Alfredo Lewin, crítico musical, “Me parece una pena el recorte del presupuesto de cultura»

Escrito por el noviembre 20, 2018

El conductor de radio Sonar FM, y ex vj de MTV, se refirió al periodismo musical, sus mayores referentes en el ámbito, su trayectoria, la literatura y de la posibilidad de escribir un libro.

Son las 18:00 en punto y Alfredo Lewin acaba de salir del estudio luego de conducir «El Radiotransmisor» en Sonar FM. Está vestido con unos pantalones negros, los que llevan colgada una cadena, una chaqueta de jeans, polera negra y bototos, un look que lleva de manera habitual. Los años parecen no pasar por este hombre de radio y de las letras, pues no representa su edad real.

Hay dos personas esperándolo. Se trata de un equipo audiovisual, el cual lo va a entrevistar con motivo del aniversario de la banda tributo a Rush, H-Sur. Lo abordan en una especie de terraza muy fría que está al costado de la oficina, un lugar de esparcimiento al parecer. La conversación se desarrolla con ciertos inconvenientes, pues avionetas o helicópteros pasan incesantemente, e intervienen en la escucha.

Lewin es una persona bastante cordial, responde a cada una de las preguntas con una paciencia única. Luego llegaría el turno de su segunda entrevista del día.

Alfredo Lewin comenzó su carrera a finales de los 80,  tanto como músico, fue vocalista del grupo Diva, y como la recordada figura masculina de MTV Latinoamérica, en el programa Headbangers, donde además de presentar videos, se encargaba de entrevistar a una decena de bandas de rock y metal como Pantera, Metallica, Radiohead, Faith No More, e incluso haber sido la última persona en entrevistar al fallecido vocalista de INXS, Michael Hutchence.

Luego de su regreso a Chile, emprendió junto al periodista Cote Hurtado, el proyecto de la revista Rockaxis, la cual se distribuía en formato impreso, pero que ahora sólo está disponible de manera digital en el sitio web del mismo nombre, el cual se dedica a la reseña y crítica de discos, shows, entrevistas y otros contenidos. En 2009, comenzó a formar parte de la radio Sonar FM, la que se caracteriza por programar rock preferentemente de los 90, y donde conduce los programas Radiotransmisor, y Mundo Sonar.

Sus primeros acercamientos al rock los vivió durante su adolescencia, con cassettes de AC/DC, Metallica y otras bandas, lo cual según él lo acercó a “una música que no tenía la menor idea que iba a cambiar mi vida”.

Entre sus planes nunca estuvo la idea de estudiar periodismo para poder cubrir música, sino que más bien, quería dedicar su vida a la literatura. Primero ingresó a la carrera de Bibliotecología, para más tarde cambiarse a Literatura en la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Su llegada a MTV Latinoamérica sería el hito que cambiaría su vida para siempre, “es raro cuando tú logras algo que va a cambiar tu vida y que es tan importante, sin haberte preparado para eso, simplemente pasó”.

—¿Cómo fue que llegó a la cadena televisiva MTV?

—Llegué por una coincidencia. En ese tiempo era parte del grupo musical Diva, yo tenía un trabajo donde comentaba música, en un programa de televisión en 1993, que se llamaba Tritón Music, ocupando el lugar de Rolando Ramos que se había ido. Y yo junto a Paulina Magnere, estaba en ese programa nocturno presentando vídeos, y al mismo tiempo estudiaba en la universidad. Para mí era un hobby, pero mi grupo era algo en serio, y a través de eso se produjo la posibilidad de estar en el momento preciso, en el lugar adecuado, cuando se hace un casting para MTV. El director del sello disquero para el cual nosotros grabábamos (PMG), le dice al ejecutivo de MTV que estaba haciendo el casting en diferentes partes de Latinoamérica, que “el cantante del grupo Diva que graba para nosotros, sería ideal para vj de MTV”. Él se lo comentó al ejecutivo, y cuando se hizo el casting en Chile, yo participé ahí, sin creérmelo mucho, y resulta que mi prueba fue muy buena, él supo ver algo en mí que era como la materia prima de lo que él tenía pensado como un vj. Y así, hice el casting el cual fue muy fácil, no hice nada, para lo que me preparé mucho. Siempre he pensado que mi llegada a MTV fue como sin esfuerzo, y es raro cuando tú logras algo que va a cambiar tu vida y que es tan importante, sin haberte preparado para eso, simplemente pasó. Fundamos de alguna manera, una escuela de vjs junto a Ruth Infarinato y Gonzalo Morales en 1994.

