¿Los niños primero?: El insuficiente legado de Piñera en materia de infancia

Pese a que inició su mandato en un centro del Sename prometiendo que “ni uno más de nuestros niños sea abusado ni maltratado”, especialistas en niñez coinciden en que la labor del ex Presidente no estuvo a la altura del desafío. Un Servicio de Mejor Niñez que no sitúa a los NNA como sujetos de derechos y una Ley de Garantías que no ha sido implementada entre las principales críticas.

“Hoy quiero convocar a todos los chilenos y chilenas de buena voluntad a un Gran Acuerdo Nacional por la Infancia, que nos permita decirles a todos los niños, niñas y adolescentes (…) que haremos todo lo humanamente posible para que no solo ni uno más de nuestros niños sea abusado ni maltratado, sino también para que nuestros niños y niñas recuperen sus hogares, su inocencia, su dignidad y su alegría de vivir”.

Con esas palabras, el 11 de marzo de 2018, Sebastián Piñera daba inicio a su segundo período presidencial mediante un acto en la Fundación Pablo Semería de La Pintana, uno de los centros colaboradores del Servicio Nacional de Menores (Sename).

En la ocasión, anunció una serie de medidas que apuntaban a fortalecer la institucionalidad a cargo de los niños, niñas y adolescentes (NNA) del país, entre las que se contaban la división del Sename en dos instituciones –una encargada de los infantes vulnerables y otra de Responsabilidad Adolescente-, la mejora en infraestructura de la red y la modificación de la Ley de Adopciones.

Cuatro años después, sin embargo, el legado que deja Piñera en materia de infancia parece no estar a la altura de lo que fueron sus compromisos.

”Piñera dijo ´Los niños primero´, pero no qué tipo de niños”

Tanto en campaña como en sus primeros días de mandato, Sebastián Piñera afirmó que una de las prioridades de su gobierno sería la infancia. De hecho, sintetizó ese compromiso con el lema “Los niños primero”, repetidamente utilizado por su equipo.

Decir “los niños primero” no es un eslogan, sino la convicción con la que abordaremos el futuro de la infancia, para devolverles a muchos niños la inocencia y felicidad de la niñez.

— Sebastian Piñera (@sebastianpinera) March 26, 2018

En concreto, a mediados de 2018 llamó a una mesa de trabajo para fijar un Acuerdo Nacional por la Infancia que sirviera de hoja de ruta en la materia.

Desde entonces, promulgó la ley que crea el nuevo Servicio de Protección de la Niñez en diciembre de 2020, cuya instalación empezó un año después; y, solo cinco días antes de terminar su mandato, promulgó la Ley de Garantías de Derechos de la Niñez “que establecerá un inédito sistema de garantías y protección del ejercicio de los derechos de la infancia”.

No obstante, los especialistas en infancia coinciden en que estas medidas no fueron suficientes para “poner a los niños primeros en la fila”, ni menos para generar un cambio sustancial en la vida de aquellos que han sido vulnerados en sus derechos.

En palabras de Francis Valverde, directora ejecutiva de la Asociación Chilena Pro Naciones Unidas (Achnu), “para lograr un cambio se requería una voluntad política que este gobierno no tenía, asumir a les niñes como sujetos de derechos en todos los campos, y eso no ha sucedido. Si lo miramos desde la realidad de les NNA, en realidad no hay legado”.

“No se asumió la gravedad que ha implicado para su desarrollo psicosocial la sistemática vulneración de derechos que han vivido, lo que requeriría una inyección inmediata de dinero que permitiera contar con profesionales especializados en traumas complejos y otras situaciones de salud mental que aquejan a les niñes que están en los programas del ex-Sename”, complementa.

Por su parte, consultada por el legado de Piñera en materia de infancia, la defensora de la niñez mapuche Onésima Lienqueo pone el foco en las vulneraciones que sufrieron “principalmente los adolescentes que se manifestaron” y en aquellas situaciones de violencia que sufrieron NNA mapuche: “Se ejecutaron desnudos, torturas, tratos crueles y degradantes. Cómo olvidar cuando tres PDI se abalanzaron sobre una niña de siete años como si fuera una gran terrorista o delincuente, o las imágenes de mega-allanamientos que nunca tomaron en cuenta la presencia de NNA”.

