 23.000 documentos nuevos de la CIA, del Departamento de Estado, del Departamento de Defensa, la Casa Blanca, la FBI, etc. Seguimos encontrando documentos para la conmemoración de los 50 años, en 2023. El año pasado encontré nuevos documentos, especialmente sobre el rol de Agustín Edwards.

También hay otros documentos sobre la ayuda de Australia a la CIA en las operaciones contra Allende. Además, existen documentos sobre el rol de Brasil, etc. Después de 50 años, seguimos encontrando nueva evidencia y nuevos documentos que llaman la atención a esta historia que sigue siendo tan relevante».

 ¿Es posible llegar al momento en que se desvelen y desclasifiquen todos los documentos?

«Probablemente no, porque hay muchos secretos que quiere resguardar la CIA. Por ejemplo, su relación extensiva con Agustín Edwards está muy guardada. También su relación con otros agentes chilenos se encuentra muy guardada como Manuel Contreras, ex jefe de la DINA. Es muy difícil obtener la desclasificación para este tipo de documentos. Además entra en juego los documentos que tienen otros países, como Australia o Brasil. Porque para tener el mosaico completo de la historia, necesitamos los documentos de estos países también. Pero en cada uno de estos hay otras dificultades para obtener los documentos. Seguimos empujando porque la historia todavía es relevante. Hay mucha desinformación y negacionismo sobre el rol y carácter del general Pinochet. Por eso hay que seguir buscando los documentos y seguir contando esta historia».

¿Qué tan distinto es desclasificar archivos que hablen de la dictadura chilena, en comparación con archivos que cuenten la historia de otras dictaduras latinoamericanas?

«El archivo de seguridad nacional en Washington fuertemente, no tiene sobre otros países en Latinoamérica. Pese a eso, logramos hace seis años una desclasificación especial sobre Argentina. De las violaciones a los derechos humanos que ocurrieron en marco de la Operación Cóndor.

Al investigar la Operación Cóndor y las dictaduras en Chile y en Argentina, han aparecido documentos de otros países como El Salvador, Nicaragua, México y Colombia. La diferencia entre estos país y Chile es principalmente la historia. Este último no era solamente un régimen militar que violó los derechos humanos, también cometió actos de terrorismo de internacional como el asesinato de Orlando Letelier y Ronni Moffit. O el caso de la muerte del general Prats y su esposa Sofía Cuthbert, el ataque contra Bernardo Leighton en Roma. Existía una represión internacional, una represión extraterritorial fuera de Chile. Y estas víctimas no eran necesariamente militantes de izquierda. Pero hay otra distinción y esa es la intervención de la CIA para desestabilizar el gobierno de Salvador Allende, con el fin de parar el experimento del socialismo por la vía democrática. Este fue una misión explícita de Henry Kissinger, la de bloquear el modelo de Allende y mostrarlo como un modelo fracasado». 

Respecto al trabajo de desclasificar ¿Qué ocurre si una víctima mencionada en al archivo, ella o sus familiares, no quiere que aparezca en él?

«No tenemos está situación en Estados Unidos, o son casos aislados. Allá tenemos reglas para apoyar la privacidad de las víctimas. Se puede censurar la información privada de las víctimas como nombres, identificación, el hecho en si, pero dejan salir el documento. Aquí en Chile es otro debate. Los derechos de víctimas, pero también el derecho del pueblo entero a seguir e identificar a los violadores de derechos humanos. La información está ahí, en la comisión Valech y la comisión Rettig. Se habla mucho de estos dos documentos chilenos, pero hay más. Algunos son guardados por la administración de Lagos. Deben salir de alguna forma. En el informe Rettig se puede separar la información de las víctimas con el resto de información y dejar salir así los archivos de la comisión Rettig. Qué manera más fuerte de re-atraer la atención del pueblo chileno, la de estudiantes, que dejando salir los documentos de la comisión Rettig. La primera investigación podría ser que se trate de la DINA, de los campos de concentración. Por ejemplo, la comisión Rettig encontró el sumario de la primera reunión de la Operación Cóndor. Menciono esto para recalcar la importancia de los archivos que se encuentran en la comisión Rettig y deben salir ahora para rehacer el debate sobre la historia del régimen militar.

El informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, mejor conocido como el informe Valech, contiene la nómina de 27.255 personas que fueron reconocidas como víctimas de privación de libertad y tortura. Actualmente en Chile, está en debate el publicar el nombre de las personas que aparecen en este informe.

¿Cuáles deberían ser los criterios para decidir de quienes se publican sus nombres y de quienes no?

Esta es una tarea grandísima y un debate alrededor del mundo con documentos sobre tortura y víctimas de violaciones a los derechos humanos. Obviamente las víctimas tienen el derecho a resguardar lo ocurrido. Se le debería preguntar a las personas si están vivas o a las familias si hay permiso para desclasificar el documento entero, o partes testimoniales que se pueden dejar a salir sin pasar a llevar el derecho de privacidad de las víctimas. Es fundamental que se sepan estos testimonios porque yo no puedo imaginar que una víctima de violaciones a los derechos humanos quiera proteger a su violador. Todos quieren justicia y la verdad. Algunos quieren proteger los detalles de los horrores que han sufrido. Esto no solo ha pasado en Chile, también ha ocurrido en otros países y hay trabajos académicos que ofrecen soluciones de como separar la información. Es mucho trabajo. Habría que volver al testimonio, segregar la información. Pero nadie quiere proteger los actos criminales que pasaron acá en Chile. Hay que seguir buscando la verdad y la justicia.

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