 —¿Cuál es la importancia del periodismo musical en el mundo?

—Tiene la importancia desde que el rock & roll es rock & roll, hace como medio siglo. En el año 1958, había una generación de rock & roll, pero no una prensa especializada en la música. Eso recién surge hacia finales de los 60. Se demoró una década el mundo del periodismo, en darse cuenta que había que dedicarse a ese fenómeno del entretenimiento, que era la música. La música pop tenía que ser abordada con seriedad. Eso se produce por el año 1966-1967. Cuando aparece el Sgt. Pepper’s LonelyHearts Club Band de The Beatles, empezó a generar una idea de que había una prensa especializada en música. Nace la revista Rolling Stone, en donde la prensa musical se convierte en social, y genera en la música la proyección del mundo en el que vivimos, porque a final de cuentas la música es eso. Durante diez años se navegó a ciegas en este mundo, no dándole la suficiente importancia que tenían los músicos, y desde ahí han pasado 50 años en donde ya se puede hablar de una prensa que hasta el día de hoy seguimos teniendo como referente, de la manera en que se escribe, en que uno tiene que asumir con propiedad opiniones, y compartirlas. Uno es una especie de curador musical que genera la idea de ciertas coordenadas, para que la gente tenga su propia opinión. Se ha construido en Chile desde hace un par de décadas la idea de un periodismo musical especializado, al cual yo pertenezco.

 —¿Consideras que en Chile debiera existir en las escuelas de periodismo, una especialización o diplomado de periodismo musical?

 —Sí, considero que debería existir una especialización, como diplomados, o un par de ramos de música. Así como llegan muchos estudiantes a periodismo que tienen interés en la política, yo creo que el entretenimiento musical debe ser también una de las principales razones por las que gente quiere estudiar periodismo, más allá de lo que se supone que tiene que ser el rol más visible del periodista musical, que tiene que ver con la radio y la televisión. Es tanta la atracción del elemento musical, que debería haber un diplomado o especialización para aquello, en diferentes ámbitos de la musical popular, ya sea música folclórica, y en la que me manejo yo, que es la rock-pop. Pero también debería estar en toda la música en general, como la docta. Hay tanta gente que dice que aquí en Chile el mundo de la crítica musical, pasa de la popular a la clásica y al ballet, y no puede ser que las mismas personas sean buenas para todo, yo creo que tiene que haber una especialización para cada uno de ellos para que sean buenos en lo que hacen.

 

Influencias en el periodismo musical

 —¿Quiénes son sus mayores referentes del periodismo musical en la historia?

—¡Uff, qué difícil! Yo siempre he pensado que mi gran referente en tanto a la persona que yo quería emular es Rolando Ramos. El tema es que él, que es el personaje al cual yo reemplacé en el programa Tritón Music en La Red, fue mi referente, yo quería ser como él, lo veía comunicar a través de una pantalla, presentando vídeos de música, y consideraba que era un tipo creativo en tanto a lenguaje audiovisual, pero también al puro audio como personaje de radio en el programa “Melodías subterráneas” de la Radio Universidad de Chile. Él estaba en esos medios cuando yo era un estudiante que veía eso alucinado y decía  “yo quiero ser así”. No vengo de la escuela de la televisión de videos de música como “Sábado taquilla” o Pirincho Cárcamo. Vengo de otra escuela que era como de una transición, y por cierto, de la generación de los periodistas de la revista y radio Rock & Pop, o sea, Iván Valenzuela, Pablo Aranzaes,  Alberto Fuguet, esos son los personajes que a mí me marcaron.

