Aguas servidas en Puerto Guadal: Los episodios de malos olores y contaminación que ensucian la Perla del Lago

Escrito por el junio 3, 2024

A pesar de diversas medidas de emergencia implementadas por el Municipio de Chile Chico y el Gobierno Regional de Aysén, además de fiscalizaciones del Ministerio de Salud, no se ha dado solución definitiva al problema. Desde 2020 un proyecto de mejoramiento y ampliación de la infraestructura duerme en el Sistema Nacional de Inversiones, sin que se vea a la fecha una alternativa viable de remediación para les habitantes de Puerto Guadal.

Por Patricio Segura

“Con recursos de Emergencia se solucionará problema de alcantarillado”, julio de 2015

Puerto Guadal

“Salud inicia sumario sanitario a planta de tratamiento de aguas servidas”, diciembre 2015; “Tenso debate de autoridades por estado de planta de tratamiento de Puerto Guadal”, diciembre de 2015; “Confirman presencia de coliformes fecales en aguas colindantes a planta de tratamiento en Puerto Guadal”, febrero de 2016; “Municipio de Chile Chico acusa de maniobra política a seremi de Salud por informe de agua”, febrero de 2016.

Como en la cinta “El día de la marmota”, en que el protagonista está condenado a repetir el mismo día (2 de febrero) una y otra vez, los habitantes de Puerto Guadal han debido lidiar con los constantes problemas de operación del alcantarillado y la planta de tratamiento, construida a principios de la década del 2000. En su oportunidad, mediante Declaración de Impacto Ambiental (DIA) aprobada por Resolución de Calificación Ambiental (RCA) favorable de 1999, éste significó una solución para la población local, contemplando una planta de tratamiento de aguas servidas, algo que hace 20 años era todo un hito para la región.

Fue hace casi una década que los problemas de construcción y deficiente operación, con la consiguiente contaminación y malos olores, originó titulares y controversias entre autoridades locales y regionales, con una comunidad expectante de contar con soluciones. Aunque en este tiempo se han realizado algunas acciones, como la aprobación del Consejo Regional en 2018 de un proyecto para mejorar la planta de tratamiento, que se materializó en 2019 por Aguas Patagonia, lo cierto es que los problemas no han terminado. Más aún, la presión sobre el alcantarillado no ha terminado de crecer, como cuando en 2021 se entregaron terrenos para conectar dos nuevas calles de la localidad al alcantarillado.

Durante los últimos años, la situación se ha hecho insostenible. En los grupos de whatsapp de Puerto Guadal los reclamos se acumulan: “Mucho olor a caca por la salida de Chile Chico, pasado a cloaca en la costa”

“Llevamos años con una planta de tratamiento que no funciona al 100 %”

“Ese olor insoportable de la playa en la entrada del pueblo, parece que la planta de tratamiento no funciona para nada”

“La escuelita huele a caca cuando la planta está colapsada”

Algo no muy distinto de lo que hace diez años expresaran algunas pobladoras: “Nosotros somos vecinas al frente de la planta, el olor no se aguanta, hay peces muertos en el arroyo, el desagüe va directo al arroyo que va directo al lago”. Algo que, pasado el tiempo, en opinión de parte de la comunidad no ha variado mucho.

La historia

En 1998, durante la gestión el alcalde (DC) Miguel Gatica Saigg, se presentó la DIA «Instalación Sistema de Alcantarillado de Puerto Guadal Comuna de Chile Chico”, que contrató la Empresa de Servicios Sanitarios de Aysén EMSSA S.A. a la consultora Figueiredo Ferraz Ltda. La declaración fue aprobada en 1999, contemplando 213 uniones domiciliarias, ampliable a 363 en 2027. Además de los colectores, contemplaba la “construcción de dos plantas elevadoras de aguas servidas, que permitirían conducir las aguas hasta la planta de tratamiento. Se emplazará un pozo de aspiración de cada planta elevadora en una cámara de hormigón armado enterrada, de 2 x 2,56 x 5,71 m3 aproximadamente”. Y la planta de tratamiento involucraría “proceso de lodos activados con aireación extendida en modalidad de zanja de oxidación, y desinfección mediante cloración con hipoclorito de calcio”.

Para el año 2000 se calculaba un caudal medio anual de aguas servidas de 0,67 l/s, mientras que al 2028 se contemplaban 1,36 l/s. Y los lodos generados serían, luego del proceso de deshidratación, de 21 m3 en el año 2000 y 36 m3 en el 2027.

