A cinco años del 18-O: solo 58% de las víctimas están adscritas a PACTO, programa estatal de reparación y más de 80 mantienen perdigones en el cuerpo

Escrito por el octubre 18, 2024

Creado para víctimas de trauma ocular y luego para las de perdigones, el PACTO es la entidad estatal de reparación de las violaciones a los derechos humanos del estallido social, que conmemora su quinto año. Actualmente cuenta con 298 pacientes activos, solo un 58% del total. Entre ellos, al menos 82 personas aún mantienen perdigones alojados en su cuerpo -incluyendo menores de edad y adultos mayores- y solo a tres se los han extraído. Doble Espacio conversó con Luis Jiménez, víctima de mutilación ocular, quien abandonó PACTO en noviembre de 2023 acusando sentirse “abandonado” por el Estado. Entre los desertores del programa hay 95 personas inubicables y ocho fallecidas, de las cuales al menos cuatro se quitaron la vida. 

Por Benjamín Bravo Yusta y Francisco Lucero Robles de Doble Espacio 

En septiembre pasado, Luis Jiménez Caamaño (31), víctima de trauma ocular, habitante de Temuco, tuvo que viajar de emergencia a Santiago: se le descosió la prótesis ocular que el Plan de Acompañamiento y Cuidado a Personas Víctimas de Trauma Ocular (PACTO) le había puesto en su ojo derecho, mutilado el 19 de octubre de 2019 tras un disparo del entonces teniente coronel de Carabineros, Manuel Martínez, condenado a cinco años de libertad vigilada por el Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Temuco.

—Imagínate cómo se siente uno, que se le salió todo. Mi desesperación era mucha. Fui al hospital de Temuco, me hospitalizaron y después me mandaron al hospital de Padre Las Casas, para esperar dos días a que me atendiera un oftalmólogo —afirma Jiménez.

La última opción fue viajar por el día, y con sus propios medios, a Santiago e ir de urgencia al Hospital del Salvador, donde está ubicado el PACTO (ex PIRO), programa estatal que había abandonado casi un año atrás, el 11 de noviembre de 2023.

En el correo donde anunció su salida a la institución, de la que era paciente desde 2020, Jiménez enumeró solo un par de los muchos hechos que lo llevaron a desertar: tuvo seis terapeutas ocupacionales en menos de dos años, tenía controles cada seis meses, el programa tardó cerca de un año en llegar a su región y cuando lo hizo fue solo con terapia psicológica. El correo nunca fue respondido.

—Yo dije “¿sabés qué? me están agarrando para el webeo, esta cuestión no es justa”.

Desde entonces, Luis Jiménez es parte de las 213 víctimas de violencia de Estado -desde agosto de 2023, según las orientaciones técnicas de la entidad, el PACTO también atiende víctimas de perdigones- que dejaron de asistir al programa de reparación.

A cinco años del estallido social, a través de solicitudes de transparencia, Doble Espacio accedió en exclusiva a cifras que dan cuenta de la cantidad de usuarios activos del PACTO: sólo un 58% de los pacientes —298 personas de un total de 511— asiste al programa. Según la información del Hospital del Salvador, 95 víctimas de violencia estatal están inubicables y otras 33 han rechazado la atención.

Además, según datos del Hospital del Salvador, este medio constató que, de las 298 personas que asisten activamente al PACTO, 82 de ellas aún tienen una cantidad indeterminada de perdigones al interior del cuerpo: a solo 3 les han extraído los proyectiles. Otras 19 son candidatas a cirugía de extracción y 37 se encuentran “sin indicación” de operación.

Doble Espacio se contactó con el PACTO. Al cierre de esta edición, no hubo respuesta.

Las deserciones

Luis Jiménez dice que las secuelas de su trauma ocular se muestran hasta en los detalles más ínfimos: le está saliendo joroba y la suela de su zapatilla derecha se gasta donde hasta antes del disparo no lo hacía. Camina distinto y su columna, cuenta, se ha erguido desde que recibió el perdigón que, según la sentencia en contra de su agresor, el ahora ex teniente coronel Manuel Martínez, le causó un “traumatismo ocular grave en el ojo derecho” y la pérdida total de la visión en ese ojo.

