Octavio Avendaño, politólogo: “Hubo una interpretación errónea del estallido al pensar que era una expresión antineoliberal»

Escrito por el septiembre 8, 2022

La única certeza es que el domingo se rechazó la propuesta de nueva constitución. Mientras tanto, se cumplirán casi tres años desde el acuerdo por la paz que inició la conversación sobre las normas fundamentales. Sobre este reset y el manejo del gobierno de Gabriel Boric habló el especialista en teoría política Octavio Avendaño.

Por Isidora Escobar

Octavio Avendaño

Doctor en Ciencia Política Octavio Avendaño

El doctor en Ciencia Política Octavio Avendaño entrecierra los ojos para pensar en el proyecto político del gobierno de Gabriel Boric. En su opinión, ese proyecto se desdibujó luego de la derrota del Apruebo en el plebiscito sobre la implementación de una propuesta constitucional. «Lo único visible es que Chile se mantiene en un periodo de transición que tendrá bastantes obstáculos», asegura.

Lo que sí tiene claro es el cambio provocado por la implementación del voto obligatorio en la elección. Sabía que se encontrarían las heterogéneas demandas de una parte de la población que se manifestó a finales de 2019 y aquellos que estuvieron como espectadores. Sobre esto y más conversó con Radio JGM.

¿Cómo entiende el resultado del domingo? ¿De qué manera influyó la implementación del voto obligatorio?

Lo primero es que se sabía que el voto obligatorio iba a traer consigo la participación de jóvenes y electores mayores que no habían votado en las elecciones anteriores por desafección del sistema político. Son de un perfil más bien individualista, personas que no creen en la política ni en soluciones o proyectos colectivos. Tampoco confían ni tienen expectativas frente a propuestas de cambio o transformación. Sabíamos que eso podía afectar el resultado del plebiscito a favor del Rechazo porque era un electorado más despolitizado y desencantado.

Lo segundo es que en algún momento me tocó plantear una interpretación sobre el significado del voto obligatorio, y dije que el voto obligatorio llegó 15 años tarde: debió establecerse cuando se planteaban ciertas reformas políticas, e incluso antes de la reforma del sistema binominal. Sin embargo se logra establecer en un momento en que existe un alto grado de despolitización, cuando el grueso de la población no se siente identificada por ninguna de las opciones existentes. Entonces es una apuesta riesgosa. Aunque esto no implica, bajo ningún punto de vista, que no se deba apostar por la obligatoriedad. Es algo necesario porque evita entre otras cosas que se produzca la segmentación social de la participación.

¿Cómo se puede conectar o diferenciar este resultado con las movilizaciones que siguieron al 18 de octubre?

Hubo una interpretación errónea del estallido social al pensar que la revuelta social era la expresión de un sector antineoliberal o de sectores antisistémicos. Más bien, el estallido logró expresar diversas sensibilidades y demandas, muchas de las cuales se contraponen entre sí. Se interpretó que estamos frente a una ciudadanía crítica y antineoliberal, movilizada y empoderada, pero eso no es así. Los resultados de este plebiscito y de los eventos electorales posteriores a la revuelta así lo demuestran.

Desde luego el resultado del domingo es contradictorio respecto a los resultados de todas las elecciones que tuvieron lugar en el 2021, pero eso también da cuenta de otros fenómenos del desarraigo político y electoral. En general hay debilidad institucional, de referentes políticos, partidos sólidos u organizaciones políticas que logren convocar o movilizar al grueso de la ciudadanía. En general, lo que tenemos es un conjunto de organizaciones partidarias o políticas fragmentadas que no logran llegar y atraer al conjunto de la población. Este fue un plebiscito carente de los partidos porque no se vieron, y en cierta medida esto explica el resultado obtenido el domingo.

¿Qué pasará con un gobierno compuesto por dos coaliciones que optaron apoyar al Apruebo?