 

 —¿Cree que oficios como el periodismo musical hacen una mayor difusión de la cultura en la sociedad?

 —Creo que efectivamente oficios como el periodismo musical ayudan a entender y descifrar nuestra sociedad con una especialización en lo chileno, porque si no estuvieran ellos no estaríamos revisitando y contando las historias de nuestra sociedad, porque desde que tengo memoria con Los Prisioneros, y desde antes con Los Jaivas y Congreso, la historia viva se ha escrito con los periodistas musicales, que han sabido decodificar el mensaje y generarlos en relatos. En estas últimas décadas se empezaron a escribir biografías, libros, se empezó a generar gran periodismo musical, y que queda en el formato de libros para recordarnos lo importante que fue esa historia, y lo importante que es que no se olvide, y que queden registros grabados y principalmente escritos. Los periodistas se han dedicado a hacer una labor invaluable que tiene que ver con el documentalismo. Y por eso creo que es muy importante.

—¿Qué opina del reciente recorte al presupuesto de cultura en nuestro país?

 —Me parece mal, y que tiene que ver con que en general los gobiernos de derecha le quitan un poco la inversión a este tipo de ítem. Este tipo de gobiernos van a considerar que es más importante las matemáticas que la filosofía, y así también van a cuestionar las expresiones artísticas, eventualmente la musical, siendo probablemente una de las más populares expresiones artísticas junto a la literatura, o por lo menos las que se me hacen más familiares. Pero aquí hay un montón de gente sufriendo que tienen que ver con expresiones muchos más elitistas, como la escultura y la pintura. Me parece una pena, pero sé que en mi experiencia de los últimos 15 años en Chile, esto ha ido y vuelto, y creo que hoy estamos viendo una sociedad chilena que tiene una parada frente la cultura, mucho más potente que hace 20 años. De hecho, hay una serie de organismos de la cultura y las artes, que no existían hace 5 años y también un ministerio de la Cultura. Antes todo estaba en el ítem de la educación. Hoy día se incluye también el patrimonio. Entonces justo ahora hay un recorte en la cultura. Yo lo siento más que nada por la gente que tiene fundaciones y museos, que ellos en general ya trabajan con pocas lucas, entonces que les digan que van a trabajar con menos, es algo bien complejo.

 —¿Cuál cree que es el futuro del periodismo tanto cultural como musical en Chile?

 —Yo creo el que tiene hoy día, no debería ni decaer ni tampoco tener un auge, porque es una cuestión de estabilidad, eso va a seguir existiendo tal cual como existe el periodismo especializado en la política y en los deportes. El único cambio verdaderamente palpable, tangible son las plataformas en las cuales se comunica. Pero el acto de la comunicación va a seguir existiendo, alguien tiene que relatar una historia, y en este caso, mientras haya una escena que en Chile sea bullente, vamos a tener un tema del cual relatar. Si tenemos una escena musical decaída, por cierto que vamos a tener un periodismo mucho menos atractivo, nosotros necesitamos historias notables que contar. Y en ese sentido, creo que estos últimos diez años han sido buenísimos para las plataformas comunicacionales de cultura y entretenimiento musical, Rockaxis es un muy buen ejemplo de eso. Han sido más de 15 años generando la idea de la comunicación de texto y audiovisual de cultura musical. Entonces, solamente están cambiando los formatos. A veces yo resiento que los formatos se estén tornando en algo tan comprimido, porque la naturaleza de la comunicación ahora es diferente, antes había grandes sábanas de textos, en el tiempo mío que es el de los blogspot, donde se escribía mucho. Lamentablemente eso está absolutamente out, y hoy día hay otras maneras pero, la mecánica del proceso del generar el contenido, y apreciarlo sigue siendo la misma. El acto comunicacional se da, y me parece que en Chile como ha crecido el pelo de la escena musical, también el periodismo tiene que estar a la altura de eso.