Tras la agresión, el también trabajador social estuvo hospitalizado 15 días y fue sometido a dos cirugías para extraer el proyectil que lo cegó. A mediados de 2020, ingresó al entonces Programa Integral de Reparación Ocular (PIRO), cuando la institución aún no llegaba a regiones. Tenía que viajar de Temuco a Santiago cada seis meses para asistir a terapia ocupacional, psicóloga, protesista y oftalmólogo.

En agosto de 2022, el presidente de la República, Gabriel Boric, anunció que el PIRO pasaría a ser el actual PACTO. Además del cambio de nombre, el programa se extendería a regiones. En el caso de Luis Jiménez, solo pudo acceder a terapia psicológica en Temuco.

Por eso, entre otras cosas, dejó el PACTO en noviembre de 2023. No es el único que desertó.

Según información del Hospital del Salvador, Luis Jiménez pertenece al 42% de los pacientes del PACTO -213 personas- que ya no asiste al programa. De un total de 511 personas, solo 298 se encuentran activas. 52 se encuentran inactivas -han faltado al menos a tres consultas consecutivas-, dos se encuentran privadas de libertad, 33 rechazaron los servicios y a 95 víctimas el Estado no sabe dónde ubicarlas.

Además, otros ocho pacientes del PACTO han fallecido, según informó el hospital. El documento no especifica las causas de muerte, pero, a la fecha, son cuatro las víctimas de trauma ocular que se han quitado la vida. La última en hacerlo fue Jorge Salvo, paciente del PACTO cuyos cercanos, según consignó Doble Espacio, denunciaron las condiciones de abandono institucional que llevaron a Salvo a quitarse la vida.

Tras una serie de viajes para tratarse en Concepción y Santiago -en varias ocasiones, denuncia, lo dejaron esperando-, Luis Jiménez se percató que por la ceguera de su ojo derecho su columna se erguía cada vez más. Sin kinesiólogo, El PACTO de Temuco no podía ayudarlo. En eso, constató la realidad que hoy denuncia: el programa es insuficiente.

—A la coordinadora del PACTO de Temuco yo no la conozco. He enviado correos y he ido a su oficina. Nada de nada. No aparece, no está. Y después de que pasaron todas estas situaciones, yo dije “ya basta” —comenta Jiménez.

Plomo en el cuerpo

—Perdigones: tenía la cabeza llena de perdigones.

Luis Jiménez se refiere a otra de las víctimas de ataques con perdigones por parte de Carabineros en La Araucanía. Si bien prefiere no revelar sus nombres, asegura que conoce al menos dos personas de la región que tienen estas secuelas: una con 15 perdigones en el cuerpo, la otra con 34 proyectiles. A nivel nacional, la cifra se multiplica.

Doble Espacio solicitó a través de Ley de Transparencia la cifra nacional de personas que, a cinco años del estallido social, aún mantienen perdigones en el cuerpo. De acuerdo con la información entregada por la Subsecretaría de Redes Asistenciales, actualizada el 8 de octubre de este año, aún existen 82 personas que tienen alojados una cantidad indeterminada de proyectiles con plomo en el cuerpo.

Las edades de estos pacientes van desde los 22 a 69 años. Así, según la información entregada por la subsecretaría, hay por lo menos dos pacientes que actualmente tienen perdigones en su cuerpo que fueron agredidas mientras eran menores de edad y otras dos que sufrieron disparos siendo adultos mayores.

En cuanto a la atención clínica, según información del Hospital del Salvador, hasta el 13 de septiembre pasado son 75 los pacientes con perdigones en el cuerpo -de un total de 82- que han tenido la posibilidad de atenderse con un cirujano para evaluar su situación.

Del total de 75 personas, a la fecha solo 3 personas han sido intervenidas quirúrgicamente para el retiro de proyectiles de su cuerpo. Además, a la fecha son 37 los pacientes sin indicación de cirugía, ya sea porque el perdigón fue expulsado naturalmente por el cuerpo o porque, debido a la ubicación de los perdigones, resulta imposible realizar una operación.