Sabíamos que el gobierno iba a apostar por la opción Apruebo, pero el hecho de que se comprometiera al nivel de decir que la única forma que tenía para seguir funcionando era con su éxito electoral fue un grave error porque casó al gobierno inmediatamente con el proceso constituyente. Con los problemas internos y de desempeño, tanto el gobierno como el proceso constituyente empezaron a ser castigados por la ciudadanía. Se fue socavando la base electoral del Apruebo y también afectando el apoyo hacia el gobierno.

En este momento el gobierno la tiene muy difícil porque tiene que intentar mantener el proceso constituyente bajo circunstancias completamente distintas. Esto, mientras la derecha se posiciona y se rearticula. La derecha va a tratar de sacar partido al triunfo de la elección, lo va a mostrar como un debilitamiento de un proyecto que reconocía de izquierda o que estaba, al menos, vinculado a las coaliciones de gobierno. El gobierno la tiene difícil en términos de lograr conducir el proceso constituyente desde una nueva fase, y desde luego en gobernar propiamente tal.

También debe lograr llevar a cabo una agenda que no está clara. Esto va a implicar una serie de tensiones internas por un tiempo. Las siguientes dos semanas serán de mucha tensión al interior del gobierno. Con las renuncias y ajustes en el gabinete se va a tensionar a estas dos coaliciones. A eso hay que agregar las críticas y autocríticas tras la derrota en el plebiscito.

Usted en entrevista con Radio Universidad de Chile mencionó que el gobierno de Gabriel Boric sería un gobierno de transición…

Sí, lo sigo manteniendo y con mayor razón después del resultado del domingo. Va a ser muy difícil lograr materializar una agenda de transformaciones estructurales porque no están dadas las condiciones desde el punto de vista legal, constitucional o político. No va a llevar a cabo una agenda de esta naturaleza teniendo en cuenta el apoyo que posee el gobierno en el Congreso Nacional y que tiene una oposición bien posicionada. A lo más, el gobierno puede aspirar a ser un gobierno de transición y facilitar o mejorar las condiciones para el futuro.

¿La población asimila que este sería un gobierno de transición? ¿Beneficia o perjudica la imagen que se tiene de este si es que lo reconocen así?

No, no está asimilado y eso va a afectar de una u otra forma la imagen por la gran cantidad de expectativa que definió el gobierno en el marco de la elección, e incluso en el marco de la segunda vuelta.

¿De qué forma cree que actuarán los partidos que apoyaron el Rechazo en la llamada «tercera vía constitucional»?

Hay un espectro muy amplio y heterogéneo en las organizaciones que apoyan el Rechazo. Hay un sector de centro y centro izquierda que va a intentar establecer vínculos de comunicación con el gobierno, sobre todo en lo que será la negociación para el nuevo proceso constituyente. Habrán sectores de la derecha que se van a sentar a generar canales de comunicación, y también van a existir sectores de la derecha -que han girado en torno a la figura de José Antonio Kast- que van a bloquear cualquier iniciativa de cambio o se van a oponer a cualquier opción que implique reanimar el proceso.

Viendo que los partidos políticos están organizando este nuevo proceso constituyente, ¿Qué queda para los movimientos sociales? ¿Estará presente la franja ciudadana?

Siempre es necesaria la presencia y el protagonismo de los movimientos sociales. La mediación y representación política no solamente la asumen los partidos, sino que también la asumen los movimientos sociales y las agrupaciones de grupo de interés, como los sindicatos o los gremios en general. Eso va a tener que seguir funcionando, ya sea de manera independiente o articulada en algunas ocasiones con determinados partidos, con aquellos partidos con los cuales los movimientos se sientan más cercanos. Eso no tendría porqué verse afectado. No creo que sea solamente porque los partidos no están pasando por el mejor de los momentos. Lo más probable es que se abra un espacio de consulta y participación para que los movimientos sociales se puedan involucrar.

De parte del presidente Boric hay una voluntad para involucrar a estos sectores, y no solamente centrarse en los partidos. Ahora, obviamente se acercará a los partidos porque ellos tienen una mayor presencia en el Congreso, y buena parte de la discusión de las reformas que van a permitir dar inicio a un nuevo proceso constituyente se van a negociar desde el Congreso.

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