Sitio de memoria José Domingo Cañas: una casa inundada en memoria y goteras
Escrito por Radio JGM el noviembre 2, 2023
La Casa memoria José Domingo Cañas empezó a funcionar el año 2010 y desde entonces anualmente ha sido una lucha por parte de los voluntarios para mantener el lugar. Y es que Chile, a 50 años del golpe sigue siendo un país sin políticas de memoria, que puedan asegurar la instalación y funcionamiento de 1.132 lugares como José Domingo Cañas, que fueron usados como lugares de detención durante la dictadura.
Por: Trinidad Araya
-¿Usted vivía en el barrio cuando el sitio de memoria funcionaba como cuartel en la dictadura?
-No, no alcanzamos a llegar- responde serio el dueño de la verdulería frente a la casa memoria José Domingo Cañas.
– Ah, es que me habían dicho que el dueño de la verdulería tenía un testimonio de cuando el sitio funcionaba como cuartel.
-No, nosotros llegamos cuando ya estaba el memorial ¿para qué quiere saber?
-Estoy haciendo un reportaje del sitio de memoria y quería saber si podía conseguir el testimonio de algún vecino. Muchas gracias igual, no lo molesto más.
-…en realidad soy yo señorita, es que no me gusta a mi hablar de eso.
Los archivos de la Casa Memoria José Domingo Cañas tienen el testimonio de los dueños de la verdulería, quienes en ese entonces eran unos niños. Jugaban a cruzar la calle a donde estaban “los hombres malos con metralletas” y al tocar la vereda de José Domingo Cañas 1367, volvían corriendo a su casa donde celebraban volver vivos. Hoy, prefiere mentir antes que admitir que fue testigo de lo que pasó en esa casa, sin embargo, pareciera ser que su conciencia es más fuerte.
“Nunca se veía nada, porque era muy hermética, entraban y salían autos nomás, no sabíamos de qué se trataba hasta que tiraron un bombazo. Y ahí, ya supimos que pertenecía a la policía civil. En el bombazo se fueron al tiro”, termina agregando el vecino.
Así como este hay varios testimonios más de diferentes vecinos, que por años vivieron bajo el “régimen” de la DINA en el barrio. Lamentablemente, en la actualidad estos archivos no están abiertos al público debido a la falta de financiamiento que tiene la Casa Memoria y es que, después de trece años funcionando, José Domingo Cañas recién tiene el presupuesto para poder contratar a una persona que se encargue de los archivos.
El cuartel Ollagüe
La propiedad de José Domingo Cañas 1367 fue adquirida en 1973 por José María Rabelo y Teotonio Dos-Santos, dos sociólogos que decidieron ceder el lugar a la embajada de Panamá, la cual utilizó el sitio como refugio para más de 300 personas. Sin embargo, poco después del golpe las embajadas empiezan a salir del país y la de Panamá no es una excepción. Los refugiados de José Domingo Cañas tuvieron que salir del lugar y la casa al quedar abandonada termina siendo expropiada por la dictadura, ahí es cuando llega la DINA a ocupar el sitio.
El cuartel Ollagüe (como se le llamó a la casa durante su funcionamiento), estuvo activa principalmente entre agosto y noviembre de 1974, sin embargo, hay testimonios de gente que dice haber estado aquí en la década de los 80, cuando ya era una casa administrativa de la CNI. Se presume entonces, que hubo gente secuestrada entre el 74 y el 87.
Los sobrevivientes hoy logran saber que pasaron por este lugar reconociendo ciertas partes características de la casa. Entre ellos, el recorrido inicial que hacían cuando eran traídos acá. Los detenidos eran ingresados con los ojos vendados por la entrada de autos y una vez dentro de la casa, todos podían reconocer el teclear de una persona que ingresaba los datos. El “calabozo”, también es reconocido por los que pasaron por acá. Este lugar era donde se realizaban las torturas, una pieza de 2×1 en la que a veces metían a varios detenidos a la vez. Sin embargo, el elemento más característico del cuartel Ollagüe eran la piscina y la palmera que siguen en el lugar hoy en día. La piscina, era utilizada constantemente como un lugar de tortura y las personas que llevaban más tiempo detenidas eran de vez en cuando, sacadas al patio donde podían ver por debajo de la venda la palmera y la piscina.
Se estima que por el cuartel Ollagüe pasaron cerca de 150 personas, aunque es imposible tener el número exacto debido a la falta de verdad que hay entorno a esto. Con el tiempo se han ido agregando más personas a la lista, ya que cuando este lugar fue entregado a la Fundación 1367 (la cual se encarga de la mantención de la casa), se entrega con una lista de 54 nombres de detenidos desaparecidos y gracias al trabajo de la fundación se han ido descubriendo más, con la ayuda de procesos judiciales y testimonios. Es así como hoy, la lista cuenta oficialmente con 62 detenidos desaparecidos y una ejecutada política, Lumi Videla Moya.
El montaje de Lumi Videla
Lumi Videla tenía 26 años cuando la Dina decidió tomarla detenida por ser militante del MIR. Después de estar detenida por dos semanas en el cuartel Ollagüe, su cadáver fue lanzado en la embajada de Italia como parte de un montaje preparado por la DINA y de la cual la prensa chilena fue cómplice.
Lumi Videla, era estudiante de la Universidad de Chile y vivía con su esposo Sergio Pérez, quien también era militante del MIR. El 21 y 22 de septiembre Lumi y su marido fueron detenidos por agentes de la Dina y llevados a José Domingo Cañas, donde fueron torturados por los agentes a cambio del paradero del jefe del MIR, Miguel Enríquez. Los dos cónyuges fallecieron a los días después y el cadáver de Lumi Videla, fue lanzado al patio de la embajada de Italia con la intención de desacreditar el rol de la embajada, la cual era una de las ultimas que estaba prestando asilo en 1974.
En los siguientes días, la prensa chilena publicó como versión oficial de la muerte de Videla, que había sido asesinada en una “orgía entre asilados”. Con esta versión se buscaba dejar una mala imagen de los refugiados y al mismo tiempo hacer una amenaza. Sumado a esto, tres días después El Mercurio publicó una viñeta de Renzo Pekenino con el título “Circo internacional”, donde con una caricatura se hacía burla del cuerpo de Lumi Videla siendo arrojado por un cañón a la embajada italiana. La viñeta tenía como descripción: “¡El fantástico número del proyectil humano disparado por sobre los muros de una embajada!”
Años después, sería la tía de Lumi, Laura Moya, quien participaría activamente en la recuperación del lugar donde su sobrina había sido torturada y asesinada
La recuperación del lugar
Después de que la CNI dejara de ocupar este lugar en 1987, la casa vuelve a ser propiedad de Teotonio Dos-Santos, quien nunca más vuelve a habitar la casa y decide dejar la venta del lugar en manos de su abogado. Los vecinos del lugar, quienes por años habían vivido bajo el “régimen” de la DINA, fueron quienes empezaron con las movilizaciones para recuperar el lugar. A ellos se les unieron los familiares de detenidos y agrupaciones de derechos humanos, y se formó el Colectivo José Domingo Cañas. El colectivo, en el 2000, empieza a hacer negociaciones con el ministerio de Vivienda para poder comprar la propiedad, sin embargo, es finalmente Pablo Rochet, quien tenía una juguetería en la casa continua, el que compra la casa. Rochet tenía dos objetivos al querer comprar la propiedad, uno era hacer un estacionamiento para su juguetería y el otro, al ser simpatizante de la dictadura, era destruir la casa y así poder borrar la historia del lugar.
Rochet pensaba que al destruir la casa el sitio no iba a poder ser declarado monumento histórico, y si bien esto complicó el proceso, meses después el colectivo logró que el lugar fuera declarado sitio histórico y durante el gobierno de Bachelet se construyó lo que hoy es la casa memoria.
En todo este proceso estuvo siempre presente la Dra. Laura Moya, sobrina de Lumi Videla. Laura, fue una psiquiatra activista por los derechos humanos en contexto de dictadura y es ella quien crea la Fundación 1367. Esta, tiene como principal objetivo administrar la casa memoria José Domingo Cañas, pero también busca hacer un trabajo de memoria y por los derechos humanos.
Un lugar de despedida y reencuentro
Ya no quedan más que los cimientos de lo que fue el cuartel Ollagüe. Al entrar, te encuentras con un camino de madera que simula un muelle, donde antes estaba el pasillo principal de la casa y alrededor de los cimientos, hay varios postes de madera que actúan como mástiles. El cuartel en 50 años pasó de ser un centro de exterminio y tortura, a un muelle.
Gonzalo Zúñiga, quien es mitad trabajador y mitad voluntario del lugar, explica lo que representa esta idea de poner un puerto en el sitio: “juega con esta idea de puerto y muelle. Un muelle es esto donde tú puedes ver a alguien alejarse, pero también es el lugar donde muy simbólica y poéticamente siempre esperas a que ese alguien que se fue, en algún momento vuelva”.
Gonzalo también explica el porqué de la decisión de hacer los mástiles de madera: “nos habla de ese vínculo con la memoria de que, si no nos hacemos cargo en este caso físico de la madera, esto se va a deteriorar, se va a caer, pueden pasar muchas cosas. Es lo mismo un poquito lo que pasa con la memoria, que si no nos hacemos cargo y no estamos constantemente trabajando en torno a ella también es algo que se puede perder”.
Motivado por la defensa de los derechos humanos y la memoria, Zúñiga llegó como voluntario el 2018 a José Domingo Cañas lo que lo trajo a este lugar donde hoy puede hacer un trabajo que le hace “sentido”. Gonzalo comparte las ideas de la Fundación 1367 de hacer un trabajo de memoria en relación al pasado, presente y futuro: “o sea aquí hubo horrores, sí, muchos, pero también hubo resistencia y hubo espacio para que esa humanidad emergiera y estuviese siempre presente. Yo creo que al menos a este sitio si hay algo que lo caracteriza mucho es relevar esas otras características que muchas veces son invisibilizadas”.
La precariedad de los sitios de memoria
Hasta el año pasado, Gonzalo seguía siendo voluntario y no fue sino hasta este año que ya puede decir que es trabajador del sitio. Y es que en 2023 José Domingo Cañas recién pudo contratar a seis trabajadores desde los trece años en que lleva funcionando.
Cuando la Fundación 1367 recibe el lugar en el 2010 lo único que le da el Estado son las llaves y sin ningún tipo de financiamiento para mantener el sitio. Entonces, hasta el año 2017 la casa solo funcionó a partir de donaciones y voluntarios. En 2018 se incluye a José Domingo Cañas como un “gesto” en el presupuesto de la nación y se le asignan 20 millones anuales, los cuales seguían sin ser suficientes para mantener una casa de memoria.
Este año se anunció un proyecto proveniente del ejecutivo, en el que supuestamente se les iba a otorgar financiamiento a los sitios de memoria, sin embargo, la sorpresa llegó cuando se aclaró que este financiamiento iba a ser concursable todos los años y que no iba a ser exclusivo para sitios de memoria, sino que tenían que competir con otro tipo de fundaciones. Sumado a esto, la Fundación 1367 tuvo que renunciar a los 20 millones que le daba el Estado para poder concursar, lo cual dejó a José Domingo Cañas por meses en la incertidumbre de si iban a poder seguir trabajando o no: “te obligan a aplicar el mismo modelo neoliberal instalado por la dictadura”, afirma Marta Cisternas respecto a este fondo concursable.
Marta es la actual directora de la Casa Memoria, quien llegó al lugar en 2007 cuando todavía se estaba llevando a cabo el proceso de recuperación. Marta siempre formó parte del directorio y ha sido testigo de todos los problemas financieros que ha tenido este y otros sitios de memoria y es por esto que nota una dejación muy grande por parte del Estado: “toda la recuperación de los sitios de memoria en Chile han sido producto de la lucha y la resistencia de las organizaciones de la sociedad civil, todas, absolutamente todas. Y el levantar estos espacios, estos sitios de memoria, siempre han sido producto de la resistencia y la lucha de las organizaciones. El Estado siempre llega tarde y llega mal”.
José Domingo Cañas ganó el fondo concursable y este año se va a mantener con 80 millones y seis personas contratadas, aunque anualmente la fundación va a tener que seguir participando en este concurso, el cual no les da ninguna seguridad financiera. No obstante, estos 80 millones siguen siendo completamente insuficientes para poder mantener un sitio de memoria. La falta de recursos obviamente provoca también una precariedad en las instalaciones, sobre todo en invierno, ya que el lugar ha presentado goteras desde el primer año y la humedad en las instalaciones es algo que preocupa enormemente a la directora, sobre todo por las consecuencias que puede tener esto en la salud de los trabajadores y visitantes: “si hacemos un evento acá y vienen familiares, las madres están viejitas, no podemos dejarlas al frío y son cosas que tenemos que prever. Si el sitio no tiene recursos o tiene recursos que funcionan mediante concursos, eso no te permite generar condiciones laborales adecuadas para los trabajadores de los sitios de memoria, que debieran tener los mismos derechos que todos los trabajadores”.
Marta simplifica un poco esta precariedad de los sitios en la falta de políticas de memoria que tiene Chile, y es que, mientras países como Argentina y Uruguay cuentan con leyes que protegen los sitios de memoria, Chile no ha tenido nada más que gestos hacia estos lugares: “yo creo que eso también responde a una política de Estado que tiene que ver con cuál fue la salida de Chile de la dictadura, que fue una salida negociada con sectores no solo de derecha, sino que con sectores conservadores que impidieron creo yo en esta negociación que se den estos procesos de memorización, porque es peligrosa la memoria. El problema es que al no haber una política de memoria entonces a un sitio le das más, a otro le das menos y a otro le das nada. Hay un montón de sitios que tienen cero y hacen lo posible. Por ejemplo, Nido 20, un sitio de memoria que recién ahora entra a este programa de sitios, el director de Nido 20 salía de taxi, es una persona de la tercera edad tenía que salir a hacer de taxi para poder pagar las cuentas del sitio. Esa es la realidad que se vive en los sitios de memoria a 50 años”.
119 cartas
La Casa Memoria José Domingo Cañas se encuentra constantemente haciendo actividades en torno a la memoria, desde lanzamientos de libros hasta conversatorios. Este año, una de esas actividades consistió en hacer cartas para la lista de los 119, personas que fueron asesinadas por la dictadura y formaron parte de un montaje hecho por la prensa chilena y la DINA. Las cartas fueron principalmente redactadas por personas ajenas a las víctimas y estas fueron colgadas entre los “mástiles” del memorial.
Entre estas cartas se encuentra la de una estudiante, Tamara, quien le dedica su escritura a Gary Olmos, quien hoy permanece en calidad de detenido desaparecido:
Gary Nelson Olmos Guzmán
Realmente me gustaría que tuvieras la oportunidad de leer esta carta. Leí tu historia con un nudo en la garganta.
Releí tu historia varias veces y no sabía que escribirte. Que querrías escuchar. Me invadió un sentimiento indescriptible al saber tu nombre y ver tu cara. Me genera curiosidad saber que cosas te gustaban, como los deportes y las comidas.
De repente pensé en la palabra impunidad y lo que significa para mí. La impunidad es que en la escuela donde estudio nadie sabe tu nombre ni conoce tu historia. La impunidad es que antes de saber que te escribiría yo tampoco sabía nada de esto.
…te prometo compañero que tu nombre no será olvidado mientras este conmigo.
De Tamara
José Domingo Cañas 1367, es un lugar al que muchas personas han llegado sin querer. Lamentablemente, muchas de ellas no tuvieron la opción de salir y volver a sus hogares con sus familias, y por eso es importante la recuperación y mantención de los sitios de memoria, para que personas como Tamara puedan recordar el nombre de Gary Olmos y de muchos más.
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