Paloma Olivares, coordinadora general de Yo Cuido: “Cuidar es un trabajo y debe existir un derecho a realizarlo de manera digna”

Escrito por el julio 13, 2023

La implementación del Sistema Nacional de Cuidados viene a tratar, por primera vez, una problemática histórica e invisibilizada en nuestro país, cuya solución conlleva un cambio estructural en la sociedad. Según estimaciones del Banco Central, el trabajo doméstico no remunerado -incluyendo las labores de cuidado- representan más de 25% del PIB ampliado del país, una cifra que evidencia una realidad que bien conoce Paloma Olivares, coordinadora general y asesora política de Yo Cuido, asociación que defiende los derechos de las personas cuidadoras en Chile y que actualmente está compuesta por cerca de mil personas que realizan esta labor a lo largo del país. “Es fundamental que las personas cuidadoras se reconozcan como tal”, dice a Radio JGM. 

Por Catalina Elías y Karina González

Paloma Olivares, coordinadora general de Yo Cuido: “Cuidar es un trabajo y debe existir un derecho a realizarlo de manera digna”

Fotografía: Yo Cuido

Las mujeres cuidadoras de trabajos no remunerados deben ser reconocidas y apoyadas en su labor, mientras avanzamos paralelamente en corresponsabilidad (…) Porque nuestro país inexorablemente envejece, y un país desarrollado no puede descansar solamente sobre los hombros de las mujeres, como lo ha hecho hasta ahora”. Así anunciaba el presidente Gabriel Boric, entre aplausos que llenaban el edificio del Congreso nacional durante su segunda Cuenta Pública,  la  implementación del Sistema Nacional de Cuidados (SNC), una propuesta que, según lo informado por el gobierno, busca “destacar el rol que cumplen las personas cuidadoras en nuestra sociedad y apoyarlas con capacitación y empleo formal, mejorando de esta forma las condiciones laborales para las y los trabajadores del cuidado”.

Entre sus acciones de implementación, el SNC contiene el Registro Nacional de Personas Cuidadoras, que fue implementado en noviembre de 2022 y tiene como objetivo identificar a quienes realicen labores de cuidado no remunerado, y que permite a quienes estén inscritos, solicitar la Credencial de Personas Cuidadoras, documento que acredita la condición de cuidador o cuidadora y busca garantizar el derecho a la atención preferente en ciertos servicios.

Uno de los objetivos de esta iniciativa es fortalecer los programas de cuidados domiciliarios que hasta ahora tienen un número acotado de horas de trabajo en los hogares, para así, reducir la carga de trabajo de las personas cuidadoras. Por otro lado, otro de los ejes de esta política es el fomento de la capacitación y empleo formal para quienes ejercen estas labores de manera informal, por lo que se buscará la incorporación de agentes comunitarios del cuidado, avanzar hacia el fortalecimiento de centros comunitarios de demencia y la creación de centros diurnos comunitarios. 

Con relación a las personas mayores, el SNC propone progresar en el fortalecimiento de la oferta de Centros Diurnos para el Adulto Mayor (CEDIAM), impulsar una política de envejecimiento digno, activo y saludable y un plan de alfabetización digital para favorecer la teleasistencia, con el objetivo de prevenir y retrasar la dependencia. 

Estas medidas abarcan una problemática que históricamente ha sido invisibilizada en nuestro país, pues, según estimaciones del Banco Central, el trabajo doméstico no remunerado -incluyendo las labores de cuidado- representan más de 25% del PIB ampliado del país. Asimismo, según datos de la Encuesta de Bienestar Social del Ministerio de Desarrollo Social, el 85% de quienes destinan 8 o más horas diarias al trabajo de cuidados no remunerado son mujeres.

Estas cifras evidencian una realidad que bien conoce Paloma Olivares, coordinadora general y asesora política de Yo Cuido, asociación que defiende los derechos de las personas cuidadoras en Chile, y que actualmente cuenta con cerca de mil integrantes que realizan esta labor a lo largo del país.

Por medio de una videollamada desde el escritorio de su oficina, Paloma concuerda en que se debe tener una perspectiva de género y de derechos al hablar de un sistema de cuidados, un trabajo que, dice, es indudablemente feminizado. «Para nosotras es fundamental un Sistema de Cuidados. No importa el gobierno que esté, sino una política pública de Estado», comenta con Radio JGM.

Mientras personas entran y salen de la habitación donde se encuentra, Paloma asegura que esta es la primera vez que un gobierno aborda esta temática, pues, “ningún otro gobierno quiso hacerlo porque es una política pública compleja y que requiere de muchos recursos económicos”. 

En la misma línea, la coordinadora general de Yo Cuido menciona que estas nuevas propuestas se han trabajado en conjunto con quienes viven esta realidad, y que, actualmente, como organización forman parte de las mesas de trabajo del gobierno, de los distintos ministerios, e incluso, del mismo proyecto de ley.

El invisible trabajo de cuidar

Aunque el SNC es un gran avance en estas materias, este no cambia de forma radical e inmediata la vida de las personas cuidadoras. Para Paloma, transformar estructuralmente el sistema que se ha adoptado en Chile en torno a este tema, es una tarea que se complejiza aún más al tratarse de una problemática que, además de ser invisibilizada por el estado, también lo es por la misma sociedad.

