Crónica vivencial 2: De la calle, una región y una nueva constitución

Escrito por el noviembre 6, 2023

Estallido, pandemia y proceso constitucional, tres momentos que ocurrieron en poco menos de 4 años y que marcaron los procesos políticos que vive Chile, sin embargo, a nivel personal los jóvenes vivieron diversas experiencias. Desde la cátedra de Reportaje de la académica Ximena Poo, los estudiantes comparten a través de una crónica vivencial su relato que llega hasta el actual escenario: un segundo plebiscito de una segunda redacción constitucional, sin los movimientos sociales y con un llamado «comité de expertos». 

Por: Priya Vaswani

 

En octubre del 2019, a unos días de bajarme del avión, retorné a la normalidad luego de un mes en India, con 16 años, vi como el 18 de octubre inició un estallido social en el país. La evasión masiva organizada por secundarios produjo el cese del funcionamiento del transporte público. Empezó la represión. El 6 de octubre de 2019 se anunció el alza de $30 pesos del transporte público de Santiago. La gota que rebalsó el vaso, tras 30 años de demandas, el alto costo de vida, las AFP, el acceso a salud pública y el alto costo de fármacos, el descrédito institucional y de la propia Constitución de 1980.

Del 19 al 23 de octubre de 2019 el ex presidente Sebastián Piñera declaró estado de emergencia y toque de queda a lo largo del país. Lo que no sabíamos era que la pandemia luego lo extendería por casi dos años. La incertidumbre reinaba en las calles, en las salas, en las casas. Pero también aún la esperanza y la añoranza por algo mejor.

Para ese entonces yo no había salido a marchar, en Iquique, ciudad de la que provengo, no estaba aún tan presente la acción en las calles y mis padres me lo habían prohibido, temerosos ante la violenta represión que se vivía en la capital. En las salas de clase era otro el panorama. El estallido social provocó una inspiración en la enseñanza media de mi colegio para cuestionar las injusticias del desactualizado reglamento y las falencias de la institución.

Recuerdo que comenzamos a cuestionar la imposición del reglamento de vestimenta en las niñas, pero la manera en la que las profesoras no lo cumplían y no se les controlaba a los niños del colegio. Como todos los días nos medían los cinco centímetros sobre las rodillas de las falda con  una cinta de medir y un marcador rojo tiñendo la piel, nos perseguían por tomarnos el pelo de manera correcta, por sentarnos de la manera correcta, «¡así no se sientan las señoritas!«, nos gritaba por la ventana una de las inspectoras.

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Pandemia

En 2020 una pandemia detuvo al mundo, llegó el Covid -19 a Chile. El plebiscito de entrada para determinar si la ciudadanía estaba de acuerdo con iniciar el proceso constituyente anunciado el 15 de noviembre del 2019 y determinar su mecanismo de redacción, fue postergado. El 25 de octubre de 2020, con 17 años cumplidos, ilusionada con el futuro y votando por primera vez, fui parte de los 116.193 votantes de la región de Tarapacá en el plebiscito de entrada y del  77,37% de ellos que dijo que sí.

El 18 de octubre se inició el trabajo de la Convención constitucional para la redacción de una nueva constitución. Sin embargo, el proceso se vio mermado por el sensacionalismo y las fake news, poco se oía en las discusiones sobre el contenido del texto en sí. Las conversaciones se centraban en señalizaciones como  «con mi casa no» y Chilezuela.

El 4 de septiembre de 2022 salí a votar en Santiago, ya era estudiante de periodismo, me había leído y estudiado la propuesta y se la transmití a mi familia. Nos tocó un colegio cerca de donde vivía con mi hermana, partimos caminando, llegamos y nos extrañamos de la atmósfera, pues pese a la hora, por ahí de las 14:00 horas, solo habían tres personas antes de nosotras en la fila. ¿Dónde estaban los casi 6 millones de chilenos que aprobaron la redacción de una nueva constitución?

Regresamos a nuestro departamento, con una emoción bizarra en el pecho, casi difusa, escondida. El resto de nuestro día se basó en plantarnos frente al televisor, frente a los celulares, leer lo que se decía en redes sociales. ¨Apruebo, rechazo, apruebo, rechazo, rechazo¨…

Con casi un 62% triunfó el rechazo. Ahí nos quedamos, frente al televisor, con un té ya frío en la mano, con esa misma emoción en el pecho que no se nos había quitado en toda la tarde. Sonaron bocinas, gritos, cánticos. En nuestro balcón, que da hacia Diagonal Paraguay, veíamos cómo la gente casi instantáneamente se tomaban las calles, hacia la Alameda.

Inmediatamente empezó la represión. Los guanacos llegaron hasta Vicuña Mackenna, las lacrimógenas hasta nuestra sala de estar en el piso ocho del edificio. Tos y más tos, no podíamos respirar, tomamos agua, nos quedamos ahí, plantadas en el televisor, levantándonos esporádicamente a ver como iba la situación en las calles. No nos dormimos hasta un buen rato más.

Hoy estamos a casi dos meses del plebiscito de salida del nuevo proceso que se inició con una Comisión de expertos y Consejeros constitucionales. El 7 de mayo de 2023 fui a votar por los consejeros, pero esta elección no se sintió para nada como la de aquel 25 de octubre de 2020. ¨Voy votar nulo no más, no me importa¨ escuché en mi fila, ¨Me quiero ir, hace calor, que se acabe pronto esto¨…

La verdad no sé que pensar, el republicanismo parece haberse tomado el nuevo proceso, la emoción y la añoranza no es la misma, sí, me leeré la propuesta e iré a votar informada. Pero esa emoción bizarra en el pecho que sentí ese 4 de septiembre de 2022 está ahí, latente, fuerte y ya no tan difusa como antes. Ahora, sé que parte de ella es temor. El miedo reemplazó a la esperanza.

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