Marcelo Morales, director de la Cineteca Nacional: «Es formar parte de un evento o algo excepcional, extraordinario”

Escrito por el mayo 14, 2024

Periodista de profesión, Marcelo Morales comenta los desafíos que tiene actualmente la Cineteca Nacional, las actividades que están llevando a cabo para reconectar con el público y los estrenos nacionales que podrán verse en sus salas en el mes de abril y mayo.

 Por Álvaro Silva A.

El 30 de agosto de 1923, en la ciudad de Viña del Mar, nació Aldo Francia, un médico pediatra que, autodidacta en el arte cinematográfico, se convirtió en una figura central del Nuevo Cine Chileno. Cien años después, en agosto de 2023, la Cineteca Nacional exhibió los dos largometrajes del director viñamarino, Valparaíso, mi amor y Ya no basta con rezar.

Marcelo Morales, director de la Cineteca, fue el encargado de presentar las obras ante una sala llena. «Nos dimos cuenta de que estos eventos funcionaban muy bien», comenta Morales. “Ahí había un público con muchas ganas de ser parte de ese tipo de funciones», agrega.

Además de los conversatorios, música en vivo o la presencia de participantes de las películas, las salas de la Cineteca exhiben tanto estrenos nacionales como joyas ocultas del patrimonio audiovisual del país, ofreciendo un valor agregado que las distingue de los cines convencionales. Pero, ¿de dónde viene el interés por querer presenciar estas obras en sus salas?, ¿por qué se paga una entrada para ver un contenido que se puede consumir gratis por alguna plataforma web?

Morales tiene una teoría al respecto. Sugiere que la pandemia y su impacto en los jóvenes que estaban en pleno proceso de formación, pueden haber impulsado este fenómeno: “Un público que pasó mucho tiempo encerrado, después salió con muchas ganas de conectarse con estas actividades, y justamente es un público mayoritariamente joven el que va a estas funciones”, relata. Así, la Cineteca da espacio a estas ganas de reunión y “se da valor a alguna película chilena que esté en el archivo, para darle un realce en la sala, agregando un foro, la presencia del director, o colgándose de alguna fecha importante que tenga que ver con la película”, comenta.

“El hecho de estar ahí a la gente le significa algo. Es formar parte de un evento o algo excepcional, extraordinario”, comenta Morales respecto de las exhibiciones. Y es que el equipo de la Cineteca Nacional, así como lo hizo Aldo Francia con su obra, persiguen la difusión del cine, su preservación y su discusión. “Lo que tratamos, no solamente en la sala, sino que también en los talleres que hacemos de crítica o incluso ahora que tenemos talleres creativos, es que la gente vea cómo es la materialidad del cine, finalmente y que una película se trabaja no solamente escribiéndola”, explica.

“Y creo que eso no solamente está funcionando con nosotros, sino que también nos damos cuenta que funciona en las otras salas independientes. Funciona con el Cine Arte Alameda o el cine CCC que también tienen estas actividades. Me doy cuenta que hay un público, sobre todo joven, que está muy pendiente de eso”, agrega.

Camino a ser una institución pública

 Lo que distingue a la Cineteca Nacional de sus pares es que, además de crear estos espacios de encuentro, tiene una segunda rama especializada en restaurar y preservar el patrimonio audiovisual del país.

Esta preocupación por conservar el cine es un invento reciente. Como explica Morales, “Desde los años ’20 se producía mucho cine, y de eso se perdió un 90 por ciento. Hay muchas películas que se perdieron porque no existía el criterio de conservación. Con las películas internacionales, al menos, había un convenio de los distribuidores para que no se pudiera piratear la película, y había que mutilar a hachazos el film, con alguien supervisando ese corte a hachazos”, explica.

Morales explica que “no había ninguna institución preocupada de la preservación de esas películas. No existía el criterio de que una película era un documento histórico o algo que ayudará al patrimonio cultural del país. Eso vino mucho después, al menos en Chile”.

Y el trabajo de conservación de una película no es fácil ni barato. El periodista explica que el Área de Preservación de la cineteca implica, entre otras funciones, una examinación física del material, su paso a un proceso de digitalización de los rollos del film, el montaje de la película, la corrección manual de manchas o rayas, el trabajo de color y la consulta con los autores de la película (si están vivos) y un trabajo de restauración de sonido que se lleva a cabo en una empresa externa. Hay varias fases trabajando en paralelo. “Todo este proceso de tiempo es muy indeterminado. Entonces puede ser que dure seis meses como también puede ser que dure un año. Porque todo es muy delicado, todo es muy cuadro a cuadro”, expresa.

Pese a la importancia patrimonial de esta institución, no tiene mayor apoyo del Estado chileno. Hoy, si bien recibe un presupuesto regular como “institución colaboradora”, muchas de las actividades dependen de fondos audiovisuales a los que la institución debe postular como cualquier privado.

“Si todo marcha bien”, comenta Morales, “el otro año debería ser una institución pública”. Así, junto a la Biblioteca Nacional, el Archivo Nacional, el Museo Histórico Nacional y el Museo de Historia Natural, la Cineteca sería una institución estatal. Él lo califica como “un desafío grande” que ha tenido que enfrentar como director, y que “sería un paso adelante, porque el Estado finalmente sería responsable de la conservación del patrimonio visual del país. Yo tengo confianza en que antes de que termine este gobierno eso se debería ejecutar, y eso resolvería muchos problemas, sobre todo presupuestarios”.

 Cine chileno variado

 Las salas de la Cineteca Nacional, ubicadas en el Centro Cultural La Moneda, exhibirán varios estrenos nacionales en el mes de abril y mayo. “Creo que este mes da cuenta de lo variado que es el cine chileno”, comenta Morales, quien también se desempeñó como crítico de cine para el diario La Tercera,

Por una parte está El Primer Año, documental de Patricio Guzmán que tiene una importancia patrimonial además de ser obra de un gran autor chileno. También está el documental Himno, dirigido por Martín Farías, que “es un gran trabajo de investigación, sobre todo” según Morales, y por otro lado está Historia y Geografía, de Bernardo Quesney, que Morales califica como “una comedia quizás no tan habitual” y “poco convencional”. “Esto demuestra por qué es tan valorado también afuera”, comenta Morales acerca del cine chileno, agregando que “hay mucha creación de todo tipo”.

Finalmente, el periodista me comenta unas palabras acerca del documental Malqueridas, el documental dirigido por Tana Gilbert, titulada de la carrera de Cine y Televisión de la Universidad de Chile, que se estrena este mes. “Es una película que me gustó y me entusiasmó mucho cuando la vi el mes pasado, en Valdivia. No es sólo una película que cuenta la historia de unas mujeres presas. Hay una cosa estética ahí y es muy notable cómo lo desarrolla”, reflexiona. Según Morales, hay una coherencia detrás de las películas que marcan su calidad, y Malqueridas “encarna muy bien ese propósito, y por eso se ve como una película tan completa, tan sólida”.

“Creo que el cine chileno hace rato que está bien consolidado” declara, “hay una línea muy variada y ya hay una idea de que no solamente es contar una historia, sino que algo que tiene una lógica también estética y visual”, concluye.

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