“Es fundamental que las personas cuidadoras se reconozcan como tal, que es un trabajo y que debe existir un derecho a realizarlo de manera digna, porque allí es cuando empezamos a hacer el cambio en la estructura social que necesitamos. Nos enfrentamos a una gran barrera al pedirle a la sociedad que reconozca y entienda que el derecho al cuidado es fundamental, que debiese estar en el centro y de allí, construir otros derechos”, expresa.

Postergarse para cuidar

Esta invisibilización del hacerse cargo de otro sin recibir remuneración, y la tardía creación de este sistema ha obligado a que, las personas que realizan esta labor, se posterguen a sí mismas en aspectos importantes de su vida personal. Entre ellos, la salud mental, frente a lo que Paloma insiste en que, “si hubiese un sistema que sostiene los cuidados, no requerirían el nivel de atención que en este momento estamos requiriendo en salud mental”.

Este mismo desconocimiento respecto al tema ha llevado a que, con el correr de los años, no se han ofrecido más que “soluciones parche” que, de forma contradictoria, vulneran aún más los derechos de quienes realizan y necesitan cuidados. «No queremos espacios de cuidado donde las personas con dependencia vayan y se les medique, y que esa sea su participación. Queremos espacios de cuidado donde ellos puedan desarrollarse plenamente», comenta.

En el corto plazo, Paloma considera que las medidas que se pueden implementar para apoyar a las personas cuidadoras es garantizar su seguridad social, su pleno goce a la participación y, por sobre todo, el derecho a elegir, que es la base de un sistema que, a largo plazo, puede garantizar que, tanto la persona con dependencia como quién le acompaña, puedan participar en igualdad de condiciones en  nuestra sociedad. «Cuando hablamos de cuidado, hay personas cuidadoras que sí quieren dar cuidados, pero se debe entregar en condiciones dignas. Y hay otras personas que no quieren cuidan deberían tener ese derecho», afirma.

El futuro como viudas del proceso constituyente

“Todavía somos, como decimos nosotras, viudas del proceso anterior”, dice Paloma, mientras una pequeña risa amarga sale de sus labios al hablar del plebiscito realizado el 4 de septiembre, en el que se rechazó la propuesta constituyente que, por primera vez, garantizaba, mediante los que hubiesen sido los artículos 49 y 50, el derecho al cuidado en nuestro país

El artículo 49 permitía el reconocimiento constitucional del trabajo doméstico y de cuidados, a la vez que establecía que son «trabajos socialmente necesarios e indispensables para la sostenibilidad de la vida y el desarrollo de la sociedad. Constituyen una actividad económica que contribuye a las cuentas nacionales y deben ser considerados en la formulación y ejecución de las políticas públicas». En su numeral dos, fijaba que «El Estado promueve la corresponsabilidad social y de género e implementará mecanismos para la redistribución del trabajo doméstico y de cuidados, procurando que no representen una desventaja para quienes la ejercen«.

Mientras que, el artículo 50 de la propuesta establecía que “toda persona tiene derecho al cuidado”. En su numeral dos, se decretaba que «el Estado garantizará el derecho al cuidado a través de la creación y financiamiento de un Sistema Integral de Cuidados”, el cual debía considerar a todas las personas que estén al cuidado de “lactantes, niñas, niños y adolescentes, personas mayores, personas en situación de discapacidad, personas en situación de dependencia y personas con enfermedades graves o terminales”.

El trabajo de colocar esta demanda en la propuesta constitucional no fue ajeno a Paloma, quien fue jefa de gabinete de la exconstituyente y fundadora de Yo Cuido, Mariela Serey, cuya propuesta se centraba en el reconocimiento del cuidado como derecho fundamental y en garantizar los derechos de las personas en situación de discapacidad. Una derrota, que Paloma recuerda con un tono triste. 

 

Este duelo se ve interrumpido ante la redacción de una nueva constitución, que Paloma ve como un proceso lejano y difícil para la consagración de derechos, en el que no se podrá lograr algo similar a lo realizado el año pasado, pero en el que, al menos, pretenden que se dispute que debe existir al derecho al cuidado.

Un deseo del que están un paso mas cerca, pues, la iniciativa popular de norma n°10.107 «Me cuidaron, cuido y me cuidarán: derecho constitucional a los cuidados»,  impulsada por Yo Cuido, junto con Comunidad MujerNúcleo Constitucional Universidad Alberto Hurtado, propone agregar al artículo 16 el derecho a los cuidados, comprensivo del derecho a cuidar y a ser cuidados, y es una de las iniciativas que superó los 10.000 patrocinios de la ciudadanía, con un total de los 14.935 votos, por lo que, será discutida por los discutidas por los integrantes del Consejo Constitucional.

Con una mirada optimista Paloma imagina el panorama que depara a futuro para las personas cuidadoras. “Sabemos que lograr un sistema robusto, que entregue todas las garantías que nosotras esperamos, puede tardar 15 o 20 años. Aunque todas quisiéramos que todo fuese mucho más rápido, sabemos que los cambios son lentos y, ante eso, creemos que se está avanzando bien”, dice por medio de la pantalla de su celular, con una sonrisa que reúne la esperanza de que, más pronto que tarde, cuidar sea un trabajo valorado y una opción digna.

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