La reinvención del cine chileno frente a las nuevas formas de ver películas
Escrito por Radio JGM el noviembre 29, 2024
En el Día del Cine Chileno, voces expertas del área analizan y entregan propuestas para fomentar y difundir la producción nacional. Ante la baja asistencia a las salas y el auge de las plataformas como Ondamedia o Riivi, destacan ideas como democratizar el acceso a través de streming y fortalecer programas educativos como Escuela al Cine para salir de la crisis.
– Por Nicolás Pradenas F.
En los últimos años, el cine chileno ha experimentado un crecimiento en la creación de nuevos contenidos, principalmente gracias a plataformas como Ondamedia o Riivi, las cuales han aprovechado el streaming para promover la industria cinematográfica nacional.
El académico de la Facultad de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile (FCEI), Claudio Salinas, reconoce que Ondamedia “ha cumplido un gran rol” al democratizar el acceso a estas películas, así como lo hace la Cineteca Nacional de Chile o la Cineteca de la Universidad de Chile, quienes han procurado exhibir producciones históricas y actuales a grandes cantidades de público”.
Prejuicios sobre el cine chileno
Sin embargo, no todo ha sido color de rosa para el cine chileno. Aunque las películas nacionales han sido alabadas por la crítica y hayan recibido galardones internacionales, su consumo ha sido bajo y ha quedado a merced de un público de nicho. Según datos de la encuesta del centro de estudios sociales Katalejo realizada en 2018, el público que ve cine chileno tiene una mayor alfebetización digital, y de estos solo un 11,1% ha cambiado su rutina de ir a ver producciones chilenas al cine, mientras que un 85% la ha mantenido o incluso disminuido.
“La mayoría de la gente no consume estas películas por un factor de prejuicios, como de que son de mala calidad o abordan los mismos temas, en especial de la dictadura cívico-militar, pero que no son ciertos”, afirma Salinas.
La poca audiencia que han tenido gran parte de estos filmes lleva a pensar a productores y autoridades: ¿de qué forma se puede fomentar el cine chileno?
Cine en las escuelas y nuevos géneros
Octavia Depolo, estudiante de Dirección Audiovisual de la Universidad Católica, ha realizado cortometrajes a través de su productora Demo desde el año 2023. Desde su área, ha tenido que enfrentar distintos desafíos para que sus obras lleguen a ser vista por audiencias más grandes y que no solo quede en un público acotado, entre ellos está la construcción discursiva de los personajes, las técnicas de grabación y la ambientación que se le da a estas creaciones. En este caso, ella fue directa en señalar que “el mayor reto es poder comunicar el mensaje que queremos sin hacer una estupidez pretenciosa que nadie entienda”.
Considerando las pocas instancias han tenido los realizadores para la difusión de estas obras, Claudio Salinas cuenta que “en las grandes cadenas de cine las películas chilenas no duran más de dos semanas en carteleras, por lo que el streaming es una opción para verlas”, sin embargo esto no es suficiente y se debe crear una “cultura cinematográfica” que vaya desde la enseñanza primaria para desarrollar una conexión ante este tipo de arte.
Depolo coincidió con esto y valoró el ejemplo de Mis hermanos sueñan despiertos, película de 2021 dirigida por Claudia Huaiquimilla y que ha sido exhibida en varias escuelas del país como parte del programa Escuela al Cine de la Cineteca Nacional de Chile.
A su vez, la estudiante mencionó que la industria nacional “tiene que promover las voces de nuevos creadores y nuevos géneros, sin limitarse a películas como ‘No Estoy Loca’, como tampoco a cortos experimentales de ‘agua cayendo en una ventana’”
Ante el contexto globalizado de las plataformas de streaming, Salinas plantea que se podría promover la identidad nacional “sin ser cliché, exportando la marca Chile y mostrando la variedad de nuestro país”, como también se debería evitar la “desnacionalización” de las historias para que no se desarraiguen de su ambientación.
Los ejemplos del exterior
Salinas y Depolo compartieron la opinión de que se debería mirar ejemplos del exterior para crear una industria cultural que no pierda la identidad anteriormente mencionada. Uno de estos es el ejemplo de Corea del Sur, que ha podido cautivar al público global sin perder su cultura local a través de las tramas que han resultado interesantes para sus espectadores, lo que ha ido de la mano con el boom de la cultura surcoreana.
En el contexto latinoamericano, el académico dio el ejemplo de las políticas de cine nacional en Argentina que se efectuaron hasta la asunción del gobierno de Javier Milei. “Tiene que haber investigación, crítica, más espacio y más producción de cine, en ese aspecto, Argentina fue un ejemplo”, comentó.
De igual forma, la estudiante advirtió que este camino sería difícil para nuestro país, puesto que “somos microscópicos en el mundo audiovisual por culpa de los gringos y las grandes potencias”.
Políticas de cine y financiamiento sin sesgo
La falta de interés del Estado por este rubro, como también el paulatino recorte de distintos aportes fiscales al cine, como Fondo de Fomento para el Cine Chileno del BancoEstado, interrumpido en 2018 durante la administración de Sebastián Piñera y que fue relanzado apenas en este año, han afectado la creación de más obras audiovisuales. Octavia Depolo enfatiza que “falta mucho para tener un buen apoyo de parte de las autoridades a nuestras realizaciones”.
Salinas opinó que el Estado debe promover de mejor manera el cine nacional a través de una “protección al contenido nacional, como también desmonopolizar” y dio un ejemplo con las políticas de cine impulsadas por el gobierno de Eduardo Frei Montalva, quien aumentó el financiamiento a las películas nacionales y reactivó Chilefilms, lo que ayudó a una generación de cineastas a desarrollar con fuerza sus obras.
La selectividad en la asignación de fondos culturales, que han sido escasos según el punto de vista de quienes trabajan en el área, es criticada por ir a la élite de la industria, como por ejemplo, el estudio Fábula, lo que ha dejado pocas oportunidades para los creadores emergentes. “Generalmente, se les dan estos fondos a personas que ya tienen un nombre establecido o que ya tenían plata para producir estas películas”, refuerza Depolo.
Se espera que las plataformas de streaming den un nuevo aire a la industria cinematográfica chilena, pero el Estado tiene un arduo trabajo al frente para impulsar a esta nueva generación de realizadores con proyectos que podrían atraer a audiencias cada vez más grandes.
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