AMLO y el declive del proyecto izquierdista en América Latina

Escrito por el noviembre 11, 2018

A menos de un mes del inicio de la presidencia de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en México, su administración ya está encrucijada por la presencia de dos países con ultraderechistas al poder: Trump en Estados Unidos y, próximamente, Bolsonaro en Brasil. ¿Será exitoso el proyecto izquierdista mexicano  o sucumbirá ante la presión de la derecha?

AMLO del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) consiguió la presidencia en los comicios del 1 de julio con un 53,19% de los votos, sobre un 22,27% obtenido por Ricardo Araya, el candidato de centro-derecha del Partido por la Acción Nacional (PAN). López Obrador será el sucesor de Enrique Peña Nieto (Partido Revolucionario Institucional), mandatario centroderechista que deja su cargo en medio de un panorama interno marcado por un severo aumento de la violencia, corrupción y asesinatos a políticos.

Itai Hagman, economista, docente y político argentino cree que el triunfo de un candidato de izquierda es un proceso interesante porque “de alguna manera contrapesan el avance de la derecha en los países en los que venimos de 15 años de gobiernos progresistas o populares. Ayuda a derrumbar o por lo menos cuestionar la idea de fin de ciclo latinoamericano, en que la derecha se va a instalar fuertemente en el continente”.  

El nuevo mapa político de América Latina

El declive del proyecto de centro-izquierda en el continente es fruto del progresivo declive de los gobiernos en la última década, quienes no supieron levantar a los países de las crisis económicas y sus mandatarios fueron salpicados por casos de corrupción. Dentro de la acotada lista de países de la región en que persiste la izquierda destaca Nicolás Maduro en Venezuela, Evo Morales en Bolivia y Lenin Moreno en Ecuador.

En los últimos años el aumento de presidentes populistas de derecha ha transformado el mapa político de América Latina, como lo son la elección de Mauricio Macri en Argentina de la coalición Cambiemos (2015), Sebastián Piñera, perteneciente a Chile Vamos (2017), Iván Duque de Centro Democrático en Colombia (2018) y Jair Bolsonaro en Brasil del Partido Social Liberal (2018). Es importante destacar que todos los países mencionados tuvieron dictaduras durante el siglo XX.

Uno de los primeros pasos fue la elección de Mauricio Macri en Argentina el año 2015, Hagman sostiene que “Argentina marcó un punto de inflexión con el triunfo del gobierno de Macri en la llegada de este ciclo de derecha, después le siguió la destitución de Dilma en Brasil y finalmente, el triunfo de Bolsonaro”.

La llegada del ex militar brasileño al poder representa la caída del proyecto del Partido de los Trabajadores (PT), que había liderado Brasil desde 2003. Su ascenso a la presidencia pone en jaque la política en la región, ya que sus propuestas guardan mayor similitud con las del ultraderechista Donald Trump que con las de los presidentes de derecha actuales.

La resonancia de las propuestas de Bolsonaro con las de los dictadores de los años 70-80 aterran el escenario político de los próximos años. El Presidente electo de Brasil, quien comenzará su mandato el 1 de enero de 2019, es reconocido por sus ideas racistas, machistas y homofóbicas.

“Todos tenemos la misma duda, si es que en nuestros países puede haber alguien que capitalice este espíritu, y obviamente hay que estar atentos, porque en general los procesos latinoamericanos están muy conectados y no sería extraño que dentro de nuestros países aparezcan sectores intentando capitalizar esa Bolsonarización de la política y de estos procesos”, añade el político argentino.

Próximos pasos

Hagman opina que “lo que vamos en América Latina es un proceso en donde cada país, seguramente, deje atrás el proceso de integración latinoamericana y empiece a intentar negociar con las grandes potencias y las empresas mundiales de manera bilateral, y eso va a generar una competencia fratricida entre los países, en donde obviamente los más poderosos pueden sacar alguna ventaja y obviamente sería algo muy negativo para la región”.

El aumento de los acuerdos bilaterales sería la tónica del panorama económico en la región. El gobierno mexicano firmará en la siguiente reunión del G20, el 30 de noviembre en Buenos Aires, el Tratado Comercial México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). El nuevo pacto viene a reemplazar el TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), vigente de 1994, cuya renegociación era una de las promesas de campaña de Donald Trump.

En este sentido, la relación México – Estados Unidos será uno de las principales desafíos de AMLO. Uno de los actuales problemas es el aumento de los migrantes que buscan ingresar a Estados Unidos a través de una de las fronteras con México, el que se ha profundizado por el éxodo de centroamericanos que huyen de la pobreza, corrupción y violencia en sus países.

Si bien AMLO se ha pronunciado al respecto a su futura política exterior, su principal enfoque será la “No intervención”, respetando los procesos internos de cada país. Otra de sus tareas será la lucha contra la corrupción y la violencia armada, para restablecer la confianza entre México y Estados Unidos.

AMLO es el primer Presidente de izquierda en México en más de 30 años, por lo que su elección y gobierno serán las bases para todo el espectro político en los próximos años y para el mantenimiento del espíritu de bloque regional que se estaba formando en América Latina.

Hagman concluye que “lo de México es muy importante, es importante que en los países que no fueron parte del ciclo de gobiernos populares latinoamericanos de principios de siglo, como México, Colombia y Perú, están emergiendo fuerzas nuevas y en el caso de México, llegando al gobierno”.

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