Lago Ranco: Proyecto inmobiliario de la familia Piñera enfrenta reparos medioambientales
Escrito por Emilia Salas el junio 5, 2025
En los alrededores del Lago Ranco, Región de Los Ríos, se extienden atractivas playas como Bahía Coique. Se trata de un balneario de arenas blancas y aguas cristalinas que durante los últimos años ha concentrado el interés del negocio inmobiliario. Una de las empresas que se ha fijado en el potencial turístico del sector y promete un proyecto en la zona, es Arenas Blancas S.A. parte del holding de inversiones Odisea, en cuyo directorio figuran los hijos del expresidente Sebastián Piñera. Este proyecto inmobiliario de la familia Piñera amenaza tanto al medioambiente como a las comunidades indígenas que viven allí.
Por Emilia Salas
El proyecto que lleva por nombre “Nuevo Desarrollo Inmobiliario Bahía Coique” contempla la construcción de 208 unidades habitacionales vacacionales (segunda vivienda) distribuidas en departamentos y viviendas tipo Village. Para esto, se estableció una inversión de 40 mil millones de dólares.
El pasado 14 de febrero el proyecto fue presentado ante el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) para determinar un posible impacto ambiental. Luego de una revisión, el organismo dictó un informe con aclaraciones, rectificaciones y/o ampliaciones relacionados a una serie de riesgos medioambientales que podría generar el proyecto tal como se encuentra actualmente. Los reparos establecidos tienen relación con factores como ruido, emisiones atmosféricas, residuos, seguridad hídrica, entre otros.
Uno de los principales problemas se evidenció en la infraestructura, específicamente en la factibilidad para el tratamiento de las aguas servidas generadas durante la operación del proyecto. Por eso, el SEA le solicita a la empresa entregar información detallada que demuestre la capacidad de la planta de tratamiento para absorber la carga adicional que significan 208 viviendas nuevas.
A los reparos del SEA, se suman las críticas por parte de los habitantes de Futrono, el centro urbano más cercano al proyecto. Esta preocupación se reflejó en las 46 solicitudes para iniciar un proceso de participación ciudadana. Del total, 40 de ellas provinieron de vecinos y vecinas, las otras seis de organizaciones con personalidad jurídica, entre las cuales se cuentan cuatro comunidades indígenas y dos organizaciones sociales.
Una de estas solicitudes fue presentada por la Agrupación Pumol Orgánico y Ambiental de Futrono, quienes sostienen que el proyecto genera cargas medioambientales significativas. De acuerdo con la organización, la comuna tiene una crisis en recolección de residuos. Existen numerosos sectores rurales con población concentrada y semi concentrada, donde los residuos se retiran una vez por semana.
Debido a lo anterior es que la presidenta de la agrupación, Sandra Engracial, enfatiza en el impacto del proyecto sobre la comunidad. “Estos proyectos se presentan con lo mínimo, no respetan el entorno ni tampoco se proyectan a largo plazo, como para darse cuenta de lo que van a generar. No toman los cuidados pertinentes” comentó.
En esa misma línea, la concejala de Futrono, Paola Soto, advierte que la comuna no está preparada para recibir una iniciativa de este tipo, ya que la dirección de medio ambiente es pequeña y carece tanto del personal como de los vehículos necesarios para una gestión adecuada. “La Región de Los Ríos tiene un problema con la gestión de la basura. Al incorporarse este proyecto, que va a generar mucho material de residuos, la municipalidad de Futrono no cuenta con la infraestructura para soportar la basura de 208 casas. Se generaría otro problema para la municipalidad”, señaló.
Fue debido a estas solicitudes, que finalmente se abrió un proceso de participación ciudadana para el referido proyecto.
No es solo tierra, es vida
El nombre de la comuna de Futrono proviene del mapudungun Futronhue, que significa ‘Lugar de Humos’. El lugar ha sido habitado históricamente por comunidades mapuche huilliche, quienes mantienen una gran presencia. De acuerdo con el Censo de 2017, un 33,82% de los habitantes de Futrono se considera perteneciente a un pueblo originario.
En las cercanías del río conviven 30 comunidades indígenas, quienes tienen un vínculo profundo con la Mapu o tierra. Es un sitio sagrado que trasciende el plano físico, porque también se relaciona con la identidad, cultura y espiritualidad. Allí se encuentran los Lawenes (remedios), Rewe (sitio ceremonial) y Ngen (espíritus).
Para las comunidades mapuche, el territorio es un ser vivo, no un recurso. Respetar la naturaleza permite armonía y Küme Mogen (buen vivir). Por eso, los habitantes ancestrales del territorio consideran que este proyecto inmobiliario perjudicaría el equilibrio natural y el ecosistema.
Una de estas comunidades mapuche se encuentra en la Isla Huapi, ubicada en el centro norte del Lago Ranco. Para Ruth Antillanca, quien ha vivido toda su vida allí, el proyecto tendría “un impacto grandísimo”, en diferentes aristas. “Como comunidad mapuche Isla Huapi, nos preocupa el impacto que tendría en los Kalulko o cuerpos de agua. Como habitantes de este territorio nos preocupa. En Huapi no tenemos agua potable y tomamos el agua directamente del lago sin ningún tratamiento, porque esas aguas son sanas aun” estableció.
Lo expresado por Antillanca refleja las preocupaciones de una comunidad que quiere resguardar su identidad y ecosistema. Pese a lo anterior, quienes elaboraron el proyecto inmobiliario no consideraron al pueblo mapuche. Esto revela la falta de un enfoque intercultural que incorpore sus necesidades y opiniones.
Además, el pasado 24 de marzo, la CONADI de la Región de Los Ríos señaló que el proyecto se emplaza cerca de vestigios arqueológicos conocidos como “ojo de coique” o “Antukura”. Son sitios que para las comunidades indígenas constituyen un sitio ceremonial y un calendario solar, respectivamente.
Debido a lo anterior, es que el proyecto también tendría un impacto espiritual. Cada espacio de la naturaleza tiene un significado que debe preservarse, pero tal como señala Antillanca, la inmobiliaria desconoce el valor del territorio. “En nuestra cosmovisión el agua tiene que fluir libremente, porque cuando la persona ya no está en esta Mapu, se va al Wenumapu (cielo) a través del Ko (agua). Si se corta el agua se cortaría también nuestra espiritualidad. Pero esto la inmobiliaria no lo entiende, no conocen nada de nuestra cosmovisión ni tampoco conocen nuestro territorio. Ellos solamente quieren vender ese proyecto y les preocupa el buen vivir de ellos”.
Mientras la empresa responde a las observaciones ambientales y define su postura frente a las demandas sociales y culturales del territorio, las comunidades esperan ser escuchadas en un proceso que consideran crucial para el resguardo del ecosistema y su forma de vida. El desarrollo del proyecto, por tanto, no solo dependerá del cumplimiento normativo, sino también de su capacidad para dialogar con el entorno social y cultural en el que busca instalarse.
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Isabel Cárdenas / junio 5, 2025, (10:06 pm)
No deja de sorprender que el ex- presidente Sebastian Piñera, aún fallecido, continúa dando que hablar. Sin embargo lo más asqueroso es que enormes empresas inmobiliarias en este caso, destruyan todo un ecosistema en pos de millonarias inversiones.