Fuera Bolsonaro: El despertar del pueblo brasileño en medio de una pandemia

Escrito por el marzo 22, 2020

La población brasileña está indignada con Bolsonaro, y es que el mandatario ultraderechista ha tenido un mal desempeño en el manejo de la crisis sanitaria causada por la propagación del nuevo coronavirus. Sin salir de sus casas miles de hombres y mujeres de diversas ciudades, protestaron con cacerolazos durante dos noches consecutivas bajo una misma consigna: «Fora Bolsonaro» (Fuera Bolsonaro).  

«Histeria» fue la palabra ocupada por Jair Bolsonaro para calificar la preocupación creciente por el coronavirus. El presidente brasileño ha menospreciado el tema y su gobierno ha actuado con poca urgencia ante la propagación de la enfermedad. Mientras que algunos países de la región han tomado medidas severas para enfrentar la pandemia, Bolsonaro ha dado señales de no estar a la altura de la emergencia. Desde hace varios días parte de la población se mantiene aislada de forma voluntaria para evitar contagios, sin embargo el presidente todavía no comprende la magnitud del problema y llegó a afirmar que organizaría una fiesta de cumpleaños este fin de semana para celebrar sus 65 años.

A pesar de que Brasil fue el primer país en Sudamérica en presentar un caso de contagio con COVID-19, ha sido uno de los países que menos medidas ha tomado hasta el momento. El mandatario todavía se opone al cierre de los aeropuertos, de las estaciones de colectivo y los centros comerciales, privilegiando el crecimiento económico por sobre la salud de su ciudadanía. Es más, Bolsonaro ha sido muy crítico con los gobernadores que tomaron acciones más severas, insistiendo en que van a perjudicar a la economía brasileña.

 «Hay ciertos gobernadores que están tomando medidas extremas, que no les compete a ellos, como cerrar aeropuertos, cerrar carreteras, no les compete. Cerrar shoppings, cerrar ferias»

Debido al mal desempeño que el mandatario ha demostrado en el manejo de esta crisis el descontento hacia su gobierno se ha agudizado en las últimas semanas. Una manifestación de este malestar fueron los caceroleos que se escucharon la noche del miércoles y del jueves en todas las capitales del país, sintiéndose incluso en zonas que eran sectores políticos bolsonaristas. A esto se le ha sumado muchas críticas a la actitud del mandatario en las redes sociales y una baja importante en su popularidad según algunas encuestas.

 

Este nuevo coronavirus se expande con suma velocidad y así lo demuestra la situación de Brasil. Este país presentó su primer caso de contagio a fines de febrero. Al inicio de la segunda semana de marzo la cifra rebasó el centenar de casos confirmados y este fin de semana ya van más de 900 contagios y 11 muertes. Incluso el mismo Bolsonaro tuvo que someterse a una prueba de contagio luego de que se confirmara que un miembro de la comitiva con la que viajó a EEUU para encontrarse con Donald Trump había contraído la enfermedad. Hasta el momento ya son más de 20 los integrantes de aquella comitiva que han dado positivo en la prueba de contagio.

A pesar de la recomendación de aislamiento que había hecho su ministro de Salud, y siendo sospechoso todavía de portar el virus, Bolsonaro participó, el domingo pasado, de manifestaciones en apoyo a su gobierno y a favor de clausurar el Parlamento, saludando, abrazando, estrechando manos y tomándose fotos con sus simpatizantes que se aglomeraron a las afueras del palacio presidencial.

Su falta preocupación por la pandemia ha provocado nuevas peticiones de «impeachment»  por parte tanto de la ciudadanía como de parlamentarios opositores. Leandro Grass, congresista de un partido opositor, presentó la décima solicitud de destitución ante el Parlamento. Aunque estos mecanismos no prosperen en el corto plazo, sí están sirviendo como un instrumento de presión hacia las autoridades.

«Bolsonaro ha sido criminal en su conducta y su irresponsabilidad puede traer serios riesgos a la vida de las personas y a la salud nacional, profundizando la crisis en vez de resolverla.»  Afirmó la diputada Fernanda Melchionna (PSOL – RS)

En lo últimos días, Bolsonaro ha cambiado un poco su actitud frente a la pandemia, pero sin ceder del todo. Su gobierno ha establecido que el comercio va a dejar de operar gradualmente y optó por cerrar los pasos fronterizos terrestres, sin embargo aún no decreta el cierre del paso aéreo. De momento ya se ha declarado estado de calamidad en el país hasta el 31 de diciembre con el fin de hacer frente a la crisis económica provocada por el virus.

 

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