Ariel Richards, escritora y activista trans: «A mí las palabras ‘orgullo’ y ‘visibilidad’ me parecen a veces problemáticas»

Escrito por el julio 17, 2023

Ariel Richards es una escritora transgénero e investigadora de artes visuales. Estudió Diseño en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, y luego cursó la carrera de Estética en la Pontificia Universidad Católica de Chile y el Magíster en Escritura Creativa en la Universidad de Nueva York. Actualmente, es colaboradora del sitio de arte contemporáneo Artishock y se encuentra cursando un doctorado en Artes en la Pontificia Universidad Católica, donde investiga las relaciones de performance, género y memoria.

Por Belén Flores

Ariel Richards

Fotografía a © Balfour House, Vancouver.

La comunidad LGBTIQ+ por años ha luchado y exigido sus derechos en todo el mundo y, si bien Chile cuenta con avances para las personas transgénero como la Ley de Identidad de Género aprobada en el año 2018 y que permitió el cambio de nombre y sexo en el Registro Civil a mayores de 18 años, aún existen estigmas y prejuicios en ámbitos sociales, salud o trabajo, donde se les discrimina o se les dificulta su vida plena en la sociedad. Por ejemplo, las necesidades de atención médica relacionadas con su transición, el temor a aceptar su identidad de género o el ser criticados y criticadas por la sociedad.

Bajo ese contexto, Ariel Richards da cuenta de lo complejo que es vivir así. Ella, escritora transgénero e investigadora de artes visuales, se ha enfrentado desde la creatividad a dar a conocer preocupaciones y esperanzas. Estudió Diseño en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, y luego cursó la carrera de Estética en la Pontificia Universidad Católica de Chile y el Magíster en Escritura Creativa en la Universidad de Nueva York. Actualmente, es colaboradora del sitio de arte contemporáneo Artishock y se encuentra cursando un doctorado en Artes en la Pontificia Universidad Católica, donde investiga las relaciones de performance, género y memoria.

Entrevista a Ariel Richards

Richards ha desarrollado como editora cultural de distintos medios nacionales como las revistas Viernes, ED y Paula, además de haber publicado sus libros Las Olas Son Las Mismas (2016) e Inacabada (2023) se refirió a cómo los espacios de diálogos en torno a lo que es ser una persona transgénero en Chile y el mundo son totalmente escasos. “Es un momento de enfrentamiento para las personas de la comunidad LGBTIQ”, dice Ariel Richards desde Canadá.

–¿Cómo fue su inicio como escritora? ¿Tuvo dificultades al momento de declararse una persona trans?

–Cuando empecé la transición de género no estaba segura si iba a seguir escribiendo, la escritura fue una práctica que me ha acompañado desde chica para comunicarme. Una vez iniciada la transición estaba enfocada en encontrarme en mi cuerpo antes que encontrar una práctica artística con la que me sintiera cómoda, y de hecho estaba haciendo ilustración botánica, una práctica que me acompañó mucho en lo que fue el comienzo del tránsito, pero después empezó a sentirse mucho la presión de recuperar la escritura. Como volví a estudiar, en el doctorado en Arte de la Universidad Católica, ahí me acordé de lo mucho que me gustaba escribir y de lo importante que era para mí la escritura como un medio de expresión. Entonces, creo que fue una recuperación solitaria, que no tuvo que ver con ningún sesgo social, ni con el convertirse en una escritora, sino que fue súper íntima la recuperación de la práctica. Entonces, no es que me plantee como “voy a ser una escritora trans” o “¿qué pasará si el mundo no está preparado para una escritora trans?”, fue como “esto me encanta hacerlo, me hace muy bien” y lo volví a hacer.

–¿Cree que los dichos de la autora J.K Rowling, por ejemplo, cierran un poco las puertas a autoras transgénero? “Quiero que las mujeres trans estén a salvo, pero no a costa de las niñas y mujeres biológicas”, dijo la autora.

–No lo sé, creo que eso es una pregunta que apunta al mercado. No sabría decirlo porque tampoco entiendo muy bien cómo funciona el mercado editorial, pero sí creo que hace mucho daño a nivel social y cultural los dichos de J.K Rowling porque en el fondo en vez de ponernos en el espacio del diálogo nos pone en un lugar de batalla, ella plantea que las mujeres transgénero vienen a ocupar espacios que han sido ganados por las mujeres cis género y eso me parece muy problemático como punto de partida para abordar cualquier tema, digamos ponerse a la defensiva y cerrarse al diálogo. Me parece que vivimos en un mundo y especialmente en un país en el que los espacios de diálogo son muy escasos y eso lo lamento mucho, me da mucho pánico que esos espacios de diálogo se vayan cerrando en vez de abriendo, me encantaría que fuera un espacio de conversación más que de exclusión. Entonces, sí me parece muy grave social y culturalmente lo que hace esa autora, pero a nivel de mercado no sé, quizás quién sabe, incluso aparece una autora que se levanta contra ella y le va súper bien, o que escribe un Harry Potter trans.

Ariel Richards

Fotografía a © Balfour House, Vancouver.

–A comparación del año en que se identificó oficialmente como mujer (2018) ¿Cree que en el 2023 ha ocurrido algún avance para las personas transgénero?

