Memoria y legado: Mario Navarro, creador del Café del Cerro: “Fue una trinchera cultural”

Escrito por el noviembre 21, 2023

A 50 años del golpe militar en Chile, el fundador de este espacio artístico, Mario Navarro, destaca su importancia para la época y su trascendencia en la actualidad. “Queríamos un lugar que acogiera las manifestaciones culturales antidictadura”, explica sobre la principal motivación para formar el Café del Cerro, que contó con una cartelera de artistas contestatarios y alternativos.

Por Loretto del Canto

Mario Navarro toma un café cerca de su casa, en Ñuñoa, mientras relata la historia que lo llevó a fundar el Café del Cerro en 1982, un lugar símbolo de la música de resistencia a la dictadura, que acogía a solistas y bandas que confiaban en la creación artística como soporte de libre expresión y crítica, incluso en medio de amenazas y censura. En este espacio las personas no sólo asistían a escuchar música, sino para enlazarse en un mismo espíritu de disidencia y anhelo democrático.

Café del Cerro, Crédito imágen: Músicapopular.cl

Mario es oriundo de Playa Ancha y criado en Punta Arenas, lugar donde nació su afición por la música. Escuchó desde folklore argentino, zamba, chacarera, hasta descubrir la Nueva Canción Chilena. Él se describe como negado musicalmente: “Tengo cero ritmo, tengo cero voz”, dice, pero desde joven posee interés en la producción de espectáculos. Comenzó organizando las kermés y actividades culturales de su colegio; luego, junto a su padre, uno de los fundadores del Festival Folclórico de la Patagonia, se involucró y aprendió más sobre la producción musical. “Comencé a adquirir responsabilidades siendo muy cabro, con catorce años ya era el asistente del productor general del Festival. Ahí me tocó conocer a muchos artistas tanto chilenos como argentinos”, cuenta.

Mario Navarro

Mario Navarro, fundador del Café del Cerro. Entrevista realizada en Ñuñoa, Santiago.

A los 18 años se fue a vivir a Santiago, donde comenzó a ser mánager de artistas del Canto Nuevo y sonidista en eventos poblacionales. Así fue como lo invitaron a trabajar en el Café Ulm ubicado en la comuna de Santiago, lugar en que se desarrollaron presentaciones musicales de artistas de jazz y trova chilena. Luego se convirtió en el administrador del local, e invitó a trabajar a Marjorie Kush, estudiante de Hotelería y Turismo, para que lo asesorara en la labor de servicios.

El Café Ulm funcionó hasta 1981, debido a la decisión de la Municipalidad de Santiago de cerrarlo. “Comenzamos a hacer mucha actividad, a alguien no le gustó y nos quitaron la patente. Con Marjorie nos quedamos con la experiencia de que era necesario un lugar porque los artistas requerían un espacio”, narra.

Un escenario contestatario

 A los 20 años Mario Navarro, junto a Marjorie Kush, su compañera de vida y esposa, emprendieron la búsqueda de un nuevo lugar para forjar sus futuros y entregarle un escenario a los artistas. De esta forma llegaron a una propiedad en el Barrio Bellavista, lo que había sido el Taller 666, una propuesta de actividades artísticas ligadas principalmente al Partido Comunista. Es ahí donde inauguraron, un 15 de septiembre de 1982, con esfuerzo y mediante la ayuda de amigos y familiares, el Café del Cerro.

– ¿Por qué nace este nuevo proyecto?

– Fue una trinchera cultural. Nosotros políticamente éramos muy comprometidos contra la dictadura, entonces queríamos un lugar que acogiera las manifestaciones culturales antidictadura.

-¿Cuál era su cartelera y actividades principales?

– La cartelera se marcó con el Canto Nuevo, pero fuimos muy amplios, le dimos cabida a todo lo contestatario, a todo lo alternativo que no tenía escenario. Hubo mucho jazz, pop chileno, humor, teatro, poesía y danza. Existían alrededor de veinte talleres a los que arrendábamos salas, ahí ensayaba Santiago del Nuevo Extremo; se formó Fulano, La Ley, Leña Húmeda con el Pancho Puelma, Chamal, Amauta, Trifusión; Magaly Rivano tenía su sala de danza; Humberto Duvauchelle puso una escuela de teatro; Joan Turner nos arrendó unas piezas para comenzar con el Centro de Danza Espiral, al que luego se sumó Pato Bunster al volver del exilio. Además, contó con la presencia de artistas internacionales, cubanos y argentinos, como la primera presentación en Chile de Luis Alberto Spinetta. Era un lugar de actividades desde las nueve de la mañana hasta las dos o tres de la madrugada, es decir, el espectáculo partía a las diez de la noche, pero eso había significado que todo el día había prueba de sonido, ensayos, entraba y salía gente. Finalmente, era un punto de reunión de los artistas para sus ensayos y proyectos.