En tanto, 19 pacientes son candidatos a cirugía, es decir, su cirugía de extracción de perdigones ya fue aprobada por un cirujano, pero se encuentran a la espera de la operación. Por otro lado, 16 víctimas se encuentran en el periodo de toma de imágenes y estudios previos para que el profesional correspondiente decida si es posible intervenir.

El plomo no es inocuo en el cuerpo humano. Según el estudio “Perdigones y fragmentos balísticos: una fuente endógena de plomo en el cuerpo humano”, realizado por la bioquímica de la Universidad de Concepción, Alethia Quirgas “la exposición prolongada a bajos niveles de plomo -incluso en adultos asintomáticos- puede provocar daños a largo plazo a nivel neurológico, renal, cardiovascular, hematológico, inmunológico y reproductivo, entre muchos otros, lo que se debe principalmente a que los mecanismos de acción asociados a la toxicidad del plomo son comunes a todas las células.

Las insuficiencias del programa

El 3 de agosto de 2022, el presidente Gabriel Boric anunció la implementación del Programa de Acompañamiento y Cuidado a Personas Víctimas de Trauma Ocular (PACTO), institucionalidad que se propuso mejorar la atención que estaba realizando el Programa Integral de Reparación Ocular (PIRO). Este último, fue creado por el expresidente Piñera en medio de la crisis social de 2019 para atender a las víctimas de trauma ocular por actuar de agentes del Estado en el contexto del estallido social.

—El programa lo crea Piñera, obligadamente, pero lo crea. Y si tú me preguntas qué es lo que ha hecho Boric, la verdad es que nada —reflexiona Luis Jiménez sobre la transformación del PIRO en PACTO.

De acuerdo con información técnica del mismo programa, este “busca otorgar reparación integral con trauma ocular, lesionados graves y heridos por perdigones (…) promoviendo la continuidad de los cuidados”.

Sin embargo, al menos para Jiménez, esta propuesta ha estado muy alejada de la realidad. En su caso, cuenta que en los últimos dos años ha tenido seis terapeutas ocupacionales distintos, que los kinesiólogos no entendían el daño que se estaba produciendo en su columna y pies por la afectación en su vista y que han existido malos tratos e incumplimientos por parte de médicos asociados.

—A mí me tenían que sacar la prótesis, limpiarla y volver a colocarla. Pero no lo hicieron, porque dijeron que no era necesario —cuenta Jiménez sobre su atención en el PACTO—. La continuidad de la rehabilitación que propone el programa no existe —sentencia.

En su demanda de cinco años por el cumplimiento de los compromisos del Estado con las víctimas, Luis relata que por años él intentó organizarse con otras personas que compartían su situación: mandó correos a las instituciones, llamó a los centros de salud, gestionó reuniones con las autoridades del PACTO. Pero la respuesta fue siempre la misma: ninguna.

—Uno tiene energía mucho tiempo, pero también uno se cansa. Porque al final no estamos logrando nada y si no presionamos todos no se va a lograr nada —afirma.

A partir de la implementación del PACTO, se habilitó el Hospital Guillermo Grant de Concepción, para atender a las víctimas ubicadas en el sur de Chile. Así, Luis Jiménez acudió al recinto para un control médico el 9 de octubre de 2023. Al día siguiente, coordinó un traslado que el PACTO le había ofrecido para llevarlo al terminal y emprender viaje a su hogar, en Temuco.

A las 17:30, estaba listo para retornar a La Araucanía. El auto del PACTO, sin embargo, no aparecía. Dieron las 17:45 y aún nada. A las 18:00 comenzó a pensar que no llegarían. Al final, tuvo que improvisar un viaje autogestionado. La promesa de la institución, una vez más, no llegó.

Créditos al medio Doble  Espacio por la investigación.

Tal vez te pueda interesar: Damary: primera menor de edad víctima de trauma ocular se reúne con la Fiscalía Regional Sur

Sigue leyendo en Radio JGM

Prescripción de casos del estallido: Entrevista a Rodrigo Bustos de Amnistía Internacional

 

Comentarios

Opiniones

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.Los campos obligatorios están marcados con *



[No hay estaciones de radio en la base de datos]