Comunidad indígena de Chaitén impulsa la restauración de los corrales de pesca ancestrales en el Espacio Costero Marino Weki-Wil
Escrito por Radio JGM el marzo 10, 2025
Con la intención de proteger su cultura patrimonial y la biodiversidad, las comunidades indígenas de la comuna de Chaitén, en la región de Los Lagos, buscan restaurar corrales de pesca ancestrales como parte de su solicitud del Espacio Costero Marino de Pueblos Originarios (ECMPO) Weki-Wil, con enfoque en turismo sustentable y conservación.
En la comuna de Chaitén, región de Los Lagos, entre los fiordos Comau y Reñihué, se encuentra el Espacio Costero Marino de Pueblos Originarios (ECMPO) Weki-Wil, un territorio que alberga una rica biodiversidad marino-costera y una profunda memoria biocultural. Este espacio, que conecta bosques, playas y mares, es hoy el escenario de una lucha por la conservación y el desarrollo sustentable liderada por comunidades indígenas locales.
Las familias que habitan esta zona han expresado su preocupación por las actividades extractivistas que amenazan la biodiversidad y los usos ancestrales del territorio. Frente a esto, buscan impulsar un modelo de desarrollo inclusivo y respetuoso con sus costumbres y la naturaleza. Uno de los proyectos emblemáticos es la restauración de los corrales de pesca, estructuras históricas que representan un patrimonio arqueológico y cultural invaluable.
Juan Catín, presidente de la comunidad indígena de Buil, explica que la solicitud del ECMPO Weki-Wil tiene un enfoque único: “Precisamente nosotros como comunidad, uno de los focos principales de la solicitud del espacio costero es el hecho de la difusión del turismo y la conservación de los espacios culturales y naturales que tenemos, dándole una mirada diferente en relación a otras solicitudes».
Una forma de trabajo ancestral amable con la naturaleza
La restauración de los corrales de pesca es un ejemplo concreto de este esfuerzo. Catín relata cómo surgió la idea: “¿Qué pasa con la restauración del corral? Conversando con un familiar de la familia Barrientos, que eran los dueños históricos del corral, le comentamos la idea de intentar restaurar los corrales que hay aquí, y nace a través de esta conversación la idea de restaurar su corral, que fue de ellos, que es un corral de Metrequenes (sistema de corral de pesca de madera o estacones enterradas en playa en los cuales se entrelazan varillas) que le llaman, donde, bueno, uno de los propósitos era mostrar las bases de cómo se construían estas estructuras y con qué fines”.
Catín agrega: “Entonces, claro, hemos estado tratando de levantar información, apoyado ahí por profesionales igual, donde podamos tener un registro visual también de lo que se ha ido haciendo, con objeto de que a futuro la juventud o las nuevas generaciones tengan un concepto o una idea de cómo eran estas estructuras, para qué servían y cuál era su función. Finalmente, la otra propuesta o la otra opción era ver si realmente funcionaba en relación a las épocas donde ellos la ocuparon, si realmente queda pescado y que también nos serviría como un indicio de estudio de cuánto ha disminuido la cantidad de peces que habían a la época y que salían en ese entonces ahí, a las fechas de ahora».
Ricardo Álvarez, académico de la Escuela de Arqueología de la Universidad Austral Universidad Austral, destaca la importancia histórica y ecológica de los corrales de pesca: “La región de Los Lagos reúne la mayor concentración de corrales de pesca en el mundo. Estas estructuras, utilizadas desde tiempos inmemoriales para pescar, existen en casi todas las costas del mundo, incluso en lagos y ríos, y en este archipiélago fueron cruciales para el sostenimiento de las comunidades indígenas y, posteriormente, los asentamientos litorales de miles de familias. Sin embargo, las políticas públicas transformaron la forma y utensilios con los que las personas pescaban desde la segunda mitad del siglo XX. No obstante, muchas comunidades costeras, sobre todo indígenas, resistieron a esta intromisión brutal del Estado y el mercado y mantuvieron en pie sus corrales, incluso sin peces que capturar, como símbolos de un modelo de vida amable con la naturaleza”.
Álvarez agrega: “Los corrales no sólo son muros de pesca: constituyen espacios que albergan a innumerables especies marinas (algas, crustáceos, moluscos, peces de roca, entre muchos otros) que permiten restaurar zonas sobreexplotadas. Por ello, son un ejemplo de contribuciones recíprocas».
Un trabajo intergeneracional ligado al mar
El académico de la Universidad Austral también comenta que, por ejemplo, en Buill, en Chiloé continental, la comunidad indígena local sostiene una gran solicitud de Espacio Costero (ECMPO) llamado Weki Wil y decidió levantar un corral de pesca recuperando los conocimientos de antaño. «Para ello los jóvenes dialogaron con las generaciones de mayor edad para comprender su uso, el rol social que jugaban en la comunidad, técnicas constructivas y de mantenimiento. Durante los meses de verano se reunieron en la playa y lograron levantar un buen tramo de corral con varas trenzadas en estacones clavados en la arena. Esperan lograr terminarlo con apoyo de la comunidad. No es una iniciativa aislada, pues en otras localidades como Ilque, Quillaipe o Coñimó sus habitantes están nuevamente restaurando sus antiguos corrales como una forma de demostrar que su modelo de vida y forma de ver el mundo sigue vigente, como una propuesta activa para recuperar la gobernanza marino costera y refrenar el ímpetu con el que ha actuado el actual modelo devastador de desarrollo”.
El Espacio costero Weki-Wil es, por tanto, un proyecto integral que combina conservación, turismo sustentable y rescate cultural. Para las comunidades indígenas, no se trata solo de proteger un territorio, sino de reafirmar su identidad y su conexión con la naturaleza. Como concluye Catín: “Esto nos sirve para mostrar qué es lo que busca resguardar o proteger la comunidad a través de la cultura y el conocimiento ancestral”.
Este esfuerzo, que es apoyado por sus propios habitantes, y el aporte del Grupo de Investigación en Antropología de la Conservación, y el Programa Austral Patagonia, ha sido destacado no solo por ser un beneficio para las comunidades locales, sino también por contribuir a la conservación de un patrimonio natural y cultural invaluable para las generaciones presentes y futuras de la región y el país.
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