En el papel, era un buen proyecto. Sin embargo, diversas decisiones en el camino fueron materializando una obra que hasta hoy genera graves problemas. Como recuerda el ex consejero regional y ex presidente de la Junta de Vecinos N8, Fernando Solar Mardónez, desde un principio no se avanzó correctamente.

Desde que se obtuvo la RCA en 1999 “empieza un largo peregrinar, con reuniones, selección de las familias beneficiarias y todo lo relacionado con la parte técnica del proyecto. Ese es un periodo largo, después empiezan a generar las postulaciones de los beneficiarios y la participación ciudadana” rememora Solar. Una vez concluido, se inicia el proceso de adecuación técnica y la asignación de recursos por parte del Programa de Mejoramiento de Barrios. La unidad técnica sería la Municipalidad de Chile Chico.

Puerto Guadal

El proyecto comenzó su ejecución a mediados de la década del 2000, pasados más de cinco años desde que se aprobara la RCA. Un documento de 2006 del Gobierno Regional de Aysén (PROPIR 2007) señalaba que “los proyectos del Programa Mejoramiento de Barrios, esto es, la ‘Construcción de alcantarillado y casetas en Puerto Guadal y Puerto Ibáñez’, son las únicas iniciativas comunales desarrolladas en el ámbito del programa, y han respondido a la necesidad inmediata en las localidades. Se encuentra, particularmente el primero de ellos, en su etapa de prueba mientras que el segundo, a las puertas de su finalización. No obstante, muestran ambos un atraso importante en la fecha de finalización estimada”. Había poco menos de una década desde que la DIA fuera aprobada y la construcción del proyecto aún no concluía completamente. En diciembre de 2004 dejó sus funciones Gatica, asumiendo Luperciano Muñoz González (PPD).

Durante su ejecución las obras tuvieron varias modificaciones que cambiaron la iniciativa original.

“El proyecto original consideraba tener un equipo energético de soporte, una automatización en el tema de las plantas elevadoras con control desde la planta, tenía cancha de secado y un sinnúmero de cosas que fueron observadas como un ajuste económico. Porque siempre en la obra algo sobrepasa el monto original, lo que tenía presupuestado. Y empiezan a recortar partidas”, explica el ex dirigente vecinal.

“No se preocuparon si éstas iban a entorpecer, o no facilitar, el funcionamiento de la planta. Y así se ejecutó. Las plantas no quedaron conectadas en esta automatización, así es que cuando éstas se colmataban las alarmas sonaban. Y como no había una operación automática, había que echarlas a andar en forma manual” acota.

“Hubo varios cambios en la cuota de los presupuestos, sobre la cantidad de baños que se iban a instalar en las casas. Se aumentaban para alcanzar la cuota que se pedía. Y por otro lado, había rebajas en otros ítem” recuerda la ex vicepresidenta de la Junta de Vecinos N8, Alicia Vera Gatica.

La administración de la planta de tratamiento corresponde a la Municipalidad de Chile Chico, pero en sus inicios no tenía un encargado en la planta. Por ello, las bombas elevadoras se quemaron en múltiples ocasiones, generando diversos inconvenientes, como por ejemplo el colapso del alcantarillado. Los dirigentes explican que luego se contrató a un encargado, un vecino de la localidad, quien aunque cuenta con bastante voluntad no necesariamente posee los conocimientos técnicos requeridos para una labor crítica de este tipo. Por lo demás, el problema sería estructural más que de sólo operación.

Alicia Vera recuerda que los problemas se comenzaron a notar durante la primera gestión de Luperciano Muñoz, que fue a quien correspondió echar a andar el proyecto. “Al principio había una chicharrita que indicaba el funcionamiento de la bomba: avisaba cuándo necesitaba mantención y cuándo no. Pero esa chicharrita se eliminó de la planta, y de ahí hacia adelante empezaron los problemas de la contaminación, del descontrol de los desechos, las aguas salían muy negras” rememora.

En ese momento, en 2015, se comenzó a requerir una solución “porque se estaba contaminando la playa, se estaba llenando de algas, de musgo, el arroyo estaba irrespirable y había vecinos que estaban reclamando mucho en esa época”.

Por aquel período se amplió el sistema de piletas de secado, ya que las que había no eran suficientes. Y, a pesar de ello, siguen sin serlo. La playa que recibe las aguas tratadas y que antes era concurrida por la comunidad se ha transformado, producto de la eutrofización (exceso de nutrientes en aguas sin escorrentía suficiente), en un área pantanosa. Una mini zona de sacrificio.

