Argentina: entre la gobernabilidad sustentable y la emergencia económica
Escrito por Juan Ortega el enero 8, 2020
Los primeros días de Alberto Fernández estuvieron marcados por la incertidumbre y algunos pasos en falso que dejaron en silencio a gran parte de la militancia que vivía sus días con alegría.
Desde Argentina Por Nazareno Roviello para Radio JGM
Dejar atrás a Macri era necesario para la mayor parte de la población, lo que no quiere decir que todos estén dispuestos a pagar cualquier costo, o que alguno de los dos partidos “Juntos por el cambio” y el “Frente de Todos”, representen la hegemonía Argentina. Contrario a lo que hacen creer los medios o la militancia de los partidos, ellos representan, de acuerdo a los votos, entre los dos partidos, la mitad de la población. El resto se divide en fuerzas de centro, derecha extrema, izquierda que se reparten los más de 26 millones y medio de votos afirmativos que hubo en la elección. Más de 33 millones estaban habilitadas para votar en un país con más de 45 millones de habitantes. La representación y la legitimidad son como siempre, construcciones sociales.

Crédito Imagen: La Izquierda Diario
Por supuesto que estos últimos gobiernos argentinos tienen más legitimidad que un gobierno como el de Piñera, lo que no quita que no haya un mar de contradicciones cuando se trata de gobernar, sancionar leyes, definir un objetivo en medio de una puja de intereses o cualquier análisis académico al que se quiera remitir.
Uno de los temas de momento – y bienvenido sea – es el medioambiente, algo que para muchos como siempre cayó de sorpresa y ahora militan a los gritos con poca humildad.
Un tema que hace 10 meses no estaba en agenda salvo por un grupo de jóvenes. La prueba de que lo discursivo siempre es más fuerte que los hechos, son los propios hechos.
Por un lado la visión de sustentabilidad y cuidado ambiental crece entre las poblaciones con cierta conciencia y acceso a los conocimientos, la más conocida “Jóvenes por el clima” la Asamblea por el Agua en Mendoza, “Voicot” o la reciente estrenada “Tribuna Ambiental” del Partido Obrero.
Por otro lado los modelos de explotación capitalista que no cambian por más que cambien los gobiernos aplicados en amplios sectores de la industria extractivista nacional e internacional. Tal es así que, en medio de la profunda y peligrosa crisis financiera y económica que puede llevar a la Argentina del coma a la muerte directa, el Estado está desesperado por lo verde, esto es muchos dólares y mucha soja.
Matriz sojera, desmonte y oro verde
Nada comienza cuando llegó la tele a cubrir. Podemos retroceder al año 1996 cuando quien hoy es Min de relaciones exteriores del país, Felipe Solá, no por casualidad de formación ingeniero agrónomo y un tipo que en ese año firmó la resolución técnica que permitió por primera vez la soja transgénica en el país cuando era secretario de Agricultura durante el gobierno de Carlos Menem, uno de los peores presidentes de la historia, gran neo liberal que privatizó todo lo que pudo y que a pesar de que muchos grupos militantes canten “resistimos en los 90” haciendo alusión al periodo liberal, hoy más vivo que nunca, el ex presidente riojano sin haber ido preso por ninguna de sus imputaciones es parte del bloque legislativo del supuesto nuevo y renovado Frente de Todos, el partido de Alberto. El presidente. Dentro de este partido que es una coalición, hay sectores de derecha representados por los gobernadores y senadores del “PJ” Partido Justicialista, hasta movimientos y partidos más de centro y centro izquierda como puede ser “Movimiento Evita o hasta el Partido Comunista. De todo puede haber aquí como en el circo.

Soja RR Monsanto / Crédito Imagen GRAIN
La RR de Monsanto, (sistema roundup ready) permitió una expansión del modelo productivo y dió comienzo al periodo de “Sojización” una serie de factores que llevó la balanza comercial del país al éxito cuando las commodities estaban altas luego de la crisis de 2001 y que fueron tan necesarias para salir de la crisis, hoy aunque no tengan el mismo valor siguen siendo parte del oro verde fácil que necesitan el campo y el gobierno.