Leo Masliah en Café del Cerro, Crédito Imagen: Cactuscultural.cl

– ¿Cómo lograron tener difusión?

Las amistades. En ese momento cuando nos encontrábamos contra la dictadura, todos estábamos identificados, con un enemigo tan claro al frente que no veíamos pequeñeces como las que nos acostumbraron antes y después. Entonces había una mancomunión, teníamos amigos en diversos medios como El Mercurio y La Tercera que nos publicaban en la sección de espectáculos, y así una red de contactos que logró hacernos un paraguas de protección para trascender.

 

– ¿Recuerda algún momento difícil que haya vivido el Café?

Durante las protestas de 1984, bombas molotov fueron lanzadas al local cuando era de madrugada. Esto afectó a las piezas del segundo piso que eran arrendadas por el Centro de Danza Espiral, dirigido por Joan Turner, viuda de Víctor Jara y el coreógrafo Patricio Bunster. Por otro lado, las personas del Servicio de Impuestos Internos e Inspección del trabajo siempre estuvieron encima de nosotros, buscando perjudicar y hacerle daño al Café.

– ¿Por qué razón cerró el Café del Cerro en 1992?

Estábamos muy cansados, fueron diez años muy intensos junto a Marjorie. Hubo un bajón en la programación artística. Volvió la democracia, pensamos que el Café ya no iba a cumplir su rol como en dictadura, y nos pasamos la película de que podría comenzar a decaer en el público y era mejor cerrarlo antes que lo cerrara la inercia.

El legado frente al apagón cultural

 Durante la dictadura de Augusto Pinochet, la industria de la cultura fue muy afectada por la censura que ejerció la junta militar en contra de diversas expresiones artísticas, por lo que peñas y cafés fueron los espacios más seguros para el desarrollo musical. En este sentido, el Café del Cerro fue el símbolo principal de acogida para diversos artistas. “Su aporte fue ser un nido de expresión para dar escenario a todos los que querían mostrar su arte, que muchos de ellos eran prohibidos. Fue el lugar de encuentro, de identificarse contra lo que estábamos”, explica Mario Navarro.

– A 50 años del golpe militar, ¿cuál fue el rol del Café del Cerro en la censura y represión que desarrolló el régimen?

En ser ese faro de luz entre medio de tanta oscuridad, que por lo menos había un lugar donde uno podía ir y reencontrarse con los afectos de los amigos, escuchar algo que no estaba en aire y con mucho temor, porque la gente iba al Café con temor, pero salía con el alma diferente después de ver toda esta creación y calidad de artistas que teníamos.

Los Prisioneros en Café del Cerro, 1986

 – Con respecto a las creaciones artísticas que se desarrollaron durante la época, ¿considera que reflejan problemáticas sociales actuales?

Para el estallido social en 2019 lo vimos claro con El baile de los que sobran de Jorge González, una canción que por todos estos años no ha perdido vigencia. Los problemas siguen siendo los mismos, no creo que haya una solución ahora. La creación que hubo durante la dictadura es inigualable, es decir, si bien ahora existe un tremendo movimiento musical, las letras y canciones que se hicieron son insuperables, como A mi ciudad y Homenaje de Santiago del Nuevo Extremo.

– ¿Cuál es su apreciación sobre la importancia del Café del Cerro en la historia?

– Me sorprende mucho que a cuarenta años que se haya inaugurado el Café y a más de treinta que se cerró, se le reconozca por su legado y labor que cumplió al entregarle un espacio a todo lo contestatario, a todo lo que se perseguía artísticamente. Tanto así que ha trascendido hasta la actualidad para que jóvenes estudiantes de periodismo, música y cine busquen la formación del Café, porque en cualquier entrevista de artistas como del Canto Nuevo o jazz se le menciona por ser espacio súper importante.

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Comentarios

Opiniones
  1. Jose luis correa   /   diciembre 5, 2023, (1:06 am)

    Muy bueno el reportaje del Cafe del cerro, recuerdo nuestra actuation con el trio orfeo, Alma Rojas en guitarra y canto, el ex contrabajista de swenke y Nilo y yo en percusion. Inolvidable, Los comentarios de pirincho carcamo y un publico muy receptivo. Tiempos dificiles y de mucha esperanza.

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