Sin embargo, Alicia Vera no sólo responsabiliza al aparato público. “Hay también muchas consecuencias por lo que la gente bota. No sé por qué razón ni cómo lo hacen, pero botan cosas a la red de alcantarillado, cosas que no deberían ser. Todo eso aporta a que las bombas finalmente colapsen. Ya hace pocos días atrás nuevamente colapsaron las bombas, lo cual hace también que se quemen”.

La solución definitiva

Fue en diciembre de 2020 que el municipio, bajo la conducción de Ricardo Ibarra Valdebenito (DC), presentó al Servicio de Evaluación Ambiental una consulta de pertinencia para resolver si el proyecto de mejoramiento de alcantarillado y ampliación del sistema de tratamiento de aguas servidas requería ingresar al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA). En febrero de 2021 el director Claudio Aguirre Ramírez resuelve que el proyecto de ampliación no requería ser evaluado ambientalmente.

Desde ese mismo año el proyecto se encuentra en el Sistema Nacional de Inversiones (SNI), por un monto de poco más de $ 2.000 millones. Hasta ahora, se mantiene sólo en etapa de perfil con un RATE (Resultado de Análisis Técnico Económico) del tipo FI (falto de información).

“La Municipalidad de Chile Chico se encuentra desarrollando una solución integral para el saneamiento sanitario de Puerto Guadal, de modo de cumplir las normativas sectoriales vigentes y permitir un uso del sistema de alcantarillado que no genere inconvenientes para los residentes y visitantes del sector” se explica en la ficha respectiva.

Entre las medidas se señala que “se ampliará la capacidad de tratamiento de aguas servidas con una nueva planta… con sus correspondientes cámaras de elevación, de válvulas de desbaste de sólidos y de acumulación, con una nueva cancha de secado y su respectiva descarga al estero El Sauce”. Esto, entre otras acciones como ampliarla hacia sectores aún no cubiertos.

Desde el Ministerio de Desarrollo Social, el análisis técnico determinó que era necesario “mejorar la redacción en la definición del problema en base a la necesidad de las personas y el servicio que se pretende resolver”, además de “detallar equipamientos o equipos que se instalarán por partida” entre otros alcances.

Hasta hoy y luego de tres años, en el SIN no se consigna mayor movimiento del proyecto.

En este tiempo han sido múltiples las fiscalizaciones que la seremi de Salud ha realizado, iniciando los sumarios correspondientes. Tal fue el origen de la disputa en 2015. Lo paradójico es que al contar el sistema de alcantarillado con una RCA aprobatoria (mediante Resolución Exenta 039 del 21 de septiembre de 1999), es sujeto de supervigilancia de la Superintendencia del Medio Ambiente.

Sin embargo, en todos estos años -y a pesar de la notoriedad de la discusión y las diversas cartas enviadas por los vecinos- en el Catastro de Unidades Fiscalizables del organismo no existe ninguna fiscalización, medidas provisionales ni procedimientos sancionatorios instruidos.

La visión actual de los vecinos

Para el presidente actual de la Junta de Vecinos N8 de Puerto Guadal, Felipe Christensen Arteaga, la situación es crítica y emerge constantemente en las reuniones y asambleas de la organización. “Este tema es crítico, al igual que el del basural que está cerrado y colapsado. El pueblo ha ido creciendo, llega mucha gente en verano y, como se aprecia, hubo una incorrecta implementación con recursos públicos, y los que viven las consecuencias son los vecinos” señala.

Esto queda refrendado en que, según la consulta de pertinencia de 2020, en 2017 se alcanzó ya el volumen de descarga proyectado originalmente para 2028.

“Estamos en proceso pre eleccionario y sabemos que llegarán propuestas de todo tipo. Esperamos, en eso, que éstas se dirijan a los problemas y necesidades estructurales de la población, relacionada con la calidad de vida y, en especial, la calidad de las aguas, ya que los esteros donde se evacúan las aguas servidas supuestamente tratadas terminan en el lago General Carrera, que es el agua que acá todos bebemos” explica. Incluso, el humedal que conecta ese curso fluvial con el lago está completamente contaminado y ha afectado no sólo el paisaje sino que la vegetación y biodiversidad local. Y pareciera ser que ninguna autoridad toma cartas en el asunto.

Es uno de los dilemas que hoy vive la localidad. Un problema que se arrastra desde hace décadas y que ha cruzado diversas administraciones locales y regionales. Muchas de las cuales, en modo electoral, entre 2024 y 2025 se acercarán al poblado por una nueva oportunidad. En el pueblo muchos esperan que en esta ocasión tengan claro cuál es uno de los desafíos que debe ser prioridad.

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