Y agrega: “Sebastián Piñera dijo ´Los niños primero´, pero no habló de qué tipo de niños. Claramente no eran los niños vulnerados del Sename o los que son víctimas de un conflicto militar en la zona”.

La instalación tardía de Mejor Niñez

Si el diagnóstico general de la labor de Piñera en infancia no es favorable, la instalación del nuevo Servicio Nacional de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia (Mejor Niñez) tampoco concita una evaluación unánimemente positiva.

Según Piñera, la creación de este organismo dependiente del Ministerio de Desarrollo Social –que es fruto del Acuerdo Nacional de 2018 y reemplaza al Sename- “busca terminar con ese trato institucionalizado, masivo, frío y despersonalizado que se les ha otorgado a los niños y reemplazarlo por un nuevo trato, con mayor humanidad, cercanía, respetando su derecho a vivir en familia”.

Para Francis Valverde “supuestamente esto debiera haber provocado un cambio paradigmático, pero, en la práctica, no han logrado que funcione y se han provocado serios problemas de carácter administrativo y de implementación”.

“La ley -que creó Mejor Niñez- establece que los Directores regionales determinan a qué programa van les niñes una vez que el Tribunal establece una medida de protección. Eso agregó un paso a lo que existía antes, y ha aumentado la espera de atención de las niñas y los niños, lentificando el proceso”, manifiesta.

Lienqueo es aún más crítica y apunta a que se trató simplemente de “un cambio de fachada que no basta para cambiar una institución altamente vulneradora”: “El ex Sename ha tenido acusaciones graves de violaciones de DDHH hacia los niños: se han dado a conocer casos de explotación sexual, tráfico de órganos, desapariciones de niños. No podemos hablar de mejorar una institución, cuando esa institución ni siquiera quiere buscar justicia y verdad para esos miles de niños”.

Por su parte, el presidente de la Corporación La Caleta, David Órdenes, recuerda que la instalación del Programa Mejor Niñez ocurrió casi al término del mandato de Piñera –en diciembre de 2021-, por lo que no se han podido ver resultados concretos.

“Las oficinas locales están siendo implementadas recientemente. Una práctica tan breve no da garantías. Pero, además, las oficinas locales no están en todo Chile; y las oficinas de protección de derechos todavía están sobrepasadas porque no pueden atender a todos los NNA que lo requieren”, apunta.

Y concluye: “Todavía se focaliza el trabajo en una perspectiva de vulneración de derechos, sin darle importancia a la promoción y la garantía de los derechos en los territorios. Los niños solo reciben atención frente a los problemas, no viven sus derechos”.

La Ley de Garantías: tarea del próximo gobierno

El pasado domingo 6 de marzo, el ex Presidente Piñera promulgó la Ley de Garantías de Derechos de la Niñez, que define un marco de políticas, derechos y obligaciones para el Estado y la sociedad en su conjunto sobre los niños, niñas y adolescentes.

Se trata de una ley que estuvo siete años en tramitación –desde el segundo gobierno de Michelle Bachelet- y que viene a llenar el vacío existente en la legislación interna para permitir la aplicación de la Convención de los Derechos del Niño.

Para David Órdenes “es imposible que un servicio (como el de Mejor Niñez), por sí solo pueda responder realmente a las necesidades de niños y niñas vulnerados en sus derechos. Debe ser apoyado por una política global, y en ese contexto podría ayudar la Ley de Garantías de Derechos siempre que se aplique”, aunque es claro que será tarea del gobierno de Gabriel Boric ponerla en práctica.

En ese sentido, Onésima Lienqueo pone sus esperanzas “en que en este nuevo gobierno la niñez se haga parte del proceso, pero de forma real, no a través de interlocutores. Que cuando hablemos del ´bien superior del niño´ se haga entregando herramientas que permitan a estos niños desarrollarse, desenvolverse, tener las mismas oportunidades que el resto. Y que, al fin, los hogares de menores sean la última instancia”.