Crisis económica, social y política: Las diferentes aristas de la situación en Argentina

Escrito por el septiembre 10, 2018

En los últimos días la abrupta alza del dólar ha puesto en jaque a la economía argentina. Como respuesta a ello el actual Presidente de Argentina, Mauricio Macri, ha anunciado que implementará impuestos extras a las exportaciones y reducirá drasticamente el número de ministerios con la intención de contener el déficit fiscal y recuperar la confianza de los mercados. Entre las carteras que desaparecerán se encuentran algunas de suma importancia como el Ministerio de Salud, Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, Ministerio de Ciencia y Tecnología, entre otros.

Una cadena de acontecimientos

En lo que va del año, el peso argentino se ha devaluado más de un 50% frente al dólar. El jueves pasado las tasas de interés subieron hasta el 60%, provocando que el peso argentino perdiera el 16% de su valor en un sólo día. ¿Qué implica esto? En términos sencillos, si en enero para comprar un dólar hacían falta 18 pesos argentinos, la semana pasada eran necesarios casi 40 pesos. Tal fue la magnitud de este hito que ya adquirió la denominación de «jueves negro» por parte de la prensa.

La devaluación del peso no surgió de la nada. El día anterior al «jueves negro» Macri había anunciado un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que garantizaría el dinero necesario para cubrir las deudas hasta finales del 2019, asumiendo que de ahí en adelante el país lograría estabilizarse por cuenta propia. El anuncio, más que tranquilizar a la población, provocó el efecto contrario: una estampida de pesos hacia el dólar.

Con todos los años que llevan en crisis, la población argentina se ha acostumbrado a ver en el dólar un refugio ante las continuas amenazas económicas. El anuncio de Macri encendió las alarmas. Luego de la estampida generalizada, el Banco Central elevó las tasas de interés con la intención de convencer a los inversores de que mantuvieran sus divisas en pesos y no continuaran comprando dólares. Es por ello que las tasas se elevaron de 45% a un 60% en tan sólo un día.

El lunes de la semana pasada Macri dio un discurso público en donde insiste en que gran parte de la responsabilidad de los males actuales se deben a factores exógenos como el aumento del precio del petróleo y la batalla comercial entre Pekín y Washington. Además, confirmaba la re estructuración que planea implementar en el aparato estatal argentino. Entre las reformas que ha planteado es el cierre de gran parte de sus ministerios, los cuales serán absorbidos por otras carteras. Los ministerios que permanecerán están claros: Cancillería, Interior, Justicia, Transporte, Seguridad, Desarrollo Social, Hacienda, Producción, Defensa y Educación. Por otro lado, los ministros que deberán dejar sus cargos actuales para sumarse a otro sector con un rol distinto son los de Agroindustria, Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable, Ciencia y Tecnología, Cultura, Defensa, Justicia y Derechos Humanos, Modernización, Salud, Trabajo y Turismo.

El descontento al alza

Las reformas de Macri y las dificultades económicas han derivado en una creciente crisis social. Una protesta que tenía como consigna la defensa de la educación pública y el alza de los salarios para los profesores se transformó en una manifestación contra el mandatario. Las universidades ya llevan un mes en pie de guerra con el Gobierno. Aún hay conversaciones con respecto a un aumento de salario para los profesores, que exigen que su actual sueldo suba en un 30% para paliar los efectos de la inflación, mientras que las autoridades de momento sólo ofrecen aumentarlo en un 15%.

Los profesores no son los únicos que están disconformes con su situación actual, el descontento de la población argentina es generalizado. La inflación, el desempleo y la pobreza en el país aumentan y las políticas que ha llevado acabo el gobierno de Mauricio Macri no han tenido el efecto esperado, la crisis se ha sostenido en el tiempo y no se vislumbra un fin próximo.

Las organizaciones de trabajadores también están preocupadas. Afirman que la reestructuración del Ejecutivo, que reducirá el tamaño de su aparato estatal, pasando de tener 19 a 10 ministerios, pondría en riesgo los empleos de muchas personas. La Confederación General del Trabajo, la mayor central obrera de Argentina, ha convocado a una huelga general para el próximo 25 de septiembre.

El Presidente imputado junto a parte de su gabinete

Además de la compleja situación económica y social, en los últimos días ha surgido una nueva dificultad para el Gobierno. Un fiscal de la República ha imputado al Presidente Mauricio Macri objetándole haber abusado de su poder al no consultar de forma pertinente con el Parlamento las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La causa se inicio con la denuncia efectuada por Luis Lozano y Jonatan Baldiviezo que acusaron a Macri y a sus funcionarios de haber suscrito una operación de crédito público con un organismo internacional, la cuál no habría estado contemplada dentro de la ley de presupuesto general. Al no contar con una ley previa que autorice este trámite expresamente se estaría violando la Constitución Nacional.

Jorge Di Lello, el fiscal federal que hizo la denuncia, también incluyó al jefe de gabinete, Marcos Peña; al ministro de Hacienda y Finanzas, Nicolás Dujovne y al Presidente del Banco Central, Luis Caputo. Los demandantes exigen que se suspenda el acuerdo con el FMI de manera cautelar. Asimismo, piden que el Gobierno se abstenga de futuras solicitudes de fondos y del uso del dinero ya transferido.

Esta situación aconteció el mismo día en que Dujovne, ministro de Hacienda y Finanzas, se había reunido con la directora general del FMI, Christine Lagarde, en Washington con la intención de renegociar el convenio y lograr acelerar el cobro de una partida de 50.000 millones de dólares.

La situación argentina proyecta inestabilidad económica en la región, pero profundiza grietas no resueltas de la política trasandina, que traen de regreso los fantasmas del 2001, donde el debacle político, económico y social fue mayúsculo. La democracia oscila entre persecuciones políticas y prestamos del FMI. El riesgo es latente.

 

 

 

 

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