 

Alfredo Lewin y la literatura

 —Hay una conexión entre el periodismo musical y la literatura, ya que de ellos se originan las biografías de bandas, ¿cuál es la mejor biografía musical que ha leído?

 —Por cierto que existe esa relación, y no solo porque los periodistas o no periodistas, se hayan dedicado a escribir libros. En entrevistas, reseñas, críticas de álbumes y de shows, cuando hay una voz en ese texto, por cierto que estamos frente a literatura. Hay una biografía musical que me gusta mucho, que es “Los caminos que se abren” de Freddy Stock, más que nada porque además tiene un diseño visual de lujo, son de esos libros como para atesorar, más allá de la información que contienen. Me han gustado más las que me han mostrado un mundo que yo desconocía completamente, por ejemplo, la emotividad con que los tipos que escribieron “Conce en off”, quisieron contar a Concepción más allá de Los Tres. Y de Los Prisioneros no podría destacar ninguna, independiente que yo formé parte de la difusión del libro de Osses, pero me gusta más lo que ha hecho Maira de publicar libros de investigación periodística, que tiene mucho que ver con el recambio de la generación, o como vemos la historia de Jorge González hoy, que es un tipo que muy a menudo se vuelve a caer en él en tanto a un sujeto de estudio. Pero creo que todavía nos debemos la historia definitiva de Los Tres, que me gustaría que se escribiera, independiente que ya hay un libro editado, pero fue escrito por argentinos.

—A partir del rock, también se ha ficcionado en literatura, ¿está entre sus planes escribir un libro de ficción basado en sus experiencias como periodista de rock a lo largo de toda su trayectoria?

 —A mí me gustaría, pero sería de no ficción, una especie de memorias, pero simplemente no ha funcionado. He tratado de hacerlo en varios ocasiones y no he podido, porque ya me convencí que no quiero que sea un recuento de eventos y de hechos en donde haga alarde (en el buen sentido de la palabra) del contacto en primera persona y del privilegio que he tenido de entrevistar a muchos, porque cada una de las anécdotas de la trastienda de entrevistar a U2, a Madonna, a Rolling Stones o al que sea, ya hace que eso sea interesante de por sí. Pero no, estoy tratando de dar con una tecla que no he podido en donde el mundo de la ficción se junte con el de la no ficción, donde yo tengo recuerdos musicales y de recuerdos de aproximaciones hacia ciertos artistas como lo podría tener cualquier persona. No yo porque conocí a Metallica y a AC/DC, sino que yo como una persona que los siente profundamente como lo hace cualquiera. Que alguien pudiera dar con esa tecla, es como la profundidad del conocimiento cinematográfico o de sensibilidad frente a los films que tiene Gonzalo Frías, pero que él la lleva a su humanidad como una persona que se alucina frente a una película. Así me gustaría poder escribir algo en tanto a la relación con la música, y así es como no he podido dar con aquello, entonces no he podido escribir el libro, pero lo tengo pendiente. Lo que me han ofrecido, es generar una serie de entrevistas para poder escribir un libro, así como hizo Carlos Costas con Pirincho. Pero no, no quiero eso todavía, porque cuando sea más viejo, quizá ahí lo permitiría, y que lo haga otra persona. Como una especie de recuento mío, escrito por un periodista seco, pero para eso yo tengo que estar en el cierre de mi carrera, para que tenga un sentido, que sea el libro de “Alfredo recuerda”. Hay un tiempo que aún tiene que pasar.

—¿Y algo de ficción?

 —No, definitivamente no, pero es el campo que más me atrae. El poder escribir desde la ficción, relacionándolo con el elemento musical, en tanto a las letras de canciones. No tanto desde el ensayismo. A mí me encanta el ensayismo porque, da la posibilidad a ciertas personas que saben mucho de música, de generar teorías y tesis completamente delirantes, y está bien, si a ti se te ocurre, y el papel resiste y te lo publican, bien. Pero no, a mí la ficción sería como el sumo de lo que me gustaría escribir, una cuestión que fuera pura ficción, en el formato probablemente más de cuento que de novela. Pero no he podido dar el ancho, todavía no me siento capaz de hacerlo.

