Las normativas que ponen en riesgo la conservación del mar en Chile

Escrito por el junio 13, 2025

El 8 de junio se celebra el Día Mundial de los Océanos. La fecha, designada oficialmente por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 2008, busca recordar el rol vital que cumplen los océanos en el equilibrio del planeta y la urgencia de protegerlos. Sin embargo, en Chile no siempre las leyes van orientadas a minimizar los daños que las industrias están generando.  Conoce más sobre las normativas que ponen en riesgo la conservación del mar en Chile

Por Antonia Ruiz

Según datos de la ONU, se estima que entre 75 y 199 millones de toneladas de plástico contaminan sus aguas, y cada año se suman otros 15 mil millones de kilos. Además, más de mil toneladas de mercurio, plomo y otros metales tóxicos se acumulan en los sedimentos marinos. A eso se suman vertidos industriales, aguas servidas y químicos agrícolas, formando un cóctel letal para la vida marina. La contaminación de los océanos en el mundo alcanzó niveles extremos.

En Chile, la situación es especialmente crítica. En los aproximadamente 4.300 kilómetros de costa continental, las amenazas se multiplican: Solo en 2023 según Sernapesca, operaron 2.554 centros de cultivo a lo largo del país. En la Patagonia, 411 de estos centros —principalmente dedicados al cultivo de salmones— se emplazan dentro de áreas protegidas y parques nacionales. La industria salmonera chilena, la segunda más grande del mundo después de Noruega, exporta cerca del 40% de su producción desde estas zonas, dejando una estela de residuos, antibióticos y redes abandonadas que agravan la contaminación de los océanos en Chile.

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La salmonicultura en Chile

Según Sernapesca, en 2023 se cosecharon 1.089.924 toneladas de salmones en Chile. Una cifra que va en aumento, según alerta Juan Carlos Cárdenas, director del Centro Ecocéanos. Y con ello, también se incrementan sus impactos. Él menciona que: «La industria salmonera tiene un altísimo impacto en contaminación orgánica, fundamentalmente por las fecas y el alimento no consumido de las balsajaulas de salmones que caen en el fondo marino y generan procesos de eutroficación, es decir, la disminución del oxígeno disuelto en la columna de agua. Chile triplica 300 veces más antibióticos que lo que se utiliza en Noruega. Es el país con más uso de químicos de toda la industria salmonera mundial: antibióticos, antiparasitarios, químicos antifouling que se impregnan en las redes de las balsajaulas. También está la introducción de enfermedades virales, bacterianas y parasitarias al ser especies invasoras».

La salmonicultura es una de las amenazas para los ecosistemas marinos, pero existen más normativas que ponen en riesgo la conservación del mar en Chile

¿Qué está haciendo el Estado?: Las normativas que ponen en riesgo la conservación del mar en Chile

En este escenario crítico, cabría esperar que las autoridades redoblaran sus esfuerzos por proteger los ecosistemas marinos. Sin embargo, el panorama es otro. Actualmente, avanza en el Congreso la polémica Ley de Permisología, cuyo objetivo declarado es agilizar la aprobación de proyectos económicos reduciendo las «trabas» ambientales.

Punta de Lobos, Red de mujeres originarias por la defensa del mar | Graciela Escorza

Punta de Lobos, Red de mujeres originarias por la defensa del mar | Graciela Escorza

La votación en el Congreso comenzó el miércoles 11 de junio, y continuará el próximo 19 de junio, lo que ha encendido las alertas en diversos sectores sociales y ambientales. Los representantes de la sociedad civil han advertido que esta iniciativa no solo no resuelve la crisis ecológica, sino que podría agravarla seriamente. Esta ley —mal llamada de “permisología”— busca acelerar los permisos reduciendo el rol de los organismos técnicos, limitando los plazos de evaluación ambiental y facilitando que grandes inversiones operen en zonas sensibles como humedales, ríos y borde costero, muchas veces sin una fiscalización adecuada ni participación ciudadana efectiva.

Desde los pueblos originarios también se levantan voces de preocupación. Esta ley no solo implica daño ambiental, sino también un daño espiritual profundo. Como han señalado autoridades y dirigentes indígenas, el mar, los ríos y el borde costero no son sólo recursos naturales: son parte del tejido ancestral y sagrado de sus comunidades. Delia Núñez Véliz, Co-Coordinadora de la Red de Mujeres Originarias por la Defensa del Mar del territorio Punta de Lobos del Pueblo Diaguita Costero declara que: “Hay varios proyectos legislativos que hoy representan una amenaza real para la protección de los océanos y del borde costero, especialmente desde la mirada de los pueblos originarios. Uno de ellos es la llamada ley de permisología, que busca agilizar la aprobación de proyectos de inversión como la salmonera y la desaladora, las salmoneras en la zona sur y la desaladora en la zona norte, que muchas veces daña la costa y el medio ambiente».

Además, desde su experiencia como mujer indígena, Núñez subraya el vínculo espiritual y ancestral que se pone en riesgo: “Son una ventana a la vida hacia nuestra relación con lo ancestral, con el mar, con los cerros, con los vientos, ¿cierto? Y con todo el entorno de la vida”.

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Amenazas Pasadas 

Pero la Ley de Permisología no es la única arremetida legislativa que preocupa a las comunidades costeras. En 2024, también se intentó modificar la Ley N° 20.249,  que crea los Espacios Costeros Marinos de Pueblos Originarios (ECMPOs). Esta normativa ha sido fundamental para reconocer el vínculo ancestral de los pueblos originarios con el mar y para proteger ecosistemas frente a industrias de alto impacto.

Sin embargo, el año pasado se presentaron posibles reformas de modificación que encendieron las alarmas. Estas propuestas pretendían cambiar aspectos centrales de la ley sin justificación clara y sin consulta previa con las comunidades, como lo exige el Convenio 169 de la OIT. A través de una Minuta Técnica, el Observatorio Legislativo para Comunidades Costeras (OLMar) advirtió que los proyectos no se basaban en estudios ni en la sistematización de experiencias. Además, contenían afirmaciones erróneas sobre los procesos administrativos y la armonización de usos en el territorio costero.

Para Leticia Caro de la Comunidad Kewésqar Grupos Familiares Nómades del Mar, estas propuestas atentan directamente contra los derechos de los pueblos indígenas costeros, que históricamente han sido marginados de las políticas públicas. Ella enfatiza: “Somos hijos del mar”, y que es urgente “aunar esfuerzos para que la destrucción marítima se detenga y se dé sustento también al pequeño pescador artesanal”.

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