No todo es positivo y en la balanza nunca pesa más lo que pueda sucederle a los pobres, pero aunque durante ese periodo el rinde de soja llegó a ser hasta 22% superior gracias a la genética y al famoso pesticida glifosato, también dió lugar al desmonte sin control, que no solo produjo menos oxígeno sino que también dió lugar a la pérdida de tierra que absorbiera el agua de las lluvia y junto con la modificación de los terrenos vinieron las tremendas inundaciones que siguen azotando a diversas zonas del país.
Por si fuera poco la epidemia de cáncer, malformaciones y todo tipo de problemas de salud en las zonas cercanas a las plantaciones nunca fue motivo suficiente para que ningún gobierno regulase la plantación o fumigación de soja. Por si fuera poco quienes hoy piensan que tienen dirigentes ecologistas no solo niegan la realidad, sino que obvian un detalle también importante.
Luego de 17 años del RR, en 2012 el gobierno kirchnerista con la firma de Lorenzo Basso ex vice ministro de agricultura y además ex decano de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, terminó de sellar un pacto con Monsanto. A diferencia de 1996 la empresa del cáncer mundial, no había logrado el patentamiento correcto por las semillas, así que no había podido cobrar las increíbles regalías sojeras por la harina de soja producida en el país y perdió el caso en los tribunales internacionales de Europa donde había llegado el caso ya que los productos eran derivados y además estaban patentados en el viejo continente.
Aprendida la lección y patentada la “Intacta RR2 Pro” unos años antes, el conglomerado yankee tuvo las garantías necesarias para recibir sus billetes en una reunión privada con la ex presidenta Cristina Fernández. A partir de ahí, la soja que ya había rendido de sobra, tuvo un incremento superior al 8% en el rinde por hectárea y lo que se recaudó solamente por el excedente producido gracias al pesticida, fueron más de 62 mil millones de dólares en esos 15 años. Es decir, sin el incremento en la producción producido por este pesticida, la cantidad de dinero hubiese sido mucho menor, como para que se entienda la importancia del veneno y la recaudación para el Estado.
Para concluir, en la base sojera hay que entender también que si bien es la materia prima que más se exporta, no es para el país un factor principal de empleos. Este es un rubro donde constantemente se quiere confundir a la población. Con promesas de empleo y frente a la desesperación por la falta de trabajo, se introduce una cierta aceptación en algunas localidades para soportar todo tipo de explotación, tanto en la soja como en la megaminería.
El campo y el trabajo, mitos y verdades
Pero cuentas claras conservan la amistad, el campo no es solo la soja y esta produce muchos menos empleo que el propio trigo o el vino.
Según los informes del la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo Argentino (FADA)
-El trigo genera un puesto de trabajo por cada 20 hectáreas.
-El maíz genera un puesto de trabajo por cada 10 hectáreas.
-La soja genera un puesto de trabajo cada 50 hectáreas.
-La vitivinicultura genera un puesto de trabajo por cada 1,4 hectárea.
La vitivinicultura genera no sólo mucho más trabajo que el resto de los rubros, es la menos contaminante, el valor de las exportaciones por hectárea es 3 veces mayor a la soja, es un producto con un valor agregado frente a una materia prima, es sustentable, y el valor bruto también es 7 veces superior a las oleaginosas.
No hay motivos para que un Estado inteligente no quiera desarrollar un plan lógico a largo plazo para que Argentina tenga una producción monopólica frente al mundo, ya que con el tiempo recibiría muchos más dólares por exportación, generaría mucho más trabajo y sería una producción sustentable.
La postura del presidente Fernández en estos temas es muy clara, mientras que algunos países de Europa han prohibido el glifosato en diversos espacios y buscan erradicarlo de manera total, Argentina es el país donde más se utilizan estos pesticidas. A mediados del año pasado un juez de la provincia de Entre Ríos dictaminó que no se podían utilizar pesticidas a menos de 1.000 metros para las fumigaciones terrestres y 3.000 metros para las fumigaciones aéreas para proteger a las escuelas rurales de esa provincia.
Para un veneno que se cuela por la tierra, el agua y está en nuestra comida, la medida es más que lógica y sin embargo el ahora presidente la calificó como desmedido.