–Creo que hay múltiples comunidades transgénero y que están atravesadas por múltiples dimensiones, por ejemplo, ser una persona transgénero de cierta condición social es distinto a ser de otra, es distinto de vivir en la capital que vivir en regiones, que vivir en Chile a vivir fuera de Chile, ser una persona trans de 70 a ser una niñita transgénero de 12 años. Entonces, creo que hay múltiples comunidades atravesadas por múltiples factores. No me atrevería a hablar por la comunidad, pero si te podría decir que a nivel global ha habido aparentes avances, pero esos avances se han traído consigo unos retrocesos brutales, en el sentido en que ha habido políticas públicas de países como con harta representación mediática, como Estados Unidos, Brasil, algunos países europeos, en que se ha legislado en contra de la identidad de las personas transgénero. Pareciera que avanzamos, porque de repente hay más visibilidad pero paralelo a eso también hay un retroceso importante.

–¿En nuestro país cree que también hay un retroceso o hay algún avance?

–Hay un avance muy importante que es la figura de la diputada Emilia Schneider, quien lamentablemente no formó parte de la redacción de la Constitución en la Convención, pero si ocupa un escaño en la Cámara de Diputados donde se toman las decisiones del país. A mí me parece que la presencia de Emilia, su voz, lo que ella representa, los lugares que ha ganado y la visibilidad que aporta son un tremendo avance para la sociedad chilena.

–En una entrevista mencionó que creyó que la iban a llevar a un hospital psiquiátrico si decía que era una mujer ¿Cree que aún persiste ese estigma de que las personas trans son personas que padecen alguna enfermedad mental?

–Creo que lamentablemente sí, tengo 42 años, nací en una época de dictadura y ni siquiera la palabra transgénero existía y en que la Organización Mundial de la Salud creía otras cosas de las que cree ahora, se condenaban muchas expresiones de género que ahora consideramos naturales. Entonces, sí, crecí con miedo, y en ese sentido me parece que no estoy sola en eso, me parece que tampoco es un miedo que se ha terminado, a lo mejor si yo le tenía miedo a la locura hay otras personas que le van a tener miedo a un estigma social, dificultad para encontrar trabajo o alguna dificultad familiar si es que se expresan como realmente son.

–También mencionó que por una investigadora transgénero como usted puede abrirle el paso a las demás que vengan. ¿Cree que su experiencia ayuda a personas de la comunidad a salir adelante?

–Sí, porque yo por ejemplo, entré a la universidad porque ya había una persona de la comunidad queer que había hecho este doctorado. Estábamos en pandemia y yo quería hacer mi doctorado, había muchas posibilidades de hacerlo en Chile porque se habían abierto más cupos para las becas. Empecé a hacer mis investigaciones, me encontré con una investigación muy queer, que había hecho su paso por la universidad, entonces antes de postular le escribí a esa persona y le pregunté si es que éste era un espacio donde una podía depositar con tranquilidad una investigación como la de una, ella me dijo que sí, que de hecho era un espacio donde se valoraba mucho eso y eso me dio mucha seguridad, digamos, esa persona había abierto un camino y yo seguí por ese camino. Entonces, creo que sí es doble esa función, si se sigue a personas que abrieron caminos y a la vez deja una huella por las que otras personas también pueden transitar. Detrás de mí espero que vengan otras, espero también ser más pionera en algún momento.

–Teniendo en cuenta que se acerca el Mes del Orgullo, ¿cómo podríamos darle más visibilidad a la comunidad o a los autores/autoras que son parte de la comunidad?

–En lo particular yo no razono tanto con el mes ni con la palabra orgullo, para mí mi mes es marzo; me gusta mucho pensar temas desde el punto de vista de la mujer. Las personas que razonen con la palabra y el Mes del Orgullo que lo disfruten. No estoy tan a favor de la visibilidad, porque me parece que a veces conlleva un riesgo, volverse visible es también volverse un blanco. Cuando una es visible es fácil que te puedan atacar. Creo que la semivisibilidad es más táctica que ser completamente visible. A mí las palabras ‘orgullo’ y ‘visibilidad’ me parecen a veces problemáticas. Quizás una cosa que podríamos hacer en este mes es leer a personas que han escrito sobre esos temas para ahí sí ampliar una capacidad crítica más que como visibilizarse, por eso tampoco estoy tan a favor de algunas tácticas de la comunidad LGBTIQ+ que buscan como exaltar la visibilidad como si fuera un valor en sí mismo, jamás he ido a una marcha del orgullo, soy más de la marcha feminista del 8M, pero soy más como de pensar cuales serían los riesgos de la visibilidad y también de asociarse a la palabra orgullo.

-¿Qué se puede esperar?

Ojalá podamos tener una reflexión crítica sobre lo que es ser transgénero, evidentemente es una celebración, es algo maravilloso hacer un tránsito, pero es un momento complejo y estamos viviendo en un momento en el que se está cuestionando mucho, entonces ojalá podamos ser portadores de un discurso crítico que sea capaz de resolver y responder a estos ataques contra los trangénero. Entonces, volverse visible y estar orgulloso para mí no basta, creo que hay que aportar con un pensamiento, con producción cultural, con espacios de expansión y que sean seguros.

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