Los crímenes de guerra en Yemen

Escrito por el agosto 25, 2018

El pasado jueves 9 de agosto, aviones de la coalición liderada por Arabia Saudita atacaron un bus con escolares. La jornada terminó con un saldó de 51 personas muertas, de las cuales 40 eran niños, y 77 heridos. La declaración de los atacantes fue que se trató de un blanco justificado, ya que los acompañantes de los menores eran reclutadores e instructores de las milicias rebeldes que combaten en Yemen.

Las Naciones Unidas señalaron que la bomba utilizada es de producción estadounidense, las cuales forman parte de los acuerdos de venta de armamento realizados por el gobierno de Donald Trump con la monarquía saudí. Transacciones millonarias que se suman a las realizadas por Francia y de España, las cuales alcanzan hasta los 12.000 millones de euros. Frente a las críticas, Emmanuel Macron, presidente de Francia, señaló que censura las muertes de civiles pero que no piensa dejar de vender armas a Arabia Saudita y sus aliados, ya que están en su derecho a defenderse.

Tres años han pasado desde que se desató la guerra civil en Yemen. Esta nación de 28 millones de personas se ha visto envuelto en una escalada de violencia que ha llevado a algunas regiones a sufrir de condiciones similares a la edad de piedra. Los combatientes: los rebeldes hutíes que luchan por mayor autonomía, con el apoyo del régimen teocrático de Irán, contra el «gobierno legítimo» del depuesto presidente Mansour al-Hadi, quien cuenta con el respaldo de Arabia Saudita, Estados Unidos y Europa.

Para el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, se trata de «la mayor catástrofe humanitaria de la actualidad». Las palabras de del secretario son tajantes. El conflicto, del 2015 a la fecha, ha cobrado más de 10.000 victimas fatales, sin embargo, estas cifras son difíciles de confirmar debido al peligro de enviar corresponsales a terreno y la falta de medios de las organizaciones que se encuentran en el país.

De hecho, el Washington Post, durante este mes, señaló que el número real de muertos podría ser aún más alto. Según información de la ONG Save The Children, podría ser que solo durante el año 2017 hubiesen fallecido alrededor de 50.000 niños y niñas.

En lo que, si se tiene mayor certeza, es en el grado en que la población depende de la ayuda humanitaria, es decir, que necesitan ya sea alimentos, agua o medicamentos desde afuera para sobrevivir. Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), aproximadamente 22 millones de personas necesitan algún tipo de ayuda para sobrevivir, un 80% de la población total del país.

La situación se vuelve más crítica al considerar que Yemen se encuentra bloqueado por parte de Arabia Saudita, quienes acusan a Irán de estar contrabandeando armas a la región, motivo por el cual no permite el paso libre de ayuda humanitaria.

Un ejemplo de esto es lo sucede en la ciudad portuaria de Al Hudayda, bajo control de los hutíes, y por donde transita casi un 80% de la ayuda externa que recibe la población. Este centro urbano, punto clave para la defensa de los rebeldes, esta siendo sometido a una ofensiva de la coalición, motivo por el cual ha sufrido graves bombardeos que durante la jornada del día 24 de agosto, mataron 22 niños. Esta nueva tragedia a pocas semanas de la muerte de los niños en el bus.

La importancia del puerto es vital, ya que de acuerdo a las Naciones Unidas es lo que evita que los 8 millones de personas al borde de la extrema hambruna, sucumban a esta tragedia. «El país esta de rodillas» señala el oficial de la ONU, Elias Diab “necesitamos mantener abierto este puerto a cualquier costo (…) cerrarlo significa cortar la última arteria de Yemen”.

En base a esto, no caben dudas de que se ha utilizado el hambre como un arma. Una investigación sobre los objetivos de las bombas de la coalición, realizada por la profesora, Martha Mundy, de la London School of Economics, arrojó información que en los primeros 17 meses de la campaña de bombardeos liderada por Arabia Saudí “había pruebas contundentes de que la estrategia de la coalición ha sido la destrucción de producción y distribución de alimentos” en zonas controladas por los Hutíes.

Esta sola acción por si sola, ya puede considerarse un crimen de guerra, al estar atentado directamente contra la población civil. Tan solo en la ya mencionada ciudad de Al Hudayda, existen alrededor de 400.000 menores que sufren de extrema hambruna.

Esta realidad vuelve a poner en tela de juicio la capacidad real de las Naciones Unidas para dar respuesta a los conflictos y sus consecuencias. En primer lugar porque no ha podido evitar que sus integrantes, incluido aquellos que forman parte del Consejo de Seguridad, sigan suministrando armas a Arabia Saudita, que luego son utilizadas sobre la población civil de Yemen.

De igual forma ha expuesto que acciones como las sanciones económicas, destinadas a castigar países donde se violan los Derechos Humanos, no son aplicadas con un criterio objetivo, sino más bien político, ya que Arabia Saudita sigue gozando legitimidad a nivel internacional que ningún país u organismo se atreve a cuestionar.

Tal como en otras ocasiones en la historia, el gencidio de Ruanda en 1994, las masacres en los Balcanes después de la disolución de Yugoslavia y el fracaso de la ocupación de Irak post Saddam Husein, la ONU y el Consejo de Seguridad deberá responder por su fracaso, aún cuando a tiempo, ha tenido toda la información para poner fin a los crímenes de guerra que se llevan a cabo en Yemen.

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