Sí bien dice que la salud de las personas es su principal preocupación, insistimos que los hechos siempre señalan lo contrario. La problemática de la soja debería ser una emergencia nacional y sin embargo no está en la agenda principal, como sí lo estuvo el pequeño retoque de los impuestos que el Estado le cobra al campo por sus exportaciones. Argentina necesita dólares ya…para pagar la deuda.
“Lo importante es que sea verde, ecológico no tanto»
En el mismo rubro de la máxima explotación capitalista se encuentra el fracking y la megaminería a cielo abierto. Un rubro que necesita de toneladas de cianuro y otras sustancias para la fácil y rápida extracción de los minerales, que tampoco representan mucho más que una materia prima que luego es refinada y producida en países del extranjero. En la provincia de Mendoza, la máxima productora de vinos del país, se quiso modificar a espaldas de la población la la que protegía el agua y que no permitía este tipo de minería.
La provincia estalló y hubo un acuerdo mayoritario sobre la importancia del agua frente a los dólares que necesitaba la provincia. El agua es necesaria para la vida mientras que el cianuro trae muerte y destrucción. El gobernador radical de la provincia de Mendoza, Rodolfo Suárez, luego de varios días de manifestaciones históricas llamó al poder legislativo a sesionar y tuvieron que derogar la ley que ellos habían modificado, pero antes de festejar un triunfo momentáneo el poder de turno tuvo mucha complicidad y utilizó mentiras aberrantes para intentar seducir a algunos.

Movilización contra Megaminería en Mendoza / Crédito Imagen: ANRED
Como se dice en este país, la grieta que divide a los partidos opositores no era tan grande ya que el radicalismo y el peronismo, los dos enemigos históricos, votaron juntos la ley. El propio gobernador tuvo el atrevimiento de decir que había una campaña del miedo contra la megaminería y por supuesto utilizaron todos los canales para seducir a la gente con la promesa del empleo, juegan con la desesperación de la gente. Lo que no le dicen a la gente es que la megaminería en Argentina emplea aproximadamente a 10 mil personas en todo el país,lo que representa menos del 0.1% del empleo total según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
Existen en la misma provincia otras industrias que están mejor reguladas, generan más empleo, tienen una inversión en materia tecnológica y por ende una garantía más de que no solo será romper el suelo, llevarse nuestras riquezas y nunca más volver.
¿Entonces cuál es el motivo por el cual todos los partidos, presidentes y gobernadores se desesperan por explotar de esa manera el suelo?
La respuesta es simple, lo que quieren son dólares rápidos para gastarse en deuda o para aumentar sus cajas personales. En este rubro la complicidad de los supuestos progresistas del país con las multinacionales como Barrick Gold también son de larga data. Para las empresas los pactos son de lujo, pagan muy pocos impuestos, dejan pocas regalías y no tienen que hacer cargo del impacto ambiental. A nosotros, después de que se caen todas las mentiras nos queda el mismo hambre y aún más destrucción.
En San Juan, Alberto Fernández defendió el “modelo Barrick”, que causó el mayor desastre minero del país. Por @RoberAndres1982. https://t.co/HM2ZuMGZVt pic.twitter.com/xc94vD92hh
— La Izquierda Diario (@izquierdadiario) June 20, 2019
El modelo que plantean los conglomerados siempre es el mismo, puede variar dependiendo el presidente, pero no cambia el modelo. La última prueba de que al gobierno no le importa el medioambiente fue la más polémica de las designaciones.
Juan Cabandié ex diputado por la Ciudad de Buenos Aires, por La Cámpora, la organización favorita y fanática de Cristina Fernández, quedó al frente de este ministerio. Si alguien sabe los méritos de Juan para estar a cargo de ese ministerio que los diga, pues al igual que muchos, escaló muy alto en la política, quizás y solamente por ser obsecuente al poder.
Los ambientalistas y los votantes de buena fe tendrán que esperar a ver que sucede, aunque frente al primero atropello contra el agua como fue en Mendoza, lo que más nos impactó, fue el silencio y luego la relativización.
Esperemos que frente a tanta muerte, alguna vez, gane la vida. Lo que sí sabemos es que sin importar la bandera, siempre gana el verde, lo ecológico, no tanto.
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