Javier Rebolledo: “Mariano Jara es el Camaleón que resiste y engaña a la dictadura”

Escrito por el septiembre 13, 2017

“Camaleón. Doble vida de un agente comunista” es el título del último libro del periodista y autor de la trilogía de “Los Cuervos”, Javier Rebolledo. En esta obra se relata la historia de Mariano Jara, un militante comunista y destacado empresario de derecha, que se camufló para esconder armas del Partido Comunista (PC) en sus multitiendas Nadir y en una parcela de La Pintana.

Mariano Jara Lepold es el protagonista de una de las historias más desconocidas de la época de la dictadura. Fue en el lanzamiento de “El despertar de los cuervos”, el tercer libro de Rebolledo sobre el funcionamiento de la DINA, donde el autor lo conoció. Al principio, él sólo sabía que era un renombrado empresario. Pero nunca se imaginó la gran historia que ocultaba.

Jara cambiaba de piel según la ocasión en el Chile dictatorial. Para la mayoría era un exitoso empresario, que trabajaba con agentes de la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE) y se relacionaba con políticos y uniformados de los altos mandos de la Junta Militar. Pero entre sus disfraces se escondía un comprometido militante del PC y un bodeguero de armas de un desconocido aparato militar del partido.

También fue vicepresidente de la Asociación de Propietarios de Caballos, dueño del club nocturno Flamingo donde se grabó Sábado Gigante y que albergó las galas más importantes del boxeo. Fue en este lugar donde conoció a las vedettes y a las modelos más famosas de esos años, como Wendy, con quien estuvo a punto de casarse. Todo esto al mismo tiempo.

Luego de cuatro años de investigación, este libro fue finalmente lanzado. Mariano Jara explicó que “mucha gente se ha sorprendido, me han llamado y me han dicho: ¿cómo eras antes? ¡Eso es imposible, no puede ser! Porque me veían en otras actividades y eso era para tapar muchas cosas. Tenía que crear una cara competente”.

El Camaleón tuvo que zafarse muchas veces, porque algunos integrantes de la derecha no confiaban en su lealtad. Uno de ellos, fue el militar Álvaro Corbalán –que tras la fallida internación del armamento del FPMR por Carrizal Bajo– lo interroga junto a los demás miembros de la CNI. Mariano Jara usa su carta bajo la manga: la amistad de Humberto Gordon, antiguo director de la CNI y miembro de la Junta Militar, para evadir las sospechas.

Con esta maniobra ganó tiempo y se instaló en Argentina, pero fue detenido en el aeropuerto Arturo Merino Benítez, mientras cerraba sus últimos negocios. El fiscal Torres Silva jamás le creyó.

El sociólogo Juan Alberto Mayol señaló que “el Camaleón es capaz de administrar su tiempo y sus espacios de un modo notable, con una enorme capacidad de reacción en momentos críticos. De olfatear una solución en las dificultades, porque el instinto de la defensa política estaba muy presente. Su reacción es la de construir un capital social para poder salir”.

Mariano Jara fue apresado por segunda vez a mediados de los ’90, producto de una estafa que denunció en el texto de Rebolledo. Según el Camaleón, fue engañado por los altos funcionarios del PC, como Guillermo Teillier y Jaime Moreno. En esos años, creó una financiera en la que un grupo de viejos amigos comunistas se acercaron para pedirle préstamos, con el fin de costear el diario El Siglo.

Gracias a esas maniobras estrechó lazos con Teillier, quien le ofreció un negocio redondo: comprar productos “Dos en Uno” y venderlos a Cuba. Cien por ciento de ganancias. Jara tomó unos 400 millones de la financiera, se lo entregó a su partido y nunca más los volvió a ver.

“Cuando uno se enfrenta a una obra como ésta aparecen preguntas. En particular, la denuncia a Teillier y el rol del Partido Comunista. Partimos hablando de la lucha popular con armas y terminamos hablando de un posible fraude. El libro habla de una época”, indicó Mayol.

El periodista Juan Andrés Guzmán destacó que esta es una investigación periodística de primer nivel, con una historia muy difícil de encontrar. “Me parece que lo que ofrece Javier es un periodismo confiable, que reconoce su límite y que hace su mejor esfuerzo por llegar a la verdad, pero sabe que la ésta tiene demasiados matices”, observó.

Mariano Jara agradeció que el periodista realizara esta investigación, para «que la juventud vea que en un momento de dictadura, se puede luchar y ser correcto en la vida. Pinochet llamó a plebiscito por lo que hicimos nosotros, porque dimos un peso muy importante a la oposición y fueron los movimientos sociales los que logramos que esto ocurriera”, concluyó el empresario.

 

Desde el periodismo: La mirada de Javier Rebolledo

El periodista Javier Rebolledo se ha especializado en la investigación de temas vinculados a las violaciones sistemáticas a los derechos humanos en Chile, abusos a menores y denuncias de malas prácticas empresariales y políticas.

Este es su cuarto libro, que luego de un largo proceso ha logrado concluir. Se siente tranquilo por su trabajo. “Hubo un momento en el que tuve prácticamente la convicción de que no iba a poder terminarlo porque no hay una única verdad, sino que partes de ella a la que uno puede llegar”, reflexionó Rebolledo.