—¿Escribiría alguna biografía de una banda de rock? ¿Qué banda elegiría?

 —Si escribiera una, probablemente sería de Los Tres, porque es la primera banda chilena, a la cual genuinamente me hice muy fanático y que cambió mi vida. Cambió mi percepción musical para siempre. En tanto a las personalidades de estos cuatro, siento que tengo todas las herramientas para poder hacerlo, incluyendo algo que muy poca gente tiene, que es el acceso cercano y sincero a los integrantes, y que estarían de acuerdo, o quizá no, quién sabe. Pero yo le he mencionado a Álvaro Henríquez que es hora que él lo haga, pero cree que todavía no es el tiempo. Y obviamente me gustaría hacerlo, pero también tengo una historia que no sabría cómo generarla, porque la gran literatura de biografía, tiene una recreación que es muy literaria. Es como cuando uno lee, uno quiere ver el relato y la descripción de aquellas anécdotas y de la historia. Eso requiere todo un entrenamiento que yo no tengo. Entonces yo tendría que hacer una serie de especializaciones para plantearme el poder generar una obra como esa.

 —¿Cuál de los escritores de la literatura universal tiene más rock en su obra?

 —Es difícil, hay muchos escritores que tienen mucho rock, pero yo destacaría a uno en particular, que se suicidó hace mucho tiempo, es David Foster Wallace. Encuentro que era un tipo que tenía un adn muy rockero, y no fue nada de raro que yo lo haya conocido por Alberto Fuguet, y por toda esa generación de la Zona de Contacto. Y los referentes musicales que ellos nos mostraron fueron súper potentes. A mí en particular, en Latinoamérica, pero viniendo de Estados Unidos, Junot Díaz y Julian Herbert. Hay varios escritores, pero de los anglo me quedo con David Foster Wallace, que es una especie de Jeff Buckley o Kurt Cobain de la literatura, y por cierto me dio mucho gusto verlo destacado en Culto de La Tercera, donde había un apartado de David Foster Wallace, haciendo alusión a la obra “La broma infinita”, que yo encuentro que es como “Ulises” de James Joyce de la generación X, así le gustaría decirlo a Alberto Fuguet. Pero creo que Alberto Fuguet por cierto que tiene mucha música que corre en su prosa.

 —¿Qué consejo le daría a las futuras generaciones que quieran seguir su camino en  el periodismo musical?

 —Yo creo que leer harto. Leer poesía es un ejercicio que empieza a calar profundamente en la manera en que se escribe, porque da ciertas licencias. Al punto que yo pudiera identificar a un prosista o a un periodista, que escribiera ficción o no ficción, y que yo diga “se nota que lee poesía”. Pero a mí me ha pasado con ciertos escritores que leo, y digo que claramente estos tipos son poetas, pero no escriben poesía. Se me viene a la cabeza Alejandro Zambra, por ejemplo. Entonces el tema es leer, si no lees, encuentro que es casi una causa perdida, a menos que seas un genio absoluto, que tengas una intuición natural. Y en el caso del periodismo musical más especializado, leer entrevistas. Los libros que son un lujo, son aquellos de entrevista pregunta y respuesta, donde quede claramente  consignada la pregunta, y ésta es la que genera la idea de fluidez de una conversación. Y a mí me gusta pensar que fueron transcritas tal cual. Para eso hay que tener un talento, hay que tener también un buen gusto de cómo llevar una conversación. Así que por ahí va el mensaje, y leer en español e inglés, y familiarizarse en el ejercicio de la pregunta y respuesta. Las preguntas que necesitamos, son un poco a medio camino, como la pregunta de fan. El fan dedicado, en la mitad de los casos hace grandes preguntas que deberían asumirlas los periodistas cuando tienen la oportunidad de entrevistar al músico. Pero creo que la conexión definitiva, es cuando tú sacas del músico aquello que el fan no sabe.

 

 

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