Hubo un momento en que Mariano Jara, pese al interés inicial, ya no estaba seguro del rumbo que estaba tomando el periodista. El autor, por su parte, tuvo algunas dudas respecto de lo que el Camaleón le estaba contando. “No fue fácil porque la historia no era sencilla. En un momento, yo me puse muy desconfiado y me fui al cuello de las consecuencias. Pero afortunadamente, Jara aguantó”, sostuvo.

 

¿Cómo fue el proceso de creación de “Camaleón”?

Primero, partí con una historia que fuera más o menos con un narrador omnisciente pero cómplice. La idea era contarlo como un relato cercano. Pero luego, en el proceso de reporteo me di cuenta que esta forma era insuficiente, porque había mucho que probar. Entonces, tuve que incorporar dentro de esta narración una segunda parte que es una especie de diario de vida.

Ahí cuento cómo fue mi experiencia de reportear esta historia, en la cual fui metiendo por un lado la vida de Mariano y por otro lado, fui agregando visiones personales por una cuestión estilística, que me recomendó la editorial Planeta.

Entonces, este libro tiene tres vertientes. Es una narración mucho más literaria, más reporteril y de diario de vida, y una víctima, en el sentido de ir unificando el relato de lo que me va sucediendo conforme con lo que va pasando en la vida de Mariano.

¿Por qué la editorial te recomendó incluir más profundamente una voz personal en esta obra?

Esta era la primera opción que la editorial estaba buscando de mí, respecto de este trabajo. Escribir historias desde una voz aún más literaria, en la cual la posición del autor es determinante respecto de lo que encuentra y de lo que se entrega. Esto tiene que ver con la concepción de la verdad absoluta o la verdad relativa.

En este caso, estoy escribiendo al parecer cada vez más a las verdades relativas de las cosas. De las cuales el autor también va componiendo esa verdad. Entonces, de ahí se hace fundamental  incorporarla en la visión del que está investigando, entendiendo que la objetividad no existe y porqué se toman determinados caminos. El haber elegido uno en particular se vuelve una razón fundamental para la investigación. 

¿Qué rol tuvieron las entrevistas que les hiciste a los personajes de la época para retratar ese momento histórico y al protagonista? 

Estas fuentes fueron fundamentales para poder comprobar otro lado de la historia. Mariano decía algo que para mí fue muy sorprendente y polémico a la vez, que es que el PC tenía un aparato militar muy organizado y muy diversificado, desde mucho antes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) que es lo que uno normalmente cree.

Él me hablaba de un aparato de hombres que armaban la Unión Soviética desde los años ’40-’50, con los cuales se había sumado y que había guardado armas antes del golpe militar.

Los armamentos que tanto buscaba la dictadura y la derecha que denunciaban el plan Z, que no eran para hacer una revolución ni mucho menos, pero sí habían unas mil quinientas armas cortas y algunas largas, que Mariano había querido guardar. Entonces, para poder comprobarlo tuve que ir sobre las personas que hubiesen conformado este grupo y que pudieran dar otra versión.

Por fortuna, yo había conocido algunos de ellos y en esta investigación comencé a profundizar en sus testimonios. Ahí están estas personas que siguen vivas hasta hoy como David Canales, Samuel Riquelme y a varios más.

¿Qué importancia tuvo la revisión de prensa y el chequeo de fuentes para comprobar el relato de Mariano Jara?

El material de archivo era muy necesario. Hubo un trabajo documental importante que tuve hacer para poder encontrar y comprobar el relato. Tuve que ir a la prensa de la época para verificar si había sido o no el rey de la noche y si había caído el Carrizal Bajo, para eso tuve que ir a la causa.

Además, de los arsenales de guerra que habían sido blanqueados por la Fiscalía Militar, en ese momento a cargo de Torres Silva. Tuve que ir revisando tomo por tomo los expedientes y encontrar las partes en las que apareciera Mariano Jara, que era un peligro para la dictadura y la sociedad.

Por eso, lo habían detenido pero lo querían dejar libre. Hasta que finalmente sus abogados lo lograron sacar. Entonces, efectivamente me di cuenta que Jara decía la verdad y encontré los expedientes. Me di cuenta que partes que él narraba que eran ciertas, por efecto de la estafa del Partido Comunista.

¿Qué significó para ti contar la historia de Mariano Jara?

Este proceso tuvo varias etapas. Primero, significó una salida de los horrores que había investigado en la trilogía de “Los Cuervos”. Estaba muy cansado y también, muy vinculado al lado más oscuro de las cosas.

Poder relacionarme con la historia de un hombre que había sido un resistente, que podía tener mil fallas como las que se cuentan en el libro, pero que sin duda había tenido una vida increíble, es cautivante. Se había hecho amigo de la dictadura a alto nivel con Pablo Barahona, los Solar y tantos otros. Toda esta gente que comandaba el país y que a su vez, había sido parte del aparato militar. Con el tiempo, esto empieza a transformarse en un trabajo algo desagradable.

Esta no es la historia ni del bien ni del mal. Es el relato de un hombre que está lleno errores y yo mismo me fui dando cuenta de que esta destitución me iba nutriendo a mí también, en la vida mientras reporteaba. Esta es la razón para agregar mi mirada en el texto “Camaleón”. Finalmente, no lo tomé como algo maravilloso ni tampoco horroroso. Sí, fue algo necesario que me hizo crecer y ver las cosas distintas, con una